La salud mental, prioridad del Estado: Francia va a ofrecer sesiones de terapia gratuitas

La salud mental se ha colocado durante los últimos años en el centro del debate social y político. La pandemia no ha hecho sino acrecentar su importancia. Pérdida de familiares, confinamientos, restricciones, polarización, procesos de despido, recesión económica. Son muchos los elementos que han planteado un reto sin precedentes para nuestra salud. Y algunos países parecen haberse dado cuenta de ello. El que hoy nos ocupa, Francia, ha decidido tomar cartas en el asunto.

Gratis. Lo anunció ayer su presidente, Emmanuel Macron: el gobierno francés subvencionará las sesiones de terapia de millones de ciudadanos que no puedan permitírselas. El programa cubrirá los 40€ iniciales de la primera consulta y los 30€ restantes de cada una de las siete sesiones posteriores. La idea, según Macron, es ayudar a las familias más vulnerables... Pero también a los psiquiatras y psicólogos que tienen problemas para llegar a fin de mes.

Fuera del programa quedan las consultas privadas por encima de esos precios (la mayoría). En esencia, se trata de democratizar el acceso a la terapia para aquellos ciudadanos que hasta hoy no podían pagarla.

Las cifras. Bastante elocuentes a tenor de una encuesta publicada por el ejecutivo la semana pasada: el 10% de los encuestados había desarrollado pensamientos suicidas durante el último año, el doble que en circunstancias normales; y las tasas de ansiedad y depresión se habían disparado. Nada que pueda sorprendernos en un país que, como tantos otros en Europa, ha atravesado varios confinamientos (de distinto grado) y una catarata de restricciones, limitaciones y reveses financieros.

¿Y aquí? El paso de Francia es importante porque coloca a la salud mental en la primera línea de preocupaciones del país. Esto no es habitual. Algunos países, como Alemania, llevan años facilitando el acceso al psiquiatra o al psicólogo. Otros, como España, no. El precio medio de la consulta privada ronda los 75€, entre grandes disparidades regionales. En Asturias, por ejemplo, se pueden encontrar tarifas a 45€/hora mientras que en Baleares rondan los 62€/hora. Es mucho dinero para según qué familias.

Tanto que en España alguien que cobre el SMI tendría que trabajar casi 10 horas para sufragar el coste de la terapia.

No hay suficientes. La salud mental había sido siempre una cuestión de segunda fila en materia de salud pública, hasta el punto de estar capitalizada por el sector privado (como los dentistas). España, de nuevo, ofrece un ejemplo sintomático: sólo cuenta con 6 psicólogos clínicos por cada 100 habitantes, frente a los 10 de Francia o los 12 de Grecia. Todos ellos palidecen comparados a los 56 de Finlandia. Esto provoca largas esperas para quien, sin recursos, quiere acudir a terapia por la vía pública: 26 días de espera en Andalucía, 71 días en Murcia (primera consulta).

Madrid se lleva la palma: 200 días de espera.

A peor. Si necesitas tratamiento tienes dos opciones: o dinero o tiempo. El problema es que este último se lleva mal con cualquier tipo de urgencia médica, y en especial con la mental. La pandemia ha provocado ataques de ansiedad o de pánico al 15% de los españoles; ha agotado las fuerzas del 51%; ha interrumpido el sueño del 41%; y a distorsionado las rutinas del 66% restante. Son datos del CIS. Un 70% de los españoles "pasó mucho o bastante miedo" durante las peores etapas de la epidemia.

Es algo generalizado en todo el mundo. Francia ha dado un paso que otros países seguirán tarde o temprano.

Imagen: Francisco Seco/GTRES

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