La mayoría de los materiales que dan forma a los edificios y las carreteras de las ciudades absorben gran parte de la energía calorífica emitida por el sol. Por ello, un reciente estudio apunta a que si los tejados de todas las grandes ciudades del mundo fuesen de color blanco podría reducirse un tercio el efecto isla de calor en todo el mundo.
90%. Esta es la cantidad de luz y energía calorífica que es capaz de reflejar una superficie blanca. Al contrario, las zonas cubiertas de asfalto tan sólo son capaces de devolver un 4% del calor obtenido por parte del sol. Según la Agencia de Protección Ambientas de Estados Unidos, esto da como resultado que ciudades cono Nueva York tengan una temperatura entre 1 y 3ºC más alta que la registrada en las localidades colindantes menos urbanizadas.
Soluciones. Para reducir este aumento de la temperatura, un estudio publicado en la revista Nature Geoscience propone pintar de color blanco tejados y carreteras para amortiguar desde el punto de vista regional uno de los efectos más fuertes del cambio climático. ¿Razón? T. Tanto es así que otra investigación realizada por el Centro de Investigación Atmosférica de Colorado apunta a que si los tejados de todas las grandes ciudades del mundo fuesen reflectantes podría reducirse en un tercio el efecto isla y, como consecuencia, bajar 0,6ºC la temperatura diaria.
Evidencias. En 2012, Nueva York adaptó su legislación urbanística para poder pintar los tejados de distintos edificios de blanco y, desde entonces, la ciudad cuenta con más de 2.804.160 de metros cuadrados reflectantes. En la misma dirección, Los Ángeles decidió pintar las carreteas de varios de sus barrios de color gris claro. Por su parte, desde los Países Bajos, proponen apostar por las placas solares y los tejados vegetales en uno de sus próximos proyectos urbanísticos: Merwede. El objetivo de este planteamiento pasa por utilizar energía limpia como la solar, mientras que la vegetación ayuda a disminuir la temperatura.
Mejor salud. Reducir la temperatura en las ciudades no solo mejora la calidad de vida de los ciudadanos, también puede reducir los casos de accidentes coronarios. Según un reciente estudio, los repuntes bruscos de temperatura aumentan la probabilidad de sufrir un ataque al corazón. Los autores señalan que, durante la ola de calor europea que mató a 35.000 personas en 2003, la parte más perjudicial no era la temperatura diurna por encima de los 40 grados, sino que por las noches el termómetro no bajaba de los 30 grados.
Cambio climático. Tornar a blanco el pavimento y los tejados de todo el mundo minimizaría la presencia de las islas de calor en todo el mundo, pero no sería suficiente para detener las consecuencias climáticas desencadenadas por el calentamiento global. Este nuevo planteamiento tendría la capacidad de retrasar los efectos climáticos en 11 años, pero en ningún caso los eliminaría.
Para conseguir revertir algunas de sus consecuencias, deberían cumplirse tratados como el Acuerdo de París de 2015 donde se incluyen medidas como la descarbonización de la economía o los medios de transporte sostenibles.
Imagen: NASA
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