The Man in the High Castle y otras ucronías del futuro imposible

The Man in the High Castle y otras ucronías del futuro imposible
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La victoria de los nazis en la Segunda Guerra Mundial es, desde el mismo final de la contienda, la ucronía más debatida y discutida de todas cuantas hayan existido. Pero no es la única, y las posibilidades en un campo tan prolífico como la imaginación humana son infinitas. ¿Qué hubiera pasado si el Imperio Romano jamás hubiera caído? ¿Y si la Armada Invencible no hubiera sido arrasada por una tormenta frente a las costas británicas? ¿Qué sería de la península si los reinos cristianos jamás se hubieran impuesto a los musulmanes?

Son preguntas cuyas respuestas sólo son lo que nosotros queramos de ellas, más o menos elaboradas. Y eso es lo fantástico de las ucronías.

A día de hoy, no existe ucronía con mayor reconocimiento popular que The Man in the High Castle (El hombre en el castillo), novela de Philip K. Dick adaptada ahora por Amazon* para televisión. Al margen del valor audiovisual de la serie, ha puesto sobre la mesa, una vez más, una de las muchas teorías sobre las consecuencias de una potencial victoria alemana en la Segunda Guerra Mundial. En este post analizamos cuáles fueron aquellos planes y qué había de factible en las ideas de Hitler para el mundo post-conflicto. Hoy, optaremos por la imaginación pura, y buscaremos otras ucronías de igual valor y fantástico resultado.

La monarquía hispánica sí invade Inglaterra

Pocos acontecimientos han gozado de mayor mitología que la expedición de la Armada Invencible de Felipe II. A menudo se malinterpretan sus hechos y se obvia su contexto, caricaturizando el ataque, los motivos y las causas de su fracaso. Sea como fuere, en Ruled Britannia, Harry Turtledove opta por teorizar sobre una hipotética victoria española en las costas británicas. ¿Resultado? Felipe II gobierna las islas, depone a Isabel I y logra poner fin de forma anticipada a la larga guerra que España e Inglaterra afrontaron durante la recta final del siglo XVI. Entre tanto, la trama se centra en Shakespeare y Lope de Vega como protagonistas.

Ruled Britannia Las posesiones de Felipe II en el supuesto de Britania Conquistada.

De haber sucedido, la monarquía hispánica habría sumado otro territorio más a su vastísimo imperio. De forma más relevante, Felipe II habría terminado con uno de sus principales enemigos. Por aquel entonces, Inglaterra ejercía de potencia lateral en el gran marco de los estados europeos, pero servía de importante apoyo a las Provincias Unidas (en el contexto de la costosísima y finalmente fracasada Guerra de los 80 años) y amenazaba la hegemonía comercial de la monarquía hispánica en el Atlántico. No está claro que la intención de Felipe II fuera la de conquistar el reino, pero sin duda sí terminar con el reinado de Isabel I.

¿Viabilidad? Escasa. La monarquía hispánica habría tenido serios problemas logísticos y financieros para dominar aún otro territorio abiertamente hostil a su gobierno. Desde un punto de vista militar, la victoria de la expedición se mostró igual de compleja. Al año siguiente, Inglaterra trató de hacer lo propio con la Invencible Inglesa, y fracasó en sus mismos objetivos de un modo semejante. Una invasión a gran escala por mar era demasiado difícil.

Los dinosaurios no se extinguen

Es la premisa de Al oeste del edén, el primero de los tres libros escrito por Harry Harrison sobre un hipotético pasado (y futuro) donde la extinción masiva del Cretácico-Terciario jamás tiene lugar. Los dinosaurios, por tanto, sobreviven hasta convertirse en la especie dominante del planeta durante milenios. ¿Cómo? Evolucionando en una especie de reptil inteligente y en plenitud de desarrollo llamado Yilanè, capaz de establecer sociedades complejas y de utilizar tecnologías avanzadas. Sin embargo, no pueblan todos los continentes.

Aigialosaurus Bucchichi Un Aigialosaurus bucchichi, una especie de mosasaurios. La raza de reptiles inteligentes descrita en Al oeste del edén desciende directamente de los mosasaurios.

Por algún motivo, los Yilanè dejaron de habitar las tierras de América del Norte, donde una suerte de ser humano llamado Tanu, descendiente del mono del Nuevo Mundo, se asienta y establece. El libro narra el intento de los Yilanè de colonizar las tierras americanas y el choque natural con los menos desarrollados Tanu, cuya sociedad se asemeja a aquellas de la Edad de Piedra tardía. Lo interesante aquí, claro, es el universo de ciencia ficción donde el ser humano ha de competir con una especie superior por espacio y recursos.

España no pierde Cuba en 1898

Otro desastre naval nos devuelve a España y a sus múltiples, ya sean noveladas o no, ucronías de un futuro imposible. En este caso acudimos a la Cuba colonial y finisecular de la mano de Pedro A. García Bilbao, que glosó la hipótesis en Fuego sobre San Juan. En el libro, el desastre de 1898, elemento central a la vida cultural y política de la convulsa España de principios del siglo XX, jamás tiene lugar, dado que la armada española logra imponerse a la expedición estadounidense. De este modo, retiene Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

Reina Mercedes El Reina Mercedes, uno de los buques hundidos por los americanos en Cuba. Posteriormente, pasaría a formar parte de la armada norteamericana, tras haber sido reparado.

De nuevo, la mitología envuelve a la historia. Un lugar común es referirse a los "barcos de madera" españoles frente a los "barcos de acero" norteamericanos, poniendo de manifiesto la decadencia tecnológica y militar de España frente a la potencia naciente. Al contrario de lo que la leyenda cuenta, lo cierto es que, como glosó de forma estupenda Jaime Pérez-Llorca en La estrategia del desastre, los barcos españoles estaban a la vanguardia militar de la época, y no eran inferiores a los norteamericanos. En el plano terrestre, las tropas americanas eran menores en número. La expedición estadounidense fue, de hecho, temeraria.

¿Qué sucedió? Errores estratégicos monumentales del alto mando que, entre otros, obligó a los barcos españoles a abandonar la bahía de Santiago mientras eran alcanzados de forma inmisericorde por los buques americanos, cuya espera resultó letal a la salida de la bahía. Con todo, Estados Unidos ganó la guerra sin haber conquistado ni San Juan ni La Habana, capitales coloniales. Aquí la viabilidad de la ucronía no es tan utópica. Su narración de las consecuencias, sin embargo, donde la no debilitada España evita la Primera Guerra Mundial, sí entra de pleno en el terreno de la ciencia ficción especulativa.

Los estados confederados del sur ganan la guerra

Y sobreviven.

Es una de las historias alternativas más recurrentes de la historia americana, en la que también participan algunos de los autores citados antes como Harry Turtledove o Harry Harrison. Incluso políticos como Newt Gingrich han escrito novelas en las que las tropas de la Unión son derrotadas por las confederadas en la batalla de Gettysburg, permitiendo, de este modo, la supervivencia de un segundo estado independiente en los actuales Estados Unidos. La mayor parte de ellas se basan en esa premisa.

Bring The Jubilee Map El mundo de Bring The Jubilee. En gris oscuro, los Estados Confederados del Sur, en plena expresión de su prosperidad imperial. En azul, los Estados de la Unión. En rojo, el Imperio Británico. En verde claro, la Unión Germánica.

Uno de los libros más entusiastas en su ucronía es Bring the Jubilee, escrito en 1953 por Ward Moore. En él, los Estados Confederados del Sur no sólo logran que Estados Unidos reconozca su existencia, sino que obtienen algo más de territorio (ganando Washington y Baltimore) y se expanden hacia América del Sur, aplicando una política colonial e imperialista. Llegado el momento y durante los primeros compases del siglo XX, los Estados Confederados del Sur son la principal potencia mundial, en abierta competencia con la Unión Germana, una suerte de imperio formada por Alemania y Austria-Hungría.

¿Viabilidad? Escasa. Un resultado final de Gettysburg sí entra dentro de la hipótesis histórica, pero el imperio sureño posterior es pura fantasía.

El Imperio romano llega hasta nuestros días

Es la hipótesis manejada por Robert Silverberg en Roma Eterna. Por un lado, el fracaso de Moisés en su empresa provoca que la minoría étnica hebrea permanezca como tal dentro del Antiguo Egipto, y que el cristianismo, por tanto, jamás nazca ni se expanda hasta el corazón del Imperio Romano. Por otro, la colaboración mutua entre el Imperio Romano de Oriente y el Imperio Romano de Occidente permite frenar las invasiones bárbaras y logra que ambas formas de estado pervivan, negando uno de los acontecimientos históricos más importantes para explicar la historia de Europa.

Imperio Imperio Romano, año 2012.

Como consecuencia, el resto del imperio se desarrolla de forma semejante a la historia de la humanidad. Progresivo crecimiento y desarrollo tecnológico y perfeccionamiento del sistema político, con evidentes paralelismos como la era de los descubrimientos y el inicio del revolucionismo político en el siglo XIX, llegando hasta la exploración espacial. ¿Podría haber sucedido? Difícil: las propias dinámicas internas del Imperio Romano provocaron su caída. Su fin fue estructural y no fruto de un hecho concreto, de modo que la posibilidad de que la historia cambiara depende de muchos más improbables factores.

La peste negra ha acabado con Europa

Tiempos de arroz y sal propone un escenario histórico donde el predominio del hombre blanco europeo (y por tanto cristiano) ha sido relegado a la anécdota. La peste negra, la peor epidemia que el continente ha sufrido en su historia y que acabó con la vida de un significativo porcentaje de la población de la Europa medieval, se presenta en la novela de Kim Stanley Robinson como un exterminio casi total de la civilización europea. De modo lógico, su hegemonía posterior (militar, política, económica) nunca tiene lugar, ordenando el mundo de un modo muy distinto: a través de Asia y África.

Years Of Rice And Salt By Quantumbranching El mundo sin Europa.

De hecho, las elucubraciones de Robinson resultan de lo más estimulantes porque permiten imaginar con el posible desarrollo de las tribus americanas como estados modernos y funcionales, además de colocar a China en una posición de verdadera preeminencia internacional frente a una suerte de conglomerado de estados islámicos asociados. Tiempos de arroz y sal propone un escenario ucrónico imposible (la peste negra fue letal, pero nunca estuvo cerca de poner en peligro la existencia de la sociedad europea) para ofrecer escenarios que revierten el eurocentrismo tradicional de nuestra visión de la historia.

Una versión anterior de este artículo identificaba a The Man in the High Castle como una producción de Netflix.

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