Si lo dicen BBC, CNN o Washington Post será verdad, ¿no? Estos medios se han hecho eco estos días de un estudio de 2018 de la publicación Scientific Reports que anunciaba el descubrimiento de cuernos en la parte trasera inferior del cráneo de jóvenes entre 18 y 30 años. De ahí saltamos, nada más y nada menos, que ante lo que nos parece la prueba definitiva de la evolución humana por culpa de los smartphones.
Qué es eso del cuerno en la cabeza: técnicamente una “protuberancia occipital externa” que se localiza justo en el punto entre el ligamento nucal y el trapecio. Las imágenes constatan ese pequeño cuernito en la nuca, que serviría como contrapeso craneal para el esfuerzo que hacemos bajando tanto la cabeza. El 40% de las radiografías que analizaron mostraban esa protuberancia.
No son noticias nuevas: El problema, según los expertos, es que lo de la aparición de protuberancias en la nuca no es algo tan raro ni estudiado por ser precisamente eso, una consecuencia de mala postura: se sabe que a los cirujanos les pueden salir estas protuberancias, o que a una de cada 10 personas les sale un espolón similar en el talón, muy vinculado al uso de tacones en mujeres.
Un estudio poco riguroso: el estudio se limita a observar radiografías tomadas en el pasado por personas que ya se habían quejado de tener problemas de postura, carece de grupo de control y no es capaz de probar ninguna causa o efecto. O dicho de otro modo, las conclusiones que han circulado, sobre que se trata de una nueva tendencia ósea causada por la tecnología, es una mera hipótesis dentro del texto que no se fundamenta en nada.
De hecho el artículo es tan chapucero que en una de sus conclusiones indica que los hombres tienden a tener cuernos más grandes cuando en realidad los gráficos con los que acompañan el tema no apoyan esa conclusión.
¿Estrés? Otros estudios que han analizado estas protuberancias no encontraron una relevancia estadística suficiente como para justificar que se trate de una anomalía juvenil, mientras que otros afirman que sí, que son cosa de jóvenes, pero de todas las épocas, y que la protuberancia puede ir desapareciendo con los años, con lo que los smartphones quedarían fuera de la ecuación. Otros evaluadores han llegado a la conclusión que el principal factor de la creación de estos cuernos son el estrés en las articulaciones.
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