"Es la última vez que pago 10 euros por un gin-tonic": el cabreo de los turistas británicos por el precio del alcohol en España

'The Mirror' recoge críticas de visitantes británicos molestos por los precios del alcohol en Baleares

Magaluf Mallorca 2010 Min
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Bobby y Marie McQueen, de Glasgow, metieron sus cosas en una maleta, se montaron en un avión y viajaron hasta el Mediterráneo español para disfrutar de unas plácidas y sobre todo edificantes vacaciones en Magaluf, Mallorca. La cita era especial porque no habían pisado sus playas desde antes de la pandemia, pero ni eso ni los paisajes evitaron que acabasen con un cabreo considerable. Este mismo fin de semana el tabloide Daily Mirror se hacía eco del enorme enfado de la pareja tras su paso por Baleares. Lo más curioso es el motivo, que poco tiene que ver con la meteorología, los hoteles o las restricciones aplicadas por la sequía, que hace no mucho desataban las furias de otros compatriotas suyos en Andalucía.

No, lo que irritó a Bobby y Marie fue el precio de los gin-tonics.

"No volveremos". Esa es la contundente sentencia que dejaba la pareja de Glasgow en Daily Mirror. El tabloide británico no explica si Bobby y Marie se lo pasaron mejor o peor en Magaluf, disfrutaron de las playas y la gastronomía local, tuvieron buena suerte con la meteorología o acertaron con el hotel. El cabreo de los turistas se centra en un aspecto muy concreto: el (alto) precio del alcohol.

"No volveremos. Es la última vez que pagamos diez euros por un gin-tonic y doce por un vino blanco grande", subrayan. No son los únicos en pensar así. De hecho la crónica del periódico, uno de los más leídos en Reino Unido, arranca con un titular elocuente: "Los británicos en España, horrorizados por la subida de precios de las bebidas, que hace que los complejos turísticos se salgan del presupuesto".

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Más caro, menos bebida. La queja parte en esta ocasión de otra turista británica, Veronica Horwood, una mujer de 62 años de Bristol y habitual de Magaluf que lamenta de que las copas que le sirven en los bares de la localidad llegan, en su opinión, menos cargadas que antes. "Las medida son mucho menores. Antes llenaban el vaso hasta tres cuartas partes con ginebra. Ahora es menos de la mitad", relata al diario junto a su amiga Diane. Por si no fuera suficiente, coincide en que al menos en ciertos locales las bebidas son ahora "más caras".

"Aunque solo sea un euro por gin-tonic, pero todo suma. Llevo 20 años viniendo a Magaluf. Hace solo cuatro, un gin tonic costaba cinco euros. Creo que después del COVID subieron los precios en todas partes. Pero es un bar estupendo y se puede bailar, así que llevas algo esa bebida", añade. Mirror habla de hasta 10 euros por un mojito o un Sex on the beach y hasta 5 por una pinta. Su reportero realizó un sondeo y constató que por una copa de Sauvignon Blanc llegan a pedir 12 euros.

La vida, más cara. No todos los británicos que llegan a Baleares lo hacen para disfrutar de las playas y terrazas. Hay a quien le toca ponerse del otro de la barra para ganarse la vida. Mirror habla con la dueña de un restaurante escocés que reconoce que ella misma aprecia cambios en el turismo, aunque lo que detecta desde su puesto es que la gente bebe menos y sus facturas han subido.

"El coste de la vida aquí ha aumentado mucho", relata la hostelera antes de recordar cómo se han encarecido ciertos suministros o insistir en que entre sus gastos se incluye también el personal. "En España los empresarios cotizan a la Seguridad Social, lo que a Cathy le cuesta unos 700 euros al año por un trabajador a jornada completa. Nos cuenta: 'Es un gasto importante y los turistas no entienden que lo tengamos que pagar'", desliza el tabloide londinense.

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De precios y destinos. Mirror recogió sus críticas en Magaluf, un popular destino turístico que ha generado polémica en varias ocasionesa lo largo de los últimos años, entre otras cuestiones por los excesos en el consumo de alcohol.

Las quejas recogidas por el rotativo se corresponden en este caso con la inflación registrada en España, una tendencia que va mucho más allá de las cervezas o vinos. Las tablas del INE muestran que el IPC correspondiente a las bebidas alcohólicas y el tabaco se incrementó un 17,5% desde enero de 2019, por debajo en cualquier caso del anotado por el transporte (20,7%) u otros servicios relacionados con el turismo, como los hoteles, cafés y restaurantes, también por encima del 20%.

Quejas por el alcohol… y agua. No es la primera vez que Mirror se hace eco del malestar de los turistas británicos que recalan en España. En abril el mismo diario recogía las quejas de compatriotas ingleses que escogen el sur peninsular para disfrutar sus vacaciones, aunque en aquella ocasión el motivo era bastante distinto: en vez del alcohol el malestar lo ocasionaban entonces el agua.

Para ser más precisos, las restricciones aplicadas por la sequía, lo que ha obligado a aplicar cortes de suministro en Sotogrande, una lujosa área residencial y turística de la provincia de Cádiz. "España 'corta el agua' a turistas británicos, dejándolos en 'condiciones tercermundistas'", titulaba Mirror. En su crónica reproducía también el mensaje de un inglés molesto porque su casero de Airbnb le había avisado que no podría usar el agua a ciertas horas en la casa que había alquilado en Málaga.

Imagen | Wikipedia (Liilia Moroz)

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