Se ha obrado el milagro: los precios de la vivienda en Londres han comenzado a bajar

Londres, célebre por sus parques ajardinados, su infinito circuito de pubs y su exorbitantemente caro mercado inmobiliario. La ciudad ha roto todos los récords de precio del alquiler durante los últimos años, colocan pisos con tres habitaciones por poco más de ¡5.000! libras al mes, cifras que duplican a la siguiente ciudad europea más cara, París. De un tiempo a esta parte, la vivienda en Londres sólo conocía un verbo: subir. En 2018 su suerte acaba de cambiar: las casas de Londres bajan.

Diez años de boom. La última vez que la vivienda londinense cotizó a la baja fue en 2009, cuando la espantosa resaca de la crisis financiera global se llevó por delante las economías de medio planeta. Duró un año: desde entonces, el precio de un techo en la megalópolis inglesa siempre ha ido al alza. Alcanzó un primer pico del 10% interanual poco después de la recesión, y se colocó por las nubes en 2014 cuando el coste de la vivienda aumentó un 20% en relación al año anterior. Salvaje.

Hola, Brexit, viejo amigo. Desde entonces, lo cierto es que el valor de la vivienda se había depreciado poco a poco. Contó con un pequeño nuevo boom a partir de 2015, pero a mediados de 2016 ya se había cortado. Casualmente, el inicio de la drástica devaluación de los pisos londinenses ha coincidido con el largo e incierto proceso de salida de la Unión Europea del Reino Unido. Resultado: en 2017 la vivienda de Londres cayó. Cayó de verdad.

¿Por qué baja? Algunos analistas atribuyen la reciente dinámica al Brexit: para muchos inversores extranjeros, no saber qué será de sus posesiones, de su dinero o del estado económico del Reino Unido al término de la negociación representa un problema. Y eso hace que el valor de sus posesiones descienda. La teoría tiene sentido si pensamos en qué tipo de viviendas están bajando de forma más aguda: las más caras, aquellas valoradas entre los dos y los cinco millones de libras.

La ley municipal. De forma paralela, las políticas urbanísticas de Sadiq Khan han jugado un rol clave. También en 2016 el gobierno de Londres introdujo un impuesto extraordinario a aquellas segundas residencias valoradas por encima de las 40.000 libras que no tuvieran uso residencial permanente. Traducido: menos espacio para destinarlas a apartamentos de lujo eventuales o turísticos. El mercado inmobiliario londinense culpa al impuesto especial de gran parte de la caída.

¿Tocó techo? El caso de Londres es particular: el mercado de la vivienda en el resto de Reino Unido continúa al alza. La mezcla de medidas impositivas y de la incertidumbre natural al Brexit ha provocado que, en una ciudad dada a la propiedad de lujo y a la inversión extranjera, Londres reviva la pesadilla inmobiliaria de 2009. Quizá haya tocado techo. Aunque en el corto plazo, los alquileres para la mayor parte de habitantes de Londres seguirán siendo muy, muy caros.

Imagen | Roman Boed/Flickr

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