Recordad, si podéis, el 1 de diciembre de 1999. Sólo faltaba un mes para el cambio de milenio y para que todas las profecías apocalípticas se hicieran realidad. Y en los medios de comunicación se alertaba sobre una que tenía más probabilidades de hacerlo que la venida del Anticristo, el Efecto 2000.
A los más jóvenes del lugar probablemente no os suene de nada, pero la amenaza del Efecto 2000 fue muy real durante los últimos meses de 1999. En todos los medios de comunicación se avisaba de la necesidad de actualizar los ordenadores para evitar un colapso que llevara al mundo al borde del precipicio y el 1 de enero de 2000 se aguardaba conteniendo la respiración. Sin embargo, en el Año Nuevo todo seguía igual que antes, y el Efecto 2000 pasó a considerarse un elaborado hoax, un engañabobos para vender ordenadores nuevos. O tal vez no lo fuera, y en realidad se evitó una crisis mucho más grave de los que parecía.
Qué fue el Efecto 2000
"Por favor, no perpetuéis la falsedad de que el fallo del milenio fue un mito". Así empezaba una carta al director publicada en The Guardian en la que Martyn Thomas, experto en ciberseguridad y profesor de Tecnología de la Información en Gresham College (Londres), rebatía la asunción popular de que el Efecto 2000 fue una invención de los consultores informáticos para hacerse ricos.
This is a very important general point: people are far too inclined to believe that a crisis averted was never a crisis at all. pic.twitter.com/vuJNvid0Bb
— David Andress (@ProfDaveAndress) 3 de septiembre de 2017
Ese bug del milenio se basaba en la programación de las fechas en los sistemas informáticos. Se utilizaban dos dígitos al indicar el día, el mes y el año, y en este último apartado, los sistemas siempre asumían que el año pertenecía al siglo XX. Si se incluía allí "98", el sistema sabía que se estaba haciendo referencia a 1998. El problema venía con el año 2000 porque, para los ordenadores, el "00" se referiría a 1900. Es decir, que todos los sistemas informáticos viajarían cien años al pasado.
Las alertas sobre este peligro empezaron a aparecer en los medios de comunicación ya en 1998, como en ese anuncio que aparece en el vídeo de arriba en el que Leonard Nimoy avisaba de que el fallo Y2K podía causar que los ascensores se detuvieran, que los cajeros automáticos se volvieran locos, que los aviones tuvieran que permanecer en tierra... A finales de los 90, el sistema económico, las comunicaciones, la red eléctrica... Todo estaba informatizado y controlado por ordenadores, y si éstos no eran capaces de reconocer en sus programaciones el año 2000, los resultados podían ser catastróficos.
Además, el euro, la moneda única de la Unión Europea, había entrado en vigor el 1 de enero de 1999 y mercado y ciudadanos todavía estaban adaptándose a la transición, lo que añadía otro problema más a los que pudiera causar el error del milenio.
El estado español se gastó unos 420 millones de euros en actualizar software y equipos y se estima que, a nivel mundial, lo que se invirtió en evitar el Efecto 2000 superó ampliamente los cálculos de las pérdidas que podía haber generado (más de 214 millones frente a más de 165). Y cuando llegó el 1 de enero de 2000m y el mundo tal y como conocíamos no se había acabado, arreciaron las críticas.
¿Fue real el peligro del Efecto 2000?
El propio Martyn Thomas explicó, en una charla en su universidad, lo que había sido ese Efecto 2000 y los riesgos que conllevaba. Detalló los cinco problemas subyacentes al error del milenio:
- Usar sólo dos dígitos para los años, una solución adoptada en los 60 para ahorrar espacio de almacenamiento y no tener que generar tarjetas de programación demasiado grandes.
- Relojes de tiempo real en PCs y software para PCs que no podían pasar correctamente de 1999 a 2000.
- Relojes de tiempo real en PLCs (Controladores Programables Lógicos), utilizados en los sectores industriales hasta la década de los 80.
- El año 2000 era bisiesto, y muchos programadores lo ignoraron.
- Uso de fechas especiales, sobre todo 99 y 00, como trucos de programación para indicar el último dato registrado en un archivo.
Thomas también contó que ya había habido antes errores basados en esa incapacidad de los sistemas informáticos para asumir que los años no pertenecían al siglo XX, como el caso de una mujer de 104 años que, en 1992, recibió una carta invitándola a matricularse en un colegio de preescolar porque el sistema creyó que había nacido en 1988, y no en 1888.
Todo el trabajo que se hizo para prevenir el Efecto 2000 acarreó que, al final, la crisis se evitó y el 1 de enero fue como cualquier otro día de Año Nuevo, y aunque hubo algunos fallos atribuidos al error del milenio (los apagones en quince reactores nucleares fueron los más graves), éstos se solucionaron con rapidez.
El "apocalipsis" se había evitado. Y ahí empezó la asunción de que nunca había habido tal riesgo. Pero si se elude una crisis, ¿quiere decir que ésta no tenía probabilidades de ocurrir?
Otras crisis que quedaron en nada
La del Efecto 2000 fue tan publicitada, que era inevitable que surgieran voces críticas con todo aquel "bombo" cuando, finalmente, la cosa quedó en prácticamente nada. Y es algo que se repite en otras situaciones presentadas como eventos potencialmente catastróficos que, después, no tienen lugar. Los avisos de pandemia de la gripe A, en 2006 (y de la porcina en 2009), son unos de los casos recientes más llamativos.
La OMS lanzó alertas de epidemia global, los gobiernos se aprovisionaron de vacunas y de Tamiflu, el medicamento que ralentizaba el desarrollo de la enfermedad, y la cobertura mediática fue enorme, algunos dirían que hasta desproporcionada. Finalmente, aunque sí hubo muchos casos, y algunos muy graves, en Asia, la pandemia no se produjo y llegaron las críticas a la industria farmacéutica, sobre todo porque se publicaron estudios que afirmaban que el Tamiflu no era más efectivo contra la gripe A que una aspirina.
Los casos de gripe potencialmente "peligrosa" han seguido apareciendo, pero tras la evolución de las crisis de 2006 y 2009, se les da menos tratamiento y son tomados menos en serio, como si fueran Pedro gritando "que viene el lobo".
Aunque, si hablamos de crisis que pudieron llevar el mundo a la destrucción, la Guerra Fría estuvo llena de ellas. La crisis de los misiles de Cuba, en 1962, estuvo realmente muy cerca de evolucionar hacia una guerra entre Estados Unidos y la URSS, y la caída del muro de Berlín, en 1989, llegó precedida de un momento de gran incertidumbre geopolítica.
Imagen | Simson Petrol, Robert Hunt, NHS Employers