Si hace cinco meses nos llegan a decir que nos pasaríamos una eternidad retenidos en nuestras casas, con cientos de millones de despidos a nivel mundial y con las fronteras de los países cerradas a cal y canto de aquí a lejanas fechas, nos habríamos reído. Pero llegó el convid-19 y los márgenes de lo posible se fueron expandiendo, como una suerte de aceptación de un nuevo marco en el que las certezas, las comodidades presupuestas del pasado, se iban derrumbando.
Si ahora vivimos en este insólito nuevo orden… ¿Quién nos dice entonces que todo esto no sea culpa de los extraterrestres?
Así lo están viviendo cientos de personas en todo el planeta. Por los grupos de Whatsapp corren algunos vídeos, como este recopilatorio de la usuaria de Instagram Themaruan, una ensalada de avistamientos de muy diversa índole. Por un lado hay gente que, bien entrada la noche, escucha sonidos “como de turbinas o depuradoras” sin que haya cerca del lugar ninguna instalación semejante, aunque otros creen que lo que se oye desde sus calles parecen más bien “helicópteros”. Hay quien lo lleva más lejos y habla de “trompetas”. Del apocalipsis, se entiende.
Más allá tenemos multitud de testimonios gráficos de luces en el cielo. A saber: puntos brillantes e inmóviles que, por su forma o posicionamiento, no pueden ser objetos conocidos, y que a veces van en grandes hileras; también cuerpos con movimientos erráticos, que en algunos de sus casos los usuarios han grabado mientras desplegaban y contraían su tamaño imitando el movimiento de una medusa. Ahí donde hay nubes hay quien ha visto destellos de raros colores (verdes, rosas) demasiado intensos, y directamente quienes han hablado de grandes bolas de luz roja.
Hay gente alzando sus cámaras al firmamento en Teruel, Madrid, Alicante, Zaragoza, País Vasco, Cataluña, Castellón, pero también en Argentina, Ecuador, Colombia y otros sitios de Latinoamérica.
Estas son las hipótesis que podrían explicar los diversos fenómenos
Cielomotos
En cuanto a los zumbidos, la teoría más plausible es que se trate de un fenómeno llamado “cielomoto”. Según la NASA, este escasamente estudiado acontecimiento puede deberse a un movimiento de placas celeste, cuando en el cielo se produce un choque de masas de aire calientes y frías, lo que a su vez genera un ruido poco conocido. Se llevan registrando “cielomotos” desde hace décadas, y simplemente con la quietud de nuestras ciudades estos días los sonidos serían más audibles.
Los satélites de Starlink
Space X, la empresa de Elon Musk, posee una red de satélites que ofrecen conexiones de banda ancha mediante OTB, órbita terrestre baja, y que vale sobre todo para auxiliar a la población de zonas de baja densidad a las que las conexiones tradicionales no llegan en buenas condiciones. El año pasado lanzaron los primeros 60 satélites de los miles que quieren hacer operativos, y se mueven en grupos de a fila y a gran velocidad. Hace poco, y según los expertos, la órbita de estos satélites estaba pasando por encima de la Península Ibérica y también por el espacio aéreo argentino.
La Espacial Internacional (ISS)
También se da la casualidad de que estos días la ISS ha pasado por aquí.
El proyecto Loon de Alphabet
Ahí va la principal hipótesis que explica el fenómeno más vistoso de cuantos integran el inventario ufológico que mencionábamos al principio del artículo: esos famosos objetos que se menean como si de una medusa se tratase podrían ser los dirigibles de Google.
Los artefactos de Project Loon son grandes globos de helio superpresurizados capaces de emitir señal de internet y que gracias a su circulación crean una red inalámbrica. Los drones los colocan en la estratosfera, allí las corrientes de aire los mecen por inercia y, cuando quieren ordenar su regreso a la superficie terrestre o trasladarse a algún otro punto del cielo, su software y su almacenaje de energía solar lo permiten agitando su cuerpo esférico, escenificando esa especie de baile marino tan llamativo. No se conoce cuántos de estos aerostatos hay en activo, pero más de 30.
¡Venus!
Como parece que estamos viviendo en un período de concentración anormal de eventos históricos, también estos días y por única vez cada ocho años los terrícolas hemos podido observar a una superbrillante Venus junto a las Pléyades después del atardecer, lo que podría explicar esos nubarrones luminosos.
El inigualable poder de sugestión de la mente
Estamos viviendo un episodio extremadamente excepcional de nuestras vidas. Las firmezas se desvanecen. Hay unos microscópicos seres alterando el statu quo y a los que sólo podemos combatir renunciando a nuestra felicidad y prosperidad personal. La hipocondria es moneda de cambio y la higiene del sueño un privilegio que no está al alcance de todos.
Es del todo comprensible que ahora que hemos descubierto en nuestros balcones y ventanas la pantalla más estimulante desde la que observar Lo Real, ahora que la ciencia nos está fallando, muchos han hecho despertar en sí mismos a su Nostradamus apocalíptico imponiendo el deseo de ver algo que la confirmación empírica de que eso esté de verdad pasando. ¿Y si lo de aquella luz no es una torre de control en la que no habíamos reparado hasta ahora? ¿Estás seguro de oír tan nítidamente esos ruidos que ni el móvil ha podido registrar?
Por favor, que todo esto termine lo antes posible.
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