La crisis habitacional azota Europa. Según Eurostat, los precios de la vivienda en el continente han aumentado un 10,5% en los últimos dos años y el coste de las materias primas también se ha disparado, cebándose con los hogares más vulnerables. Bélgica es uno de los países más afectados, con una escasez de inmuebles notable y un precio inmobiliario desorbitado. El gobierno se fijó el objetivo de construir 900.000 viviendas nuevas (y asequibles) para 2030, pero los inversores dicen que los altos impuestos y la regulación dificultará estos proyectos.
El resultado es una situación que deja a las familias de ingresos bajos sin opciones en las ciudades y los empuja a las afueras, a áreas de precios más bajos. O peor, a las calles. Mientras la capital ya ni siquiera cuenta con viviendas precarias disponibles, se enfrenta también a una crisis migratoria, con miles de solicitantes de asilo esperando ingresar en el sistema, la mayoría de ellos viviendo en tiendas de campaña improvisadas en las calles, con un nivel de higiene deplorable.
Al contrario que Viena, donde tres de cada cinco de estas personas ya viven en viviendas sociales. En Bruselas más de 50.000 familias están en lista de espera para acceder a ellas, con un tiempo medio de espera de 10 años.
¿La solución? Woonbox, o comunas de madera.
Mientras la ciudad lidia con esta escasez de viviendas sociales, de disponibilidad inmobiliaria y de altos precios de alquiler, desde la pandemia tiene mucho más espacio vacío (estimado en 1 millón de metros cuadrados), especialmente en los edificios de oficinas. Así que ahora quiere abordar ese desajuste.
Woonbox es un proyecto ideado por SAAMO, la Facultad de Arquitectura de Bruselas y el Grupo Martin Vandereyt que promueve un nuevo sistema de construcción inspirado en Lego, pero en otra escala y con material de madera. Han desarrollado un kit modular que consta de paneles estándar cableados con ventanas y puertas que se pueden ensamblar, adaptar e incluso apilar dentro de edificios vacíos.
Un sistema prefabricado inteligente fácil de manejar y que se puede montar y desmontar en menos de una semana. Debido a su modularidad, puedes construir diferentes configuraciones, desde un estudio hasta una casa familiar más grande con 3 o 4 dormitorios. Pero también una sala de reuniones, una oficina o un estudio.
Además, el sistema es energéticamente eficiente, ignífugo y cumple con todos los estándares. No sólo eso: es sostenible y circular, por lo que es reutilizable, y se puede utilizar tanto de forma temporal como permanente, tanto en interior como en exterior.
El gobierno local instaló la primera serie de estas unidades residenciales en las antiguas instalaciones de la empresa de bebidas Cinoco en Molenbeek-Saint-Jean, donde construyeron 10 unidades de este tipo para 34 personas que se encuentran en una situación precaria. En este caso, los módulos se dispusieron cerca de las ventanas para tener iluminación y ventilación natural. Y dejaron un espacio central público pero cerrado únicamente para los residentes de este edificio.
Tal y como menciona el arquitecto @alejandrocsome en Twitter, la intención es, además, "recomponer un tejido social dañado creando microcomunidades que puedan apuntalarse entre sí para reincorporarse a la trama productiva, social, cultural de la cual van quedando progresivamente excluidas".
De esta manera, se intenta "fomentar el cruce en el interior de las zonas comunes, las cuales se entremezclan en la vida diaria, en expansiones comunes, lugares de encuentro centrales en el edificio a modo de simulación de espacio publico". ¿Quién lo paga? El gobierno belga pone a disposición de este proyecto 384.651 euros y la región de Bruselas invierte 198.474 euros.
Aunque las viviendas siguen siendo precarias, son más grandes, limpias y adecuadas que las que muchas veces se ofertan en el mercado tradicional a las familias inmigrantes, donde se dan casos en los que conviven hasta seis personas hacinadas en habitaciones de 20 metros cuadrados.
Al final, el proyecto es un buen ejemplo de cómo con creatividad e ingenio se pueden crear nuevas formas de vivienda temporal y asequible. Y más con el futuro que tenemos por delante, con una crisis habitacional que empeora año tras año.
Imágenes: SAAMO
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