Gran parte de nuestra inacción frente al cambio climático surge de lo remoto de sus consecuencias más catastróficas. El aumento del nivel del mar o la desertificación de zonas templadas transformarán nuestro planeta a cientos, miles de años vista, lo que relativiza su amenaza. Sin embargo, el día a día está repleto de pequeños grandes dramas que ilustran el carácter total del cambio climático, y sus consecuencias en el mundo que habitamos a día de hoy. Suecia acaba de descubrirlo en sus propias carnes: el calentamiento global ha limado su montaña más alta, el Kebnekaise, reduciendo su elevación.
24 metros. Es la altura que ha perdido el pico sur del macizo, ubicado en los confines de las Montañas Escandinavas, más allá del Círculo Polar Ártico. La montaña cuenta con dos picos de características distintas: el norte, algo más bajo, compuesto únicamente de roca; y el sur, históricamente por encima de los 2.120 metros y cubierto de forma permanente por una extensa capa de hielo. El Kebnekaise alberga un glaciar, de grosor variable en función de la época del año. Cada verano, el pico sur perdía altura, pero no la suficiente como para perder su estatus.
Cambio. Eso acaba de cambiar. Un grupo de investigadores liderado por Gunhild Ninis Rosqvist, profesor en la Unviersidad de Estocolmo, ha pasado los últimos años analizando y midiendo las pérdidas del glaciar. El pasado 3 de septiembre se producía el sorpasso: el hielo del pico sur era tan escaso que su altura se había reducido unos 24 metros, lo suficiente como para que el pico norte, de 2.097 metros de altura, pasara a ser el nuevo techo de Suecia. Es probable que durante el invierno el pico sur retome su título, pero la tendencia, en palabras de Rosqvist, es "muy clara". A largo plazo el hielo está condenado.
¿Por qué? Era algo previsto por los científicos desde hacía meses. Las variaciones estacionales se habían agudizado durante los últimos años, fruto de las temperaturas cálidas que asolan con más frecuencia el norte de Suecia. Este año, por ejemplo, el país ha superado el récord histórico de temperaturas en el mes de julio (en línea con el resto de países de Europa, muchos de ellos, como Francia o Reino Unido, registrando sus temperaturas máximas absolutas). Dado que el grosor máximo de los glaciares no depende tanto de inviernos muy fríos como de veranos suaves, las repetidas olas de calor han debilitado al máximo el grosor del Kebnekaise.
General. Suecia no está sola. El calor es cada vez más intenso en todos los rincones de Europa. Es probable que el calentamiento global haya subido hasta 3º C las temperaturas durante los meses de julio y de agosto. La tendencia histórica también es muy tozuda en este sentido: toda la humanidad afronta años más y más cálidos. En Europa, en concreto, los inviernos se están suavizando a marchas forzadas (combinados con puntuales y terribles olas de frío). Rincones antaño ajenos a las altas temperaturas, como los bosques Árticos de Escandinavia o Rusia, están sufriendo incendios históricos.
Montañas. Los países nórdicos tienen cierta tradición en la modificación de sus cumbres más altas. Hace algunos años Noruega y Finlandia llegaban a un simpático acuerdo que también modificaba el techo del segundo. Con motivo del centenario de su aniversario, Noruega corregiría parte de su frontera para entregar el pico del macizo Haltitunturi a Finlandia, elevando su punto más alto de los 1.324 metros a los 1.365 metros. Resulta que la montaña pertenecía en su mayoría a Finlandia, pero que, veleidades de la historia, el pico cayó en el lado noruego. Al tratarse de un remoto rincón del Ártico el detalle no tuvo consecuencia política alguna.
Imagen: Dianou42/Commons
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