China ha mantenido una estrategia Covid Zero durante la pandemia, aislando y rastreando agresivamente los casos positivos para mantener baja su exposición oficial de cara al mundo. Lo hemos contado en Magnet. Los Juegos de Tokio del año pasado demostraron que se pueden realizar unos Olímpicos en un espacio confinado en la era del coronavirus. Pero China, rica, poderosa y decidida, ha ido aún más lejos para crear un vasto sistema diseñado para garantizar ahora sí, unos Juegos libres de virus.
La realidad ha sido la siguiente: Robots sirviendo bebidas, cápsulas para dormir con control de temperatura y desinfectante por todas partes. Un distópico evento que probablemente sea el más controlado hasta la fecha.
La escena, que algunos participantes han comparado con una película de ciencia ficción, se desarrolla alrededor de las sedes de los Juegos Olímpicos en la capital y Zhangjiakou mientras los funcionarios chinos intentan minimizar las posibilidades de que los Juegos de Invierno provoquen un nuevo brote de Covid. Lo ilustra de manera brillante una periodista de Reuters (Mari Saito) en una serie de tuits. En un vídeo un cantinero en la estación de esquí viste un traje azul y blanco de EPP (para materiales peligrosos) mientras sirve un cóctel, antes de pasar la bebida a un mesero vestido de manera similar que se arrastra por la habitación con botines de plástico azul para entregar la bebida.
Los pasillos y vestíbulos de los lugares y hoteles se rocían constantemente con desinfectante (por personal y robots) lo que le da al aire un olor característico a Lysol. A veces, incluso, los empleados usan termómetros en las axilas que hacen sonar una alarma si su temperatura sube demasiado.
El "loop", un circuito cerrado. El sistema de "bucle cerrado" diseñado para los Juegos consta de tres burbujas de zona de competencia interconectadas, donde los participantes, periodistas internacionales y empleados trabajarán o competirán, comerán y dormirán, sin entrar en contacto con la población en general. Cada uno tiene una serie de estadios y lugares, centros de convenciones y docenas de hoteles designados, y están conectados por trenes de alta velocidad con vagones circulares y carreteras exclusivas. Para que os hagáis una idea: otros conductores que crucen estos carriles se enfrentan a multas, y se ha advertido a las personas que no ayuden si un vehículo circular tiene un accidente.
Empieza antes, al llegar al aeropuerto. En realidad, el proceso para los participantes extranjeros comienza mucho antes de que lleguen a Pekín. Durante dos semanas antes de la salida, deben monitorear y registrar su temperatura y otra información en una aplicación de salud todos los días. Después de recibir dos pruebas de Covid negativas en 24 horas, suben a un avión dedicado. Cuando desembarcan en Pekín, son recibidos por trabajadores con trajes de protección contra riesgos biológicos.
"Da un poco de miedo, es casi como un hospital que está tratando a pacientes con Covid en la segunda ola", decía un periodista. Los participantes pasan por pasillos exclusivos del aeropuerto y se someten a una tercera prueba, antes de que uno de los aproximadamente 4000 vehículos especiales los lleve a su burbuja y a un hotel protegido del público. Allí serán vigilados y protegidos por oficiales.
Dentro de la burbuja. Los equipos de la BBC en el interior también describían en este artículo cómo es la vida diaria en el interior de esas burbujas: los asistentes deben usar una máscarilla en todas partes, excepto en sus propias habitaciones y al comer, y mantener el distanciamiento social. "El otro día pedí una pequeña reparación en mi habitación y apareció un hombre con un traje de protección biológica para hacerlo". Y todos en el "circuito cerrado" están sujetos a pruebas de PCR diarias.
La vida dentro de la burbuja sellada herméticamente tiene sus peculiaridades pero, en general, está tan controlada y reglamentada que a veces crea una atmósfera estéril. "Hotel, autobús, lugar de juegos, eso es todo. Se llama 'circuito cerrado' por una razón: no hay salida”, explicaban.
Robots por todos lados. China también ha creado algunas herramientas novedosas destinadas a reducir el contacto entre humanos. La gente puede estar acostumbrada a servidores automatizados y sistemas de poleas en Asia, pero en estos Juegos también hay robots en la cocina y detrás de la barra, cocinando y preparando bebidas y comidas a la carta.
Por algo todo este viaje dentro de la burbuja comienza con una copia del famoso Playbook, un libro de reglas de 83 páginas descrito por los funcionarios olímpicos de lo que ellos llaman una nueva "forma de vida".
Imágenes: Mari Saito (Reuters)
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