El mes pasado el Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios alemán (BfArM) ha dado su aprobación a tres fabricantes de pruebas rápidas de antígenos (es decir, para saber si estás incubando) para uso doméstico. Aunque los gobiernos federales y estatales pretendían que estuviesen disponibles a partir de esta semana en farmacias, supermercados y otras grandes superficies, han pospuesto el lanzamiento al día 3 de marzo para debatir una serie de cuestiones.
No se parece a la que hay en algunas farmacias españolas, que implica la extracción de sangre, y sólo detecta los anticuerpos, es decir, si ya has pasado la enfermedad. Las tres pruebas aprobadas funcionan igual, con un hisopo de algodón con el que recoger la muestra nasal y después un mecanismo de evaluación que dura 15-20 minutos y se parece mucho a los típicos test de embarazo. Además, el algodón no hay que meterlo en la región nasal anterior, basta con la parte inferior, mucho más cómodo para el común de los mortales.
Por supuesto, no es la panacea: las autoridades germanas aseguran que, si se han demorado tanto y sólo han aprobado tres de las casi 50 presentadas es porque han tomado todos los controles posibles (se espera que se vayan aprobando a nuevos fabricantes con el tiempo). Aún así tienen una precisión media de diagnóstico del 80%. ¿El precio? Algo que aún no se ha filtrado al público general, aunque se cree que podría ser de entre 5 y 10 euros, aunque documentos gubernamentales a los que ha accedido Reuters habla de unas previsiones estatales de unos 18 euros por kit.
Gratis o no gratis: es uno de los debates que se mantenía abierto aunque ya se va cerrando. Las autoridades planeaban subvencionar un número de test por habitante para que le costasen a los ciudadanos un euro, pero se ha concluido que es mejor no intervenir y esperar si, con nuevos competidores, los precios caerán de forma natural. Uno de los tres fabricantes aprobados ha anunciado que tendrá capacidad de proveer 15 millones de pruebas mensuales y otro ha dicho que podrá hacer frente a 45 millones. El Gobierno planea, eso sí, aplicar un proyecto de subvención e implantación de estos tests masivos en las escuelas infantiles.
Un topping de seguridad a los planes de prevención actuales: los resultados de cada test no son vinculantes y, por supuesto, tienen un amplio nivel de fallo. Se educará al público en que, en caso de dar positivo, el individuo tendrá que aislarse y esperar a hacerse un test de PCR de laboratorio, aunque esta instrucción no será una imposición y las autoridades no podrán rastrear lo que cada sujeto haga si la prueba casera da positivo.
La idea es seguir con las políticas de reducción de los contactos, las distancias de seguridad y demás, pero puede funcionar como una ayuda extra para, en caso de que alguien decida ir a un sitio o quedar con un amigo o familiar, tome una protección más, o para que todos los que se lo puedan permitir, especialmente los que trabajan de cara al público, se hagan dos o tres pruebas semanales. También hay voces alarmistas que consideran que estas pruebas pueden promover comportamientos temerarios innecesarios. Pese a todo, las autoridades aseguran que todo esto "mejorará la seguridad cotidiana".
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