Nueva cuota de ignominia alcanzada en el mundo de las idols japonesas: el viernes pasado, y después de unos meses intensos, la cantante e integrante de AKB48 Maho Yamaguchi subió al escenario en un evento público retransmitido también en directo para todo el mundo, pidió disculpas por su comportamiento e hizo varias y perfectas reverencias. ¿Su ofensa? haber sido atacada en su propio domicilio por dos de sus fans. “siento mucho haber causado problemas”, ha dicho.
El fallo de Yamaguchi: el 8 de diciembre Yamaguchi llega a su piso para comprobar que un hombre le ha hecho una emboscada en la puerta de su casa. “Agarra su cara” y casi la tira al suelo, según la versión de la joven, y entonces aparece otro hombre saliendo de un piso adyacente, donde vive otra cantante de la banda, para ayudar al otro asaltante. Ella logra huir hasta el ascensor, donde se atrinchera hasta que llega la policía. Los hombres fueron arrestados y puestos en libertad sin fianza a la espera del juicio. Alegaron que sólo querían “hablar con ella”, que en ningún caso se trataba de un asalto y que sólo le “taparon la boca” para que no hiciese ruido.
“Temo por mi seguridad”: la polémica empieza un mes más tarde, cuando graba un vídeo en streaming retransmitido a sus fans contando que sospecha que la que filtró su dirección fue una compañera de la banda, que la agencia no le habían otorgado ningún tipo de seguridad después del incidente y que sospechaba que podía haber sido asesinada. El streaming se cortó súbitamente y después la agencia sacó un comunicado defendiendo que sí se habían puesto medidas de protección, aunque la cantante no había sido informada de las mismas, y que en ningún caso nadie de NGT48 había filtrado la dirección.
Entendiendo el fenómeno: NGT48 es un multitudinario grupo de cantantes japonesas subdividido en distintas bandas: AKB48, SKE48, NMB48, HKT48, JKT48, y SNH48, cada una de ellas integrada por entre 48 y 130 idols de entre 12 y 30 años y siendo el más importante de todos ellos AKB48, al que pertenece Yamaguchi. En 2013 el dinero que movía la industria de las idols era de 800 millones de dólares, mientras que muchas de estas chicas sólo ganan el salario mínimo. Es un fenómeno distinto, pero igual de importante en tamaño que los programas del corazón en nuestro país.
Los fans se han enfadado: según la interpretación de muchos de ellos, el acto en el que Yamaguchi salió públicamente a disculparse es una estratagema comercial para intentar eliminar cualquier atisbo de crítica a la compañía y continuar con su próspera industria. El eslogan bajo el que se comercializa NGT48 es “idols que puedes conocer”, y uno de sus productos estrella son precisamente las quedadas de las idols con sus verídicos fans.
En 2015 dos chicas del supergrupo fueron agredidas por un fan con una sierra que les dejó marcas en la cara para siempre. En 2017 coincidieron dos fenómenos: nuevas políticas gubernamentales para luchar contra el acoso y el ataque a la cantante Mayu Tomita, apuñalada 34 veces por un fan enfadado porque ella había rechazado uno de sus regalos. Como indican muchos en redes sociales, NGT48 ha mostrado que estos ataques no les preocuparon, y que sólo han tomado medidas ahora que una chica ha empezado a hablar públicamente de ello.
El stalkeo en Japón: el acoso, o el tsukimatoi en el original, es la conducta de “persecución” y seguimiento de mujeres. No todas las connotaciones culturales de este concepto son negativas, y todavía se interpreta como gesto “romántico”, las consecuencias de un hombre llevado por su amor. Los stalkers más populares son compañeros de trabajo o carrera y ex parejas, que siguen a sus amadas sin que ellas lo sepan. A muchas de ellas les ha costado la vida.
El país lleva más de dos décadas hablando públicamente de este lastre social. En 2001, primer año desde el que hay estadísticas oficiales de este delito, se hicieron 14.662 denuncias en el país. En 2015 fueron 21.968. El cambio se produce, según los expertos, no porque haya más incidentes, sino porque las mujeres se están animando más a denunciarlo públicamente y a perder la vergüenza de ser víctimas. Con la disculpa pública de Yamaguchi, a fecha de 2019 todavía se difunde el mensaje contrario.
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