Con las crisis, volatibilidad, y esta fomenta el ansia inversionista. Una confluencia de factores entre la que podría estar el enorme paro juvenil y las nuevas tecnologías hiperveloces y accesibles como Robinhood han fomentado que las firmas de trading vean cómo los hombres jóvenes treintañeros, millennials y algunos centennials, estén suponiendo a día de hoy el grupo de inversores que más crece. Los chicos se están lanzando a esta aventura.
No hay blog bancario, escuela financiera o gurú que no repita un mantra certero: el 90% de traders "diarios" no llega a ser rentable. Pero a esa frase suelen añadir otra de su cosecha: "pero tú sí podrías serlo si sabes cómo", si eres astuto y te lo tomas como una profesión. O bien hacen el matiz bajo otra vertiente: lo que debes hacer es gastar aquello que no necesitas y que estés dispuesto a perder.
Para aquellos que sientan la tentación de volcarse con el trading en esta fase de bull market, queríamos ofrecerles algunos hallazgos de estudios recientes.
El corto a lo largo de los años. Este estudio publicado en 2017 entre la Universidad de California y la de Beijing analizó el comportamiento de todos los inversores de day trading de Taiwán entre 1992 y 2006. El 75% de ellos abandonó la actividad a los dos años y con resultados personales desastrosos. Además, el desempeño agregado de todos los operadores durante todo ese período de 15 años fue negativo: en conjunto perdieron más de lo que ganaron. Según el estudio, sólo un 1% de los day traders obtuvo ganancias a largo plazo. Es decir, sólo una de cada 100 personas pudo ganarse la vida con ello.
La conclusión:
Actuando de forma inconsistente con los modelos de especulación racional y de aprendizaje, hallamos que el rendimiento agregado de los day traders fue negativo, que la gran mayoría de los day traders no fueron rentables y que muchos persistieron a pesar de sus grandes pérdidas experimentadas.
Es decir, que algo les hacía seguir pese a la evidencia financiera.
Aquí, otro estudio publicado en junio de 2020 estudiando a los day traders de Brasil que usaron entre 2013 y 2015 el mercado de futuros brasileño, que es el tercero en más volumen de todo el mundo. De todos los que operaron diariamente en esto, el 97% de los que persistieron por más de 300 días perdieron dinero. Sólo un 1,1% consiguió ganar más que el equivalente al salario mínimo brasileño, y apenas el 0,5% fue capaz de superar el salario anual de un cajero de banco. Los investigadores: "Al contrario de lo que suelen afirmar los brókers especialistas y los promotores de cursos, es virtualmente imposible para un individuo comercial diariamente para ganarse la vida".
Desde otro enfoque, The Wall Street Journal quiso dar también cabida hace poco a una serie de experimentos estadísticos para desmitificar el day trading. Bradford Cornell, profesor emérito de finanzas en UCLA, fabricó un test para comparar la dispersión de los rendimientos entre el corto y el largo plazo.
Al aplicar el test a cientos de foros informativos de inversión en 2009, contando entre ellos muchos de aquellos con las estrategias más populares en su momento entre los day traders, descubrió una disparidad en un período de 12 meses de 81 puntos porcentuales de los rendimientos entre los más exitosos y los menos. Para los inversores a largo, la disparidad entre los mejores y los peores en un período de 15 años resultó en 11 puntos porcentuales anualizados. Así, según The Wall Street Journal, esto demostraba que el 92% de la diferencia de los rendimientos de los mejores y peores day traders era atribuible a la suerte.
El periódico salmón también recoge otros ensayos que prueban que hay una tendencia a la regresión a la media de los traders más populares ("por ejemplo, cuando se analizan los foros de inversión con los mejores rendimientos de un año, para el segundo tienden a ubicarse en el percentil 51, es decir, casi la misma probabilidad de obtener cara o cruz, simplemente azar"), y también recoge las excepciones, que las hay, como Jim Simons, el administrador del fondo Medallion Fund, con un grado de habilidad a lo largo de más de 30 años que no es posible atribuirlo a la suerte.
¿Cómo de difícil es entonces ser Jim Simons? Tanto como ser el próximo Michael Jordan.
En el momento en el que una actividad, el trading en este caso, se democratiza a través de aplicaciones que pueden extraer nuestro big data, hay gente que puede lucrarse a través de nuestros movimientos y un nicho de gente dispuesta a recibir educación en cómo hackear el sistema, que es, como también se ha advertido desde múltiples fuentes, la vía más frecuente por la que los famosos inversores hipermediáticos generan su verdadera actividad.
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