¿Qué hacéis, insensatos? ¿Por qué tiráis las virutas de los lápices a la basura? Os estáis desprendiendo de material de primera para montar una exposición. No lo habéis descubierto, porque no usáis la mirada creativa del artista. Volved a intentarlo. Es como esos cuadros en tres dimensiones que causaron furor en los 90: no es cuestión de abrir más los ojos, es cuestión de mirar el mundo y las cosas como nunca los habéis mirado.
Estos artistas no ven clips, arroz, hojas, figuras de LEGO, manchas de café o a su mascota. Ven Arte en potencia que sólo necesita de un contexto para ser Arte en acto, reconocible, clasificable. A veces ese contexto es una ilustración en la que el objeto cobra una nueva vida. A veces es la propia vida, proporcionando el escenario perfecto. No olvidéis llevar siempre encima un taco de post-it y un rotulador, por si acaso.
Solemos apreciar los objetos del día a día por su utilidad o su conveniencia. No reparamos en su forma ni en su potencial, porque los usamos mecánicamente. Los miramos, pero no los observamos. Igual que miramos al cielo para saber cómo vestirnos y no para jugar a descubrir formas escondidas en ellas. Hay materia prima por todas partes, esperando a ser (re)descubierta.
Cuidado. Bajo esta premisa, hay quien intenta vender humo, o literalmente, mierda de artista enlatada como ejercicio reflexivo de auto-crítica e incluso pelo de gato trabajado con el mimo de un orfebre para hacer joyas (para ti o para tu gato) y venderlas a precio de Tiffany's en Etsy. No vamos por ahí. Hablamos de belleza.
Javier Pérez (cintascotch): ¿el dibujo posee al objeto, o al revés?
Sponge Stadium, ©Javier Pérez (Cintascotch)
Javier Pérez aka Cintascotch (Guayaquil, Ecuador), es capaz de trascender el objeto común, como si una nueva imagen emergiera de pronto de él -como el barco en 3D del maldito cuadro que tardé semanas en ver- "para cambiar su significado", ayudado por unos pocos trazos. A veces la ilustración se simplifica al máximo. Se trata de terminar lo que empezó el objeto y con dos toques de lápiz un clip se convierte en trompeta (mejor dicho, en Trumpclip) o una grapadora en Alien.
La propuesta de este premiado y reconocido artista es gimnasia para el ingenio: "Ha ayudado como inspiración para escuelas, colegios y clases de publicidad alrededor del mundo que desean ejercitar la imaginación y la creatividad", me dice. Y esta creatividad suya no ha pasado desapercibida para prestigiosas agencias como DDB, con la que trabajó en esta campaña.
MrKitt Man: postisteando la realidad
Superman Vs Train, ©MrKitt Man
"The post it days intenta cambiar la realidad cotidiana con uno de los lienzos más cotidianos del mundo. Todos tenemos un paquete de post-it... como lo llenes ya es cosa de cada uno", cuenta este artista barcelonés que se reconoce un freak de la cultura popular en la que se hizo muchacho y de la que bebe para inspirarse. Si eres de finales de los 70 o principios de los 80, te reconocerás en todas sus referencias.
MrKitt Man adereza la realidad añadiéndole un poco de ficción enmarcada en amarillo, con el que combate el gris del aburrimiento. Los post-it con garabatos que intentaban alegrar sus días de "oficina lúgubre" saltaron al mundo real, para buscar nuevas posibilidades (y hacerse virales). A veces es el personaje el que busca su sitio y otras es el escenario el que se presenta ante ti, dándote la oportunidad perfecta: una mochila para esconder a Gizmo en el curro, un pasillo para que se aparezcan las terroríficas gemelas de El Resplandor o un estanque para que Baby y Johnny (Dirty Dancing) sigan practicando el salto.
Marta Altés, jugando con virutas
¿Cuántas virutas de lápices puede generar al año una ilustradora? Seguro que Marta Altés tuvo uno de eso momentos "¡Eureka!" mientras sacaba punta distraída. El resultado, estas minimalistas ilustraciones en las que las virutas se fusionan con los trazos, completando la historia: el traje de flamenca, la melena del león, los pétalos de la flor... Las posibilidades son infinitas.
Estos trabajos sólo son un complemento de su obra, un divertimento. La artista catalana afincada en Londres es ya una autora prolífica en el mundo de la ilustración. Desde que se fue a Cambridge a hacer un master en ilustración infantil encontró su que hacer en la vida: ahora se dedica a dibujar para los libros de otros pero también a crear sus propios álbumes ilustrados -ya lleva cinco- para la prestigiosa editorial McMillan.
La vida secreta de los objetos cotidianos, por Terry Border
Terry Border combina la fotografía, la escenografía y la escultura en sus Bend Objects para humanizar a los objetos recreando con ellos todo tipo de escenas. Se trata de imaginar que, como los juguetes de Toy Story en el cuarto de Andy, ellos también viven sus vidas, que juegan, se enamoran, se comen y se encaman. Gracias a los esqueletos de alambre cualquier cosa puede convertirse en un bend object y librarse de su condición de inanimado. Sólo hay que buscar ese lado cómico de las cosas, como él mismo reconoce en una entrevista: "Todos tenemos diferentes miradas sobre la vida y la mía pasa por pensar que todo es absurdo, hasta yo mismo. Eso ayuda"
The Day The Crayons Quit For A Life Of Crime, ©Terry Border.
A veces el objeto ayuda a encontrar su bend alter ego, como si estuviera predestinado a ser algo. Pero la mayoría de estas obras sólo podían existir antes en la imaginación de Border: ¿O se te hubiera ocurrido a ti explorar el mundo del porno entre objetos? Los bend objects también tienen un lado más naif, como los que aparecen en su libro infantil "Peanut Butter and Cupcake"; y un lado comercial: algunos han sido estrellas de campañas publicitarias.
Susanna Bauer: desafiando a la naturaleza
Cube Tree nº 5, ©Susanna Bauer
¿Hay algo más frágil que una hoja seca? La próxima vez que vayáis por el parque otoñal pisando hojas (¿qué?¿no jugáis a eso?) pensad en todo lo que podríais hacer con ellas. Vale, en nuestras manazas torponas las desintegraríamos al primer intento y acabarían convertidas en puro polvo, pero en las de esta artista italiana que es capaz de moldearlas a su antojo, alcanzan la categoría de arte en forma de esculturas e imposibles objetos tridimensionales, gracias a la precisión quirúrgica, la paciencia y la delicadeza con la que trata esta materia vegetal.
Hay un delicado equilibrio en mi trabajo entre la fragilidad y la fuerza; no sólo literalmente, a la hora de pasar un hilo fino a través de una hoja quebradiza o una pieza seca delgada de madera, sino también en un contexto más amplio: la ternura y la tensión en las conexiones humanas, la transitoria y a la vez perdurable belleza de la naturaleza que se puede encontrar en el más pequeño detalle, la vulnerabilidad y la capacidad de recuperación que podrían ser transferidos a la naturaleza en su conjunto o a las historias de cada ser individual.
Toda la obra de Susanna Bauer proviene de la naturaleza. Además de jugar a moldearlas, también añade complementos de ganchillo y puntillas a las hojas, o las piedras y experimenta con las posibilidades artísticas de (para nosotros) unos simples palos de madera.
Lo que hace Samsofy sí es jugar con los LEGO
Si queremos imaginarles una vida a las figuras de LEGO les construimos una casa, o una nave espacial o un coche usando los ladrillos de plástico. El fotógrafo Samsofy utiliza el mundo -el de fuera- y los sets -su propio mundo- como escenarios, combinando así su arte para las instalaciones y la fotografía y su visión de artista urbano para crear su serie Legographie, inspirada en su paternidad: "Cuando nació mi hijo dejé de trabajar para ocuparme de él. Muchas ideas han nacido de ahí. Ahora tiene dos años y medio y ya se da cuenta cuándo papá está jugando y cuándo está trabajando", como cuenta en esta entrevista a Efe.
Como buen geek de la generación de los 80, no faltan las referencias a Star Wars, aunque siempre en clave de humor. Gracias al contexto y su crossover con el mundo o con objetos, jugando con la perspectiva, sus pequeñas criaturas -ya sean figuras random, Darth Vader o Bart Simpson- pueden hacer y ser lo que Alain Samsofy quiera: graffiteros, pasteleros, operarios de mantenimiento o domadores de caracoles. Y después la escena se inmortaliza en fotografías que llegan a cotizarse hasta los 1.600 € en galerías de arte.
Levalet: el arte urbano no es sólo pintarrajear paredes
Reload, ©Levalet
"Todo en el mundo es extraño y es maravilloso para unas pupilas bien abiertas", decía el maestro Ortega y Gasset. Levalet le tomó la palabra cuando vio las posibilidades artísticas de la calle: "Todo es potencialmente interesante, un lugar en un bloque de hormigón, una grieta, un hueco, una pieza de mobiliario urbano." Si os fijáis bien, la calle nos habla, está llena de metáforas visuales que nos perdemos por llevar la cabeza gacha, hundida en la pantalla, o por mirar sin ver, "pensando en un bizcochito bailando", como diría Joaquín Reyes.
Pero Levalet sale a la calle con las pupilas bien abiertas, dejando que la arquitectura urbana le inspire. Para él la calle es el lienzo donde pintar su obra -en su caso, pegar- y la mejor oficina del mundo: "Es un lugar donde pueda trabajar libremente, no tengo presiones de dinero o de tiempo. Y esto va sobre todo de ocupar lugares públicos, lugares cotidianos y que el trabajo cree un diálogo con el mundo real. Me gusta la idea de tratar de combinar varias realidades, con el mundo como un medio, y como guía para la representación, el posicionamiento de la imagen artística en un lugar que no estaba destinado para ello en primer lugar." (Undergroundparis.com)
La vida oculta entre las hojas de Tang Chiew Ling
Kite surfing, ©Tang Chiew Ling
"Un arte simple y divertido". Así define su trabajo este diseñador gráfico, ilustrador y artista en general de Kuala Lumpur capaz de vestir a Audrey Hepburn o de recrear una romántica escena usando hojas de árboles, flores y otros elementos, no necesariamente vegetales, en sus trabajos. Esto le permite hacer la lectura del mundo que él quiere, para generar "diversión, esperanza y felicidad".
Así, a diferencia de Javier Pérez que usa los objetos para "terminar" la ilustración, en Harmless War, Tang Chiew Ling invita a la reflexión sustituyendo las balas y los misiles por hojas, almendras o lacasitos, reimaginando así un mundo en el que las armas no maten, si acaso de risa.
Comerse el arte: los platos-cuadro de Samantha Lee
Los monjes tibetanos pasan días creando sus mandalas con amor por el detalle e infinita paciencia. Pero cuando la obra está terminada, la destruyen. No creen en el arte como algo perdurable. El mandala sólo era el camino y es lo que importa. Samantha Lee también es un poco budista cuando pasa tanto tiempo con estas creaciones que después serán devoradas por sus vástagos.
Así nació la idea: "Cocino. Fotografío. Los niños comen- Preparo comida que cuenta una historia" Y es que esta madre de dos niños, con la llegada del segundo necesitaba que la mayor empezara a ser autónoma y a comer sola. Aunque sea brócoli. Consciente de que no es lo mismo encontrarse con un plato de esos extraños arbolitos que perderles la pista, inflitrados entre otros alimentos que recrean una escena infantil, Samantha Lee se apasionó por el Food Art y consiguió así que sus hijos se comieran las verduras.
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