En una cultura acostumbrada al revival permanente, era cuestión de tiempo que la Guerra Fría contara con su particular revisitación (a)crítica por las nuevas generaciones. Y si Estados Unidos y Corea del Norte están jugando hoy su particular Crisis de los Misiles, en Europa las miradas se dirigen hacia un agente diferente: Rusia.
Suecia, al menos, está convencida de que, en caso de guerra, el problema surgirá del este. Por ello, el gobierno sueco ha comenzado a repartir un viejo panfleto producido durante los años de la Guerra Fría advirtiendo a su población de cómo reaccionar en caso de guerra. El librito es un breve manual de instrucciones de emergencia con pistas elementales sobre cómo refugiarse, cómo aprovisionarse y qué hacer si el conflicto bélico se enquista.
Tamaña reacción de las autoridades suecas da una idea del estado de pánico en el que el país se ha sumergido durante los últimos años. De un tiempo a esta parte, Suecia se ha alineado de forma aún más distintiva con la OTAN (de la que no forma parte) y ha recuperado el servicio militar para los nacidos tras 1999. El país, ejemplo de tantas cosas tan civilizadas y paradigmas de lo moderno, sospecha de Rusia, vecino cercano de prominentes cazas y submarinos.
Como explica aquí una portavoz de la Agencia de Contingencias Civiles (dentro del Ministerio de Defensa), el librito a reeditar es toda una institución histórica en Suecia. Titulado "Om kriget kommer" (Si viene la guerra), fue distribuido inicialmente en 1943 ante la eventual posibilidad de que Suecia, por aquel entonces neutral, terminara arrastrada al espantoso fango de la Segunda Guerra Mundial. El panfleto se mantuvo por la misma lógica durante la Guerra Fría.
Entre otros objetivos, el manual enseña a los pacíficos suecos a aprovisionarse de comida, a racionar el agua y la calefacción y a pertrecharse en caso de que su mundo se "dé la vuelta por completo". También incluye instrucciones en torno a los avisos por sirena (que se mantienen en muchas partes de Europa, como Suiza), qué hacer en caso de ataque aéreo o qué cosas llevar siempre en la maleta por si tienes que huir (DNI, ropa cómoda y, err, máscaras de gas).
Para no resumirlo a un salvaje comeback de los años treinta, las autoridades suecas han explicado que el manual de instrucciones se va a adaptar a otras posibles catástrofes. Entre ellas, ataques terroristas a gran escala, pandemias, desastres causados por el cambio climático o situaciones de caos promovidas por la desinformación. 4 millones de hogares suecos lo recibirán este año.
¿Cómo de serio es el regreso del Ikea de las emergencias bélicas? Si pensamos que había sido arrojado al baúl de los recuerdos en 1991, con la caída definitiva de la Unión Soviética, su vuelta da una idea aproximada del estado de tensión que algunas partes de Europa están alcanzando. En las aguas del Báltico se encuentran los únicos puertos cálidos que disfruta Rusia en el continente, y su progresivo despertar militar inquieta a algunos.
"Om kriget kommer" es la vuelta de tuerca de una política de defensa que ya había denotado el cariz temeroso de Suecia. El regreso de la mili es otro ejemplo: tras abolirla la pasada década, alrededor de 4.000 suecos se verán obligados a pasar por el adiestramiento militar a partir de este mismo año. El sistema acepta voluntarios, de forma similar al ya existente en Noruega. Es una tendencia rara: la mayor parte de países europeos la abolieron hace décadas (sin recuperarla).
En parte, Suecia ha debido hacerlo ante la escasa voluntariedad de sus ciudadanos, que amenazaba con dejar raquítico al cuerpo del ejército. Pero también por la escalada de tensión con Rusia: ya sea a través de submarinos oteando las aguas territoriales suecas en el Báltico o de cazas violando por sistema el espacio aéreo del país escandinavo, Moscú ha soliviantado al gobierno sueco. Las habituales acusaciones desinformación y manipulación mediática no han ayudado.
Sea la amenaza real o no, lo cierto es que Rusia sí ha intensificado su actividad militar en Europa durante los últimos años, y que todos sus vecinos cercanos observan no sin cierta intranquilidad sus movimientos. El desplazamiento masivo de tropas a su frontera con los países bálticos, por ejemplo, amén de la aún no curada cicatriz de Ucrania, ha devuelto a Europa el amargo recuerdo de la guerra. Ficticio o no, existe.
Y Suecia no quiere que le pille de improvisto.