Nuevos tiempos, viejos hábitos. Con Tinder perdiendo fuelle, el negocio de las apps de citas dando muestras de fatiga y cada vez más gente desencantada con el flirteo online, quienes buscan pareja miran hacia nuevos horizontes. Y estos pasan a menudo por sustituir los match en la pantalla del móvil por encuentros en persona a través de formatos como el speed dating o, en una nueva vuelta de tuerca que recuerda a la forma más tradicional de ligar, el slow dating. La presencialidad recupera el terreno que en su día le arrebató lo virtual. El match cede a la cita. Y las pantallas pierden interés frente a las charlas en torno a un café.
Nuevos tiempos, viejas formas de ligar.
Otra forma de match. El concepto speed dating no es nuevo. De hecho es bastante más antiguo que Tinder o cualquier otra app de citas. A finales de los años 90 la marca ya la usaba Aish HaTorah, una organización educativa judía, y antes, mucho antes, se organizaban encuentros con una dinámica más o menos similar a lo que siguen siendo hoy los speed dating. Su dinámica es muy sencilla y la hemos visto replicada en bastantes películas y series.
A los participantes se les ofrece la oportunidad de tener citas fugaces entre sí, charlas de solo unos minutos, lo justo para que ambas partes se queden con una primera impresión de quién tienen delante. Pasado el tiempo programado para cada cita, los organizadores piden que las parejas roten y cada persona entabla una nueva conversación con otro participante. Charlas fugaces. Y mucha rotación.
Cuando el speed dating termina cada asistente revela a los organizadores quiénes les gustaron más y en base a sus respuestas se cruzan contactos para un nuevo encuentro.
¿Y cómo los organizan? A través de intermediaros especializados en speed dating. Y hay unos cuantos. Hace unos días El Confidencial publicó un reportaje que da una idea de hasta qué punto el formato de citas rápidas en persona se ha extendido por las ciudades.
Su foco se centra en Madrid, pero solo allí cita tres organizadores distintos: la cuenta Guiris de Mierda y las empresas Bedazzling y Cita2. Una búsqueda rápida en Google muestra que en realidad hay más firmas dedicadas a lo mismo: coordinar encuentros rápidos, de solo unos minutos, para que a lo largo del speed dating los participantes puedan conocer potenciales parejas.
Cerca de 8.000 potenciales parejas. El director de Bedazzling, Jordi Martínez, explica a El Confidencial que la empresa lleva organizando eventos de este tipo todos los meses desde 2018, con una media de 60 personas por speed dating. En seis años calcula que han pasado por sus 'quedadas' cerca de 8.000 personas. Otros aseguran llevar más tiempo incluso montando esta clase de 'macro citas'. Claro está, no lo hacen por amor al arte (o el arte del amor). Quienes participan llegan a pagar unos 20 euros para encontrar a su media naranja.
Más allá de Madrid… La tendencia no se limita solo a Madrid. De nuevo llega una búsqueda rápida para encontrar páginas o cuentas que organizan speed dating en Galicia, Andalucía, la Comunidad Valenciana, Asturias, Extremadura… Y la lista sigue. Hace poco los compañeros de Xataka Móvil hablaban de una nueva plataforma con un enfoque similar en Cataluña, Cites ràpides. Y no es la única que anuncia speed dating en la Ciudad Condal. La idea es la misma: matchs… pero matchs en persona.
... y más allá del "speed". Tampoco todas las quedadas siguen la pauta tradicional de las charlas fugaces, de solo unos minutos. Al calor del aparente éxito de los speed dating ha surgido Slow Dating Club, que se define como "el Cupido moderno" y organiza encuentros que no siguen exactamente las normas tradicionales.
"El amor es una cuestión de azar, por tanto hacemos cuestionarios y juegos durante la velada. Al final, si te gusta alguien, lo puedes anotar en un sobre", comenta su fundadora Eva Sánchez, de 28 años. Los eventos se organizan sobre todo para gente de su edad, se montan cada mes en restaurantes de Madrid y asistir en ellos cuesta 25 euros.
¿Un cambio de tendencia? El aparente interés por los speed datingcoincide con otro fenómeno igual de relevante y muy conectado: la pérdida de fuelle de Tinder, la app de citas que ha logrado un peso aplastante entre los solteros de España gracias en gran medida a una estrategia que pivota en un eje distinto al de los speed dating: el flirteo virtual. Sus parejas quedan, pero el primer contacto, el match, llega con pantallas de por medio.
Los datos divulgados a principios de año por Europa Press demuestran que Tinder sigue teniendo un peso innegable en el sector, con más de 1,5 millones de usuarios mensuales que dedican, de media, dos horas y media a la plataforma.
El informe en el que se basa la agencia refleja también que en general las apps de citas mantienen una amplia implantación en España, con más de cuatro millones de usuarios y plataformas con una comunidad nutrida y bien arraigada, como Badoo o Grindr. Dejando claro eso, el sector muestra algunas señales de cambio de tendencia.
Cuestión de edades. Los últimos datos publicados por Statista reflejan por ejemplo que Tinder "no tuvo un papel tan importante en la vida de los españoles" el año pasado, y aporta un porcentaje revelador: el 38% de sus usuarios afirma usar la app cada dos semanas. El propio estudio citado por Europa Press desliza un dato que apunta un posible cambio generacional.
Al estudiar en detalle algunas apps, sus autores identificaron que su uso destacaba entre los usuarios de 25 a 34 años. La cosa cambia entre la gente de mayor y menor edad. De hecho los soleros de 18 a 24 años optan por ligar directamente a través de las redes, como TikTok o Instagram.
Un dato: 1,4 millones. El fenómeno no es exclusivo de España. La semana pasada el tema llamó la atención de The Guardian, que publicó un artículo en el que explica precisamente la reciente 'espantada' de usuarios de aplicaciones de citas online que se ha registrado en Reino Unido.
En concreto, habla de que a lo largo de los últimos 12 meses alrededor de 1,4 millones de británicos han abandonado las plataformas virtuales de citas. Los datos están extraídos de un informe de Ofcom que refleja que el uso de las 10 principales apps para buscar parejas cayó cerca de un 16%.
"Como cartas de una baraja". En ese desplome Tinder se llevó la peor parte. Su plataforma habría perdido más de medio millón de usuarios desde mayo del año pasado. Bumble se dejó 368.000 y Hinge 131.000. ¿El motivo? Según el Center for Love, Sex and Relationship (CLSR), posiblemente cierta sensación de desapego y cansancio.
"Lo ves menos como si estuvieras hablando con personas reales y particulares y empiezas a percibirlo como si fueran cartas de una baraja", reflexiona Natasha McKeever, codirectora del CLRS. Otra clave para ella es el comportamiento de algunos usuarios, que se comportan en las aplicaciones de forma distinta a como lo harían en persona.
De los ligues a los dólares. Hay más indicadores. Y algunos se concretan en aspectos tan tangibles y mesurables como la evolución de los usuarios y las ganancias en dólares. Los datos de las dos compañías insignias del sector, Bumble y Match Group, muestran que desde 2021 han perdido una suma importante en valor de mercado, con descensos sensibles en bolsa desde sus mejores momentos.
En el caso de Tinder, Business of Apps muestra que, si bien el dibujo general de la curva de los ingresos desde 2018 es claramente ascendente y en 2023 logró su mayor facturación anual, su crecimiento de los últimos años resulta más vacilante. La tendencia es más clara en el caso de los suscriptores. De los 10,9 millones de 2022 pasó a 10,4 en 2023. Y los últimos datos trimestrales de reflejan que han ido descendiendo desde su momento álgido, a finales de 2022.
Pero… ¿Por qué? En juego hay muchos factores. McKeever habla de una sensación de "tedio", falta de comunicación y que hay usuarios que actúan en las apps de citas como si se tratara de "un juego", con "formas que nunca usarían con gente en la vida real".
Otros apuntan al factor económico, como Jess Carbino, socióloga, y que hace poco compartía con El País otra idea crucial: “La generación Z duda en pagar por citas digitales, en gran medida porque son jóvenes y aún frecuentan lugares donde es fácil conocer gente en persona”. Hay quien como Sánchez, la impulsora de Slow Dating Club, decidió cerrar sus apps de citas sencillamente por un sentimiento de "decepción" tras sufrir el temido ghosting.
Señales de cambio. No todo son tendencias negativas para las plataformas online de citas. Precisamente para responder a las diferentes expectativas de los usuarios, con el tiempo han surgido apps "de nicho" o pensadas para diferentes perfiles. De hecho The Guardian precisaque Scruff, enfocada a hombres que buscan hombres, logró ganar usuarios y otras apps orientadas a la comunidad LGBTQ+, como Grindr o Squirt, experimentaron caídas menores en usuarios.
Tinder está organizando también speed dating y el CEO de Bumble aseguraba hace poco a El País que la compañía ya ha desplegado "una estrategia audaz" para lograr su objetivo de ser "la principal opción global para quienes buscan amor, amistad y comunidad".
Imágenes | René Ranisch (Unsplash), Candy Goode (Unsplash) y Hendo Wang (Unsplash)
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