El toque de queda es la restricción por excelencia en España en la época del Covid. Desde septiembre, esta medida ha moldeado nuestros hábitos y ha sido una de las bases de la nueva normalidad. Con una cifra de contagios disparada en las últimas semanas, las comunidades del país han decidido adelantar las horas del toque de queda, como ha sido el caso de Madrid o Castilla y León. Así, surge el debate de si basta solo con endurecer esta medida para continuar haciendo nuestras vidas y si realmente tiene un impacto en el aumento de casos positivos. Si nos fijamos en otros países, las medidas son bastante más extremas.
La única restricción dura. En la Comunidad de Madrid los positivos se han disparado un 51% en la última semana. El Gobierno cree que adelantar el toque de queda a las 23:00 podría contribuir a reducir la curva de contagios: principalmente al evitar el ocio nocturno y las reuniones de jóvenes en bares. Desde esa hora y hasta las 06.00 de la mañana, no se podrán abandonar los domicilios salvo causa justificada. A esa decisión también se han unido otras comunidades como Castilla y León, que también ha tenido un repunte de casos positivos y quiere adelantar la hora hasta las 20:00, infringiendo de alguna manera las medidas de Sanidad de solo adelantar o posponer en una hora el límite desde las 23:00.
Hacemos lo mismo, pero antes. La pandemia ha hecho que la sociedad española se vea obligada a cambiar sus hábitos y rutinas. La explicación se debe básicamente a la implementación del toque de queda y la necesidad de llegar antes a casa. Este cambio de hábitos muchas veces incluye el adelanto de la hora de cenar o de salir con los amigos, llevándonos a una europeización de nuestros horarios. La persiana se baja ahora al atardecer para centenares de negocios, principalmente del comercio y la hostelería, dejando al ocaso un extraño panorama de calles más silenciosas, como en muchos países de Occidente. El hashtag de algunos restaurantes #venacenaralas20 es un claro ejemplo.
Esto, no obstante, no ha hecho que los ciudadanos dejen de hacer lo mismo que hacían antes. Solo que lo hacen antes. Quien quería quedar con sus amigos a las 22:00, lo hará a las 20:00. Ya hay muchos que salen en plan “tardeo”—acuden a los bares a horas tempranas— para asegurarse de que el cierre no les va a cortar por sorpresa el momento de ocio los fines de semana. Pero lo cierto de todo esto es que la gente se contagiará igual, solo que una o dos horas antes.
¿Hay evidencias? No muchas. La incidencia acumulada (IA), es decir, el número de casos por 100.000 habitantes en septiembre era de 212,98 en España. Los datos de diciembre son similares: 214. Es muy difícil atribuir a una medida o evento un aumento o descenso de los contagios. Si nos fijamos, hemos tenido toques de queda más duros en Navidades y no han servido de nada. Así, la evidencia sobre su efectividad sigue siendo una incógnita.
¿Qué opinan los expertos? Muchos especialistas llevan tiempo afirmando que estas medidas limitan una actividad muy concreta en un grupo de población muy concreto, como son los botellones entre gente joven y fiestas en casas (de quienes no acaben pasando la noche en hogar ajeno). “Una limitación de movimientos a las 22.00, sin embargo, tendría mucho más efecto en capas más amplias. Tengo mis dudas de que la mayoría de los contagios se produzcan por la noche”, explicaba Pedro Gullón, de la Sociedad Española de Epidemiología, quien piensa que con una transmisión comunitaria como la que ya hay ahora sería más útil hacer obligatorio el teletrabajo o cerrar la hostelería directamente.
Ni descarta que en algunas zonas de riesgo extremo haya que recurrir a confinamientos domiciliarios por tramos horarios. “En abril se prohibió incluso salir a pasear, algo que hizo mucho daño psicológico a la gente y que la evidencia ha demostrado totalmente innecesario”, recalcaba.
Da igual la hora. A él se le suman otros expertos. Javier Segura, de la Asociación Madrileña de Salud Pública, por ejemplo, hacía hincapié en que “el virus no tiene una transmisión diferenciada por franjas horarias y el riesgo de contagio en espacios cerrados es el mismo antes que después de una hora”. Por lo que esas personas se van a contagiar igual si se toman la cerveza a las 18:00 o se la toman a las 20:00. Si la transmisión en restauración es importante, sería más lógico un cierre temporal de establecimientos, como en Francia, donde sí están aplicando restricciones más duras.
¿Qué están haciendo en Europa? Las medidas en la mayoría de países de Europa se han endurecido las últimas semanas tras registrar picos en el nivel de contagios que quitan el hipo durante esta tercera ola de la pandemia. Y no solo se han centrado en un toque de queda. Francia, por ejemplo, además de tener un límite de horario para salir hasta las 18:00 ha cerrado establecimientos y centros culturales hasta al menos febrero, y valoran un cierre temporal de los colegios. Los viajeros que lleguen a Francia desde un país no europeo tendrán que presentar un test con resultado negativo y guardar una cuarentena de siete días.
En Alemania, cerraron todos los establecimientos comerciales, excepto farmacias y supermercados, pero los datos siguen siendo preocupantes. Ahora, más allá de la esperada prolongación de las restricciones ya existentes hay una nueva limitación extrema: los ciudadanos residentes en regiones con una incidencia superior a 200 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes no podrán abandonar su lugar habitual de residencia en un radio de 15 kilómetros. El Gobierno portugués también ha encendido todas las alarmas y mantendrá el confinamiento domiciliario al menos durante un mes.
El Reino Unido que sigue en cuarentena y ni por esas frena la tercera ola del coronavirus ha cerrado las escuelas de primaria y secundaria, salvo para los alumnos vulnerables o hijos de trabajadores esenciales, y ha cancelado la mayoría de los exámenes para combatir la tercera ola de la pandemia de coronavirus.Tampoco puede entrar nadie en el país sin PCR negativa. Países Bajos, lo mismo.
¿Qué dice la OMS? La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido a los países europeos que intensifiquen las medidas contra el Covid mientras nos enfrentamos a una nueva variante más contagiosa. Insisten en que se necesitan más medidas drásticas de las que existen para “aplanar la empinada línea vertical” del aumento de casos en algunos países. Y creen que el toque de queda sí ayuda a reducir el ritmo de contagios, pero también puede no servir de nada.
Recalcan que aunque estas medidas puedan resultar efectivas en algunos casos, “todo depende de nosotros, por lo que es necesario asegurarse de que en la forma en la que se socialice tenga pocos riesgos". Al final, da lo mismo que adelantemos nuestros horarios de ocio, si vamos a acabar saliendo igual. Y surge, por tanto, la imperiosa necesidad de adoptar medidas más duras para reducir la ola de contagios que amenaza a nuestro país.
Imagen: Remo Casilli/Reuters
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