La bicicleta está de moda. No sólo en las ciudades, donde se ha convertido en una estupenda herramienta de movilidad alternativa, sino también en los entornos periféricos y urbanos. La industria de la bicicleta promociona ahora grandes rutas que exploran la geografía y el alma, largas semanas dando pedales por parajes incomparables, conociendo rincones remotos, salvajes e inalcanzables con vehículos a motor.
Hacerlo, claro, requiere de dos virtudes: o bien de la valentía y la pericia suficiente para cruzar Europa por carretera, con los riesgos asociados, o bien de una nutrida y mallada red de carriles bici. ¿Qué países cuentan con la mejor infraestructura? OpenCycleMap, una herramienta digital e interactiva similar a OpenRailwayMap, nos permite explorar cuántas vías exclusivamente ciclistas hay construidas por el mundo. Y cómo podemos recorrerlas.
El mapa es fascinante, porque resume de forma gráfica los diversos grados de interés que cada país del mundo tiene sobre la bicicleta. A primera vista destaca una región por encima de todas las demás: el Benelux. Países Bajos cuenta con las mejores vías regionales, locales y nacionales para moverse en bicicleta. Los motivos son históricos, deportivos y también geográficos. Es un país llano, pequeño y muy mallado a nivel urbano.
Sucede algo similar con Bélgica, otro país cicclista por antonomasia, donde el volumen de carriles es ligeramente menor (si bien en absoluto despreciable: la mayor parte de las carreteras belgas, aunque no están exclusivamente adaptadas, están acostumbradas a lidiar con numerosos ciclistas; Bélgica es, bajo cualquier punto de vista, la capital mundial del ciclismo deportivo). Viajar de Ostende a Frisia tan sólo con tu bicicleta, encadenando vías específicas, es sencillo.
¿Qué hay de los demás? Alemania y República Checa les siguen de cerca. Ambos países disfrutan de una geografía mayoritariamente amable y de cierta tradición ciclista, tanto en lo recreativo como en lo práctico. La cuenca del Ruhr, muy cercana al Benelux, disfruta de una densidad de vías igual de alta que Países Bajos. En Bohemia y Moravia el volumen de carriles es estupendo, y permite cruzar el país de este a oeste sin dejar de dar pedales.
El resto de Europa le va a la zaga. En España hay cuatro grandes zonas: la sierra de Granada; la sierra de Guadarrama; la Sierra de Guara y el Pirineo aragonés; y diversos puntos de la provincia de Valencia. En Francia ganan predominancia los Pirineos y muy especialmente los Alpes, gracias al vivero cicloturista; y en Italia los alrededores de ciudades como Módena, Padova o Milán. Croacia también cuenta con numerosos carriles, especialmente en Istria.
Reino Unido, Dinamarca, Suecia y Finlandia ofrecen numerosas alternativas. En el resto de Europa encontrar vías ciclistas es más complejo, como también lo es en Asia, África o Latinoamérica. Sólo Estados Unidos o Canadá, excepciones más allá del viejo continente, disfrutan de vías interregionales que sobrepasen a las ciudades (sus carriles también están contabilizados).
OpenCycleMap es una herramienta fabulosa para comprender no sólo cómo se construye una infraestructura ciclista, sino también, en caso de que gustes de salir a dar pedales el fin de semana, para encontrar caminos pacificados y accesibles, sin riesgos. El mapa incluye información sobre tiendas de bicicletas, talleres, aparcamientos, hospitales, cafés y un sinfín de servicios, y marca diferencias entre sendas pavimentadas y de grava.
Un instrumento fantástico para planificar tu ruta.
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