Adiós al sindiós de los empleados de hostelería y otras profesiones dependientes de las propinas. Como otros siete estados han hecho ya, Washington ha aprobado una normativa para cambiar la configuración de la nómina de estos trabajadores. Si has visto películas norteamericanas lo sabes: los camareros son los empleados con el sueldo más bajo del país, con 3 o 4 dólares “por hora”. Pero en realidad daría igual que ganasen cero dólares: su empleador debe complementar el pago mensual para que alcance la hora mínima del Estado, unos 12.50 dólares… siempre que el camarero no pueda llegar al equivalente con lo que se lleve de propinas. Con lo aprobado, el convenio garantizará un sueldo regular de 15 dólares la hora y los ciudadanos no se verán coartados a dejar entre el 15 y el 20% del precio de la comida al servicio.
Los camareros que sí quieren un salario fijo: ¿y quiénes quieren que les pongan un salario mensual fijo y les quiten las propinas? Principalmente, camareros afroamericanos (reciben de media menos y peores tips) o de negocios precarios: muchos jefes se negaban a hacer la complementación salarial o pagaban mal y tarde.
Los empleados que no quieren: los de empleos favorecidos y los hábiles con el trato al cliente, en locales donde las comisiones pueden ser altísimas. En Nueva York hay camareros que pueden hacer 20 dólares la hora mediante este sistema. Pero no es lo normal. De hecho, las estadísticas dicen que prácticamente todos ganan por debajo de los 15 dólares la hora y que sobreestiman sus ingresos por propinas.
Los peluqueros: porque sí, también son empleados de este sector. La ganancia media de un estilista en DC es de 18.21 dólares la hora. Son, sin que muchas veces nos demos cuenta, a los que más propinas se les deja.
Y los empresarios, claro. Si esto se aprueba subirían los precios de los menús y obligarán a cerrar a negocios pequeños, lamentan. Claro que en realidad no “tienen” por qué subir los precios de la comida, dependerá de la gestión de las cuentas del empresario. Si hay margen, podría no subir los precios de las comidas y, simplemente, recortar sus beneficios.
Todo esto se resume en que, 26 años después, el Señor Rosa ha ganado la discusión.
Hacienda contra las propinas: los del erario público ya lo han advertido: ese sobre semanal son ingresos que deberían tributar por IRPF. España quiere que los camareros o los repartidores adviertan en sus declaraciones lo que les dejan los clientes satisfechos. Aunque lo reconocen: igual va a ser un poco difícil vigilar esta tributación.
Pero, ¿cuánto gana un camarero español en propinas? Es imposible de precisar. Puede no ser nada o superar los 200 euros semanales, para el barista de un club excepcional. Un camarero que trabaje en una zona de gran afluencia turística extranjera y en los meses de calor (en invierno el bote queda canino) podía sacarse entre 30 y 70 euros semanales, aunque algunos responsables de equipo fraccionan estas propinas perjudicando a los empleados novatos y hay incluso empresarios que obligan a que ese dinero vaya para el negocio.
La cosa ya no es lo que era: la propina entró en crisis en 2008, pero desde entonces no se ha vuelto a recuperar. Sólo los mayores mantienen esta tradición. “Ahora sólo entre el 10% y el 15% de clientes da propina”, dice un profesional. “Ahora no tocamos ni a 20 euros a la semana”, dice otro. Es un pellizco extra de, pongamos, entre el 5 y el 15% del salario mensual de un camarero, que está en torno a los 1.000 euros al mes. Hay españoles para los que puede suponer la diferencia entre poder pagar todas las facturas o no.
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