"Seis años después": de un tuit de Tony Hawk en 2015 a una medalla olímpica con 13 años en 2021

En septiembre de 2015, cuando la cultura de la viralidad dominaba ya todos los espacios mediáticos, Tony Hawk, leyenda del patinete, tuiteaba lo siguiente: "No sé nada de esto pero es fantástico: un fairytale heelflip en Brasil por #RayssaLeal". Al mensaje lo acompañaba un vídeo en el que una niña muy pequeña, Rayssa Leal, intentaba un alucinante truco acrobático tres veces. Las dos primeras, fallidas; la tercera, exitosa. A las pocas horas se había compartido por miles.

"Seis años después". ¿Quién era esa niña? Tony Hawk no lo sabía ni nosotros tampoco. Pero media humanidad descubriría su nombre en los Juegos Olímpicos de 2020, celebrados en 2021, seis años después. Rayssa Leal es una de las atletas-prodigio que está produciendo Tokyo 2020. A sus 13 años, como vimos ayer, se aupó al podio en la primera prueba de patinete callejero celebrada en unos Juegos. Sólo le superó Momiji Nishiya, también de 13 años. Ambas tenían apenas 7 en 2015.

Encuentros. Los Juegos Olímpicos han facilitado la simbiosis entre una leyenda de la disciplina, antaño relegada a mero entretenimiento urbano, y una niña-prodigio lo suficientemente joven como para que la recordemos como un artefacto viral. Hawk ha estado estos días en Tokio promocionando el debut del patinete en el olimpismo, probando las instalaciones y divulgando la buena nueva. Que allí se haya topado con la chica cuya celebridad contribuyó a labrar es la consecuencia de los Juegos.

Un punto de encuentro universal. Hawk asistió a los entrenamientos de Leal antes de la final y compartieron impresiones juntos, "seis años después" de aquel tuit que los vinculó casualmente por primera vez.

Propulsada. La fama de Leal se ha multiplicado gracias a la medalla olímpica, como es lógico. Como explica este reportaje de El País, Fadinha, hadita en portugués, sirve hoy como amalgama nacional a un país profundamente polarizado. El apodo le viene por aquellos vídeos viralizados durante su infancia en los que cuadraba todo tipo de acrobacias y técnicas vestida como una princesa. También ha pasado de vídeo viral a icono de Nike en un deporte, el patinete, de marcado acento masculino.

Hasta el más allá. El valor de los Juegos Olímpicos para un deporte como el skate es el de trascender sus propios límites. La medalla le ha valido a Leal para que algunas voces reclamen su inclusión en el videojuego más popular en la materia (el Tony Hawk, en otro vaso comunicante). Al skateboarding le ha servido para legitimar un deporte antaño relegado a la frivolidad adolescente... Y al olimpismo para captar a toda una generación de chavales que no se regían ya por los conceptos clásicos del deporte.

Las aficiones y las pasiones de una chica de 13 años también merecen un hueco en el gran teatro deportivo que son los Juegos, porque un día todos los deportes hoy establecidos fueron aficiones y pasiones de más chicos y chicas de 13 años. Es una ganancia para todos.

Avanzando. Esa lógica impulsa la ampliación deportiva promovida del COI para Tokio 2020. Hay seis nuevos deportes en el programa olímpico, la mayor ampliación desde 1920, cuando entraron once. Junto al skate han entrado otros de aire muy juvenil como el surf o la escalada deportiva. No es casualidad. Como se explica aquí, el COI está priorizando nuevos deportes que a) apelen a un público no-occidental, más transversal, y b) tengan una base de aficionados y practicantes muy joven.

Es decir, está buscando historias como la de Leal y Tony Hawk. La clase de narrativa que es capaz de seguir cautivando al espectador deportivo.

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