Occidente atraviesa una crisis demográfica sin precedentes. Países como Japón afrontan una decadencia que podría evaporar la mitad de su población a lo largo de un siglo. En Europa, España, Portugal o Bulgaria se han instalado en modelos demográficos con muy pocos nacimientos y una mortalidad estable, fruto de sus poblaciones envejecidas. Es un problema económico. ¿Cómo solucionarlo? Podemos preguntar a tres de los grupos más fértiles dentro de países desarrollados: los judíos ultraortodoxos de Israel y los mormones y los amish en Estados Unidos.
Más hijos. Sus cifras son alucinantes. Tomemos como ejemplo a los judíos ultraortodoxos (Haredi), la secta judaica más estricta y reaccionaria en su interpretación de las leyes religiosas. Si en 1952 apenas superaban los 30.000, hoy son más de 1.120.000. Han multiplicado su población por 32 en un plazo de setenta años, cifras inauditas para el resto de los países occidentales. Ya representan al 12% de los habitantes de Israel (apenas superaban el 10% una década antes), y las estimaciones más conservadoras disparan sus números al 30% para 2065.
A este ritmo, se convertirán en la minoría mayoritaria.
¿Cómo? Teniendo muchos, muchos hijos. Es un caso paradigmático de cómo el rechazo pleno de las formas de vida contemporáneas (secularización, libertad sexual, métodos anticonceptivos) puede anclar a una minoría en modelos demográficos (casi) del pasado. Sus mujeres dan a luz a una media de 6,2 hijos a lo largo de su vida (PDF), una tasa de fertilidad absurda en comparación a la del resto de Israel (3,11) o España (1,13). En esencia, están tomando el país aplicando el primer supuesto Malthusiano, pero en un contexto de abundancia industrial y baja mortalidad.
Al otro lado. Estados Unidos tiene dos minorías significativas que muestran un comportamiento demográfico similar al de los judíos ultraortodoxos. Por un lado, los amish, una arcaica secta anabaptista que rechaza de pleno la modernidad, y con ella cualquier tipo de método anticonceptivo. En 1952 sumaban escasas 19.000 cabezas a lo largo y ancho del país; a día de hoy son más de 343.000. Han aumentado su población por 18. Su expansión es aún más aguda si tomamos como referencia 1901, cuando eran no más de 6.300: en 118 años, se han multiplicado por 54.
Tomar el país. La voracidad de sus números ha llevado a preguntas de lo más divertidas: ¿cuánto tiempo tiene que pasar para que todo Estados Unidos sea amish? Obviamente es una hipótesis imposible, pero ilustra lo extraordinario de su crecimiento. Mientras la mayor parte de grupos poblacionales del país mantienen tasas de fertilidad por debajo o sobre los 2 hijos por mujer (mejor que Europa, pero a la baja), los amish oscilan entre los 5 y los 7 hijos por mujer. Cifras sostenidas a lo largo de más de un siglo. Han pasado por encima de la transición demográfica.
¿Problema? Siguen siendo muy, muy pocos (menos de 400.000 en un país de más de 320 millones). Su fertilidad ha decaído (muy poco) durante las últimas décadas, y necesitarían más de dos siglos para convertirse en la mayoría predominante de sostener su fertilidad.
Mormones. Su caso es similar al de los mormones, un grupo poblacional más sustancial que los amish: son más de 6.000.000, un tercio de ellos localizados en el estado de Utah, donde representan el 68% de la población. Más integrados en las dinámicas contemporáneas de la sociedad estadounidense, los mormones tienen alrededor de 3,4 hijos por mujer, por encima, pero no extraordinariamente por encima, de la media del país. ¿Cuánto tardarán en convertirse en la minoría mayoritaria?
En el oeste, mucho menos poblado que las tierras de los amish, alrededor de un siglo. Este mapa proyectando su expansión es fascinante.
Comparación. Según los datos de @akarlin88, experto en demografía y divulgador, el crecimiento demográfico de mormones, amish y judíos ultraortodoxos no tiene parangón en la historia reciente del ser humano. Otros datos de referencia: la población de Reino Unido se multiplicó por 10 entre la Peste Negra y nuestros días; la de Italia y Alemania, por 8; la de China y la India, las dos potencias demográficas del planeta, por 10; la de las tierras antaño ocupada por los zares, por 30.
Nuestras entusiastas sectas natalistas triplicarían su ritmo de expansión, sólo equiparables a los brutales estallidos demográficos de los países en vías de desarrollo. Pero incluso aquellos están dejando de tener hijos. Así que la pregunta es: ¿cuánto tiempo tardaremos todos en ser judíos ultraortodoxos, amish o mormones?
Imagen: Oded Balilty/AP
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