No todos los días la humanidad asiste al alumbramiento de El Elegido. Quizá sucediera hace algunas semanas, cuando Elon Musk y Grimes tuvieron a su primer hijo. La criatura, marcada desde mucho antes de su concepción, llegó al mundo ungida con un nombre paranormal: X Æ A-12. Un conjunto de símbolos que aunaban las pasiones y las obsesiones de sus progenitores. Un mensaje en clave. Un criptograma.
Un nombre a todas luces imposible.
El registro. Lo intuimos a los pocos días de su nacimiento: X Æ A-12 quizá no fuera un nombre estrictamente acorde a la ley del estado que le vio nacer, California. El registro civil local sólo permite la inscripción de caracteres presente en el abecedario anglosajón. Nada de números, ordinales o cardinales; nada de ligaduras, como la que idearon Musk y Grimes; y nada de guiones que entorpezcan la lectura.
La solución. Grimes y Musk resolvieron entonces incluir una pequeña modificación: de X Æ A-12 a X Æ A-Xii. Un "doce" en números romanos que podría superar el estricto cero del funcionario civil. Un ardid insuficiente. Ayer se conoció la partida de nacimiento del pequeño, y en ella figuraba una nueva iteración de su nombre: X AE A-XII. Adiós a al menos dos de los aspectos más estrambóticos de su bautismo: "Æ" y "12".
Es definitivo. El condado de Los Ángeles, magnánimo para con la pareja, ha accedido a mantener el guión. Todo lo demás pasará por caracteres ordinarios. Recordemos: "Æ" no era más que la variante "élfica" que Grimes dedicaba a la inteligencia artificial (IA, invertido), y el "12" formaba parte del peculiar homenaje que Musk brindaba a su avión favorito, el A-12, precursor del SR-71. Todo esto se ha perdido.
Pronunciación. Así, cuando los historiadores del futuro deban referirse a los acontecimientos de 2020, año 0 desde la llegada del Anticristo, tendrán que utilizar la nomenclatura "X AE A-XII". A priori, más fácil de pronunciar que el artefacto original pensado por sus padres: "Shaeashi". Próximo a "Sasha", una de las teorías sobre el significado real del nombre más solventes (aunque finalmente inexacta).
En su momento, Musk explicó que se pronunciaba como se leía, al modo de una contraseña del router. Grimes le enmendó la plana: se pronuncia "X A I", en inglés algo similar a "eks ei ai". Ekseiai.
Suerte X AE A-XII. Esta es tan sólo la penúltima extravagancia de una pareja devorada por sus respectivos personajes. A finales de mayo, tras haber dado a luz, Grimes (artista pop) daba un giro hacia el conceptualismo y anunciaba una exhibición en Los Ángeles donde pondría a la venta "su alma". Precio inicial de la puja: $10 millones. Será la mano invisible la que decida. A X AE A-XIII le espera una educación apasionante.
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