El Gobierno estudia restringir los cruceros en las islas más populares para atajar el "exceso de turismo"
"El turismo destruye viñedos", lamenta un productor que advierte del encarecimiento de los terrenos
Grecia cerró 2023 con un récord de turistas extranjeros. Ni las olas de calor extremo ni los incendios disuadieron a los visitantes con ganas de pasar sus vacaciones entre las islas del Egeo, restos arqueológicos y banquetes a base de gyros y souvlaki. Y tras el buen inicio de 2024, en el sector hay quien ya vaticina que este año el país podría lograr un nuevo récord. No todos ven esas cifras con el mismo entusiasmo. Al menos parte de Grecia no es ajena a la saturación turística de la que dan muestras otros destinos populares del circuito internacional, como Venecia, Ámsterdam o, ya en España, las Canarias, Baleares y Barcelona.
Y buen ejemplo es que su Gobierno ya se plantea limitar el flujo de cruceros en sus islas más populares. Santorini deja probablemente el caso más interesante.
Cruceristas sí, pero con límites. El anuncio lo lanzó hace unas semanas el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, durante una charla con Bloomberg: el Gobierno se plantea poner límites a los cruceros en sus islas más populares y atajar así, en parte, los efectos del "exceso de turismo" en los puntos más masificados.
Mitsotakis no entró en detalles, ni precisó dónde, cuándo y cómo se desplegará la nueva política, pero pero sí dejó entrever qué tiene en mente: los límites podrían concretarse de varias maneras, restringiendo los puntos de atraque para buques o sacando las plazas a licitación, y se pondrían en marcha a lo largo de 2025.
Centrando el foco. Durante su charla con Bloomberg, Mitsotakis habló en concreto de la presión que soporta uno de los destinos más populares del país, sobre todo en el circuito de los cruceros: Santorini, una de las islas Cícladas del Egeo, famosa por sus costas, acantilados y casas encaladas. Los turoperadores la presentan de hecho como "la isla griega por excelencia", un lugar de ensueño.
Mitsotakis asume sin embargo que esa fama mundial tiene su cara B, no tan positiva en términos de gestión. "Santorini en sí es un problema", lamenta, "Hay gente que gasta mucho dinero para estar en Santorini y no quiere que la isla se vea inundada. Además, la isla no puede permitírselo, ni en términos de seguridad".
Al hablar sobre turismo y los planes para limitar ya a corto plazo la afluencia de cruceristas, Mitsotakis se refirió también de la presión que soporta Mykonos, otro destino popular en Grecia, pero insistió en que Santorini es "la más sensible". Ambas son, en su opinión, los puntos "que están sufriendo claramente".
¿Qué dicen los datos? Que en Santorini el turismo tiene un peso grande, enorme, sobre todo si se tienen en cuenta sus características. En la isla viven de forma permanente unas 15.000 personas, pero la afluencia de visitantes es muy superior. La Asociación Helénica de Puertos estima que en 2023 hicieron escala allí 800 barcos que atrajeron a 1,3 millones de visitantes, lo que lo convierte en el principal destino insular del país, y su aeropuerto registra una intensa actividad.
Citando al regidor Nikos Zorzos, Bloomberg desliza que este verano Santorini espera recibir 3,4 millones de turistas. El dirigente ya advierte que la isla no puede permitirse "ni una sola cama más", y se resigna: "Va a ser un año muy malo".
Los cálculos de la Comisión Europea también son elocuentes. En 2018 estimaba que, con 15.500 habitantes y una superficie de 76 kilómetros cuadrados, Santorini alcanzaba una tasa de penetración turística de 107,8 visitantes por cada 100 habitantes al día y dejaba una facturación de mil millones de euros al año.
"Turismo excesivo". En su informe sobre el impacto del "sobreturismo", Bruselas también lanzaba un aviso a navegantes relacionado con la situación de Santorini. En su opinión, "es necesario aplicar políticas eficaces para gestionar y regular los crecientes flujos turísticos, a fin de mitigar las consecuencias negativas del turismo excesivo para la comunidad local. Esto es necesario para preservar la imagen del destino, evitar su deterioro y salvaguardar el atractivo de la isla".
Al margen de las medidas que adopte el Ejecutivo para reducir los cruceros, lo cierto es que las autoridades locales piden límites desde 2012 y en el pasado, antes de la pandemia, ya habían logrado fijar un tope de 8.000 visitantes diarios a bordo de cruceros, con un máximo también para las estancias de los buques en la islas.
Impacto en otros sectores. La avalancha de turistas no solo afecta a la rutina de los vecinos. Hace unos días Bloomberg recogía las críticas de Matthew Argyros, productor de vino en Santorini y dedicado a una bodega familia de más de 120 años de historia que emplea cerca de la cuarta parte de los viñedos de la isla.
"El turismo destruye los viñedos", lamenta Argyros: "Levanto una bandera roja para la isla". ¿El motivo? Un fenómeno al que no son ajenos otros muchos puntos marcados por la masificación turística: la demanda de terreno para levantar alojamiento destinado a turistas ha encarecido las tierras agrícolas.
El horizonte de 2041. Sus quejas se apoyan en datos de la Asociación de Enólogos de Santorini, que aseguran que a lo largo de las últimas dos décadas la producción de uva en la isla se ha reducido de forma constante, año tras año, hasta desplomarse casi un 50%. Al desafío que supone el suelo se añaden otros, como la escasez de una mano de obra atraída por el turismo o la falta de agua. Hay quien advierte que en cuestión de décadas, en 2041, la producción podría ser mínima.
¿La última polémica? Con ese telón de fondo, el miércoles saltó una nueva polémica relacionada con Santorini, los cruceros y la afluencia de visitantes. El motivo es la peculiar petición que habría lanzado un cargo local, Panos Kavallaris, quien supuestamente pidió a sus vecinos que limitaran sus movimientos por la isla ante el inminente desembarco de unos 17.000 visitantes a bordo de cruceros.
La petición la habría lanzado a través de las redes sociales, pero el mensaje generó tal revuelo que Kavallaris lo habría borrado poco después. Al menos así lo asegura el periódico Greek City Times, que ha avanzado lo ocurrido en la isla griega y reproduce un pantallazo con el supuesto mensaje colgado por el cargo local.
El gran dilema. Santorini y Grecia en general ejemplifica bien el dilema que puede acarrear el éxito turístico. Como reconocen Mitsotakis o la Unión Europea, el flujo de visitantes puede resultar "excesivo" y acarrear "consecuencias negativas" para la población local, pero al mismo tiempo el sector se ha vuelto un pilar económico clave que mueve facturaciones millonarias y genera empleo.
Hace un año Julia Simpson, presidenta del World Travel & Tourism Council (WTTC) calculaba que el sector de los viajes y turismo representaba más del 19% de la economía griega. Los buenos resultados de 2023 y las previsiones para este verano han disparado de hecho la oferta de empleo para la temporada alta.
Imagen | AXP Photography (Unsplash)
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 2 Comentarios