Los seres humanos somos, claramente, seres tecnófilos. Necesitamos la tecnología para sobrevivir, pero también para mejorar. Algunas aplicaciones son increíbles, tal y como hemos podido ver en un reciente vídeo donde un afectado de párkinson recupera, en un segundo, su movilidad. Y todo gracias a la tecnología. El tratamiento, que se llama Estimulación Cerebral Profunda (o DBS, por sus siglas en inglés), lleva ya unos años entre nosotros.
Un segundo y se acabó el temblor
Un viejo y retirado Marine del Ejército británico se sienta frente a un pequeño público. Una médico le da instrucciones. El temblor que lo posee es tan fuerte que es incapaz de tocarse la nariz o coger un vaso: padece la enfermedad de Parkinson.
Tras un par de instrucciones, la médico toca una tablet y, de pronto, el veterano parece calmarse de inmediato. "¿Bien? ¿Te sientes mejor?", le pregunta. "Me siento genial", contesta el hombre. De pronto,** puede hacer todo lo que antes no podía**. Las lágrimas se le escapan, mientras toca el dedo de otra persona. "Ha vuelto", comenta entre susurros su familia.
Este vídeo ha saltado a la red y ya tiene más de 11 millones de reproducciones. Lo cierto es que el resultado del tratamiento es impresionante. El marine se encuentra en un estadio avanzado de la enfermedad, con una alteración de la motricidad fina (la capacidad de hacer gestos precisos) severa y un temblor violento.
Tras activar el dispositivo, sin embargo, a pesar de que los temblores todavía permanecen, el hombre es capaz de recuperar el control de su propio cuerpo. Sí, este tratamiento es permanente y le permitirá recuperar, también, una vida prácticamente normal. Para ello, lo único que necesita son unos electrodos conectados a su cerebro, una pequeña batería y un mando.
Así funciona la Estimulación Cerebral Profunda
Desde que apareció el primer neuroestimulador, en los años 70, hasta la puesta en escena de la DBS, ha llovido mucho. Hacer una intervención quirúrgica en el cerebro no es una cuestión baladí. Como herencia de un periodo en el que destruir algunas partes cerebrales se admitía como tratamiento, la neuroestimulación profunda ha vivido algunos momentos complicados.
Las terapias actuales, sin embargo, no se parecen en nada a las viejas "trepanaciones", sino a lo que se hace con los marcapasos más modernos. Esencialmente, una terapia de Estimulación Cerebral Profunda consiste en colocar unos electrodos unidos a una batería de marcapasos. Estos estimulan la parte dañada con una corriente continua, de baja intensidad.
El resultado es evidente: la parte motora recupera su control. El neuroestimulador bloquea las señales nerviosas que provocan los temblores y el típico movimiento de "rueda dentada" (a trompicones), gracias a su señal continua. Para poder colocar los electrodos, primero hay que revisar dónde se produce el fallo, algo que se hace mediante resonancia magnética funcional y tomografía, por ejemplo.
Todo el aparato se coloca bajo la piel, al menos en su versión más moderna. Normalmente se controla con un mando que permite ajustarlo o apagarlo. Una vez colocado el electroestimulador, la terapia puede ayudar a controlar la enfermedad durante, al menos, unos 10 años, si no más.
También se han detectado una mejora clínica en los pacientes que son tratados con DBS, aunque la degeneración neuronal no se para por el electroestímulo, al menos según sabemos. En realidad, sabemos muy poco sobre la enfermedad de Parkinson, al igual que ocurre con otras enfermedades neurodegenerativas. Por eso, es muy difícil encontrar una cura definitiva.
Por último, por desgracia, no todo el mundo puede recibir este tipo de tratamiento. Solo ciertos pacientes pueden beneficiarse de la DBS, algo que determinan los médicos antes de nada. Por otro lado, aún con el neuroestimulador, algunos pacientes deben seguir con medicación. También es importante entender que la cirugía cerebral es complicada y no está exenta de riesgos, y que la DBS puede tener ciertos efectos secundarios.
¿Qué es el párkinson?
El párkinson, o enfermedad de Parkinson, es la segunda enfermedad neurodegenerativa más extendida por el mundo, justo después del alzheimer. Su manifestación es muy llamativa: un temblor incontrolable se apodera del cuerpo. Los que la padecen también sufren con el tiempo problemas de depresión, cognitivos, movimientos cada vez más torpes...
Suele aparecer a partir de los sesenta, tanto en hombres como en mujeres. No sabemos por qué, pero con el párkinson, las neuronas de la conocida como sustancia negra mueren. Esta es parte del "interior" del cerebro, constituyendo un elemento importante del sistema de los ganglios basales.
Sabemos que está relacionada con el aprendizaje, aunque todavía no entendemos bien de qué manera. En su relación con la enfermedad de Parkinson vemos que esta sustancia desaparece en aquellos quienes la padecen, pero no sabemos si esto se debe a la enfermedad o la provoca. Seguramente se produzcan los dos casos.
También sabemos que están relacionadas con otras enfermedades como la epilepsia. Hablando de esta, la DBS se utiliza también para su control y el tratamiento de otras enfermedades. De nuevo, no sabemos muy bien por qué funcionan. Es decir, sabemos cómo lo hacen, pero el por qué sigue siendo un misterio.
Actualmente, varias decenas de miles de pacientes han sido tratados con la DBS de forma efectiva. Algunos de ellos llevan décadas disfrutando de los resultados. No siempre es necesario saber cómo funciona una cosa para usarla en nuestro beneficio. Eso es, también, uno de los beneficios de la tecnología. No todo el mundo necesita saber cómo funciona un teléfono móvil o la inteligencia artificial de Siri. Aunque desconozcamos todos sus pormenores, somos unos tecnófilos, y usarla nos ayuda a vivir mejor.
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