Hace poco más de un siglo, Marcel Duchamp empujó los límites de lo que podría considerarse arte cuando cogió un urinario, lo giró 90 grados, lo firmó con el seudónimo “R. Mutt” y lo envió a la exposición inaugural de la Sociedad de Artistas Independientes en Nueva York. El arte conceptual sigue levantando ampollas en algunos de los críticos de arte e intelectuales de todo el mundo, y sin embargo, muchos museos abrazan y ensalzan este tipo de obras como originales y disruptivas.
Pero ahora, todo esto ha ido demasiado lejos. Un artista ha vendido dos lienzos en blanco a un museo. Título de la obra: “Toma el dinero y corre”.
¿El timo del siglo? El Museo de Arte Moderno Kunsten en Aalborg, Dinamarca, nunca hubiera esperado semejante resultado cuando le dio la cuantía de 80.000 euros a un artista danés para que lo utilizara en su próximo proyecto. Se le pidió a Haaning que recreara dos de sus trabajos anteriores: "Un ingreso anual promedio danés" y "Un ingreso anual promedio de Austria", exhibidos por primera vez en 2007. Ambos usaron efectivo real para mostrar los ingresos promedio de los dos países.
En cambio, el artista, Jens Haaning, le entregó al museo dos lienzos en blanco y dijo que se titulaban "Toma el dinero y corre".
¿Qué había pasado? Además de los 80.000 euros por su trabajo, el contrato incluso establecía que el museo le daría a Haaning 6.000 euros adicionales para actualizar el trabajo, si fuera necesario. Los encargados de la institución ya no sabían si reír o llorar. Pero veamos, ¿Cómo debían ser las obras a entregar? En el momento en que se exhibieron inicialmente, la piezas destacaban los ingresos medios de 328.000 coronas, mientras que el salario medio austriaco ilustrado era de alrededor de 25.000 euros.
El museo recuerda que cuando hablaron con el artista sobre la realización a principios de año, aceptó el contrato e indicó que era “un trabajo bastante fácil". Posteriormente, pudieron constatar que el dinero no se había invertido en la obra.
La explicación. Cuando finalmente vieron el título de la nueva obra, todo estaba claro. Jens es conocido por su arte conceptual y activista con un toque humorístico. Y dio eso precisamente, pero también un pequeño toque de atención, ya que todos saben a dónde se fue el dinero. Según un comunicado de Haaning, "la idea subyacente era mostrar cómo se pueden utilizar los salarios para medir el valor del trabajo y mostrar las diferencias nacionales dentro de la Unión Europea. Pero cambiando el título del trabajo a “Take the Money and Run”.
Haaning cuestiona los derechos de los artistas y sus condiciones de trabajo para establecer normas más equitativas dentro de la industria del arte. "A todos les gustaría tener más dinero y, en nuestra sociedad, las industrias laborales se valoran de manera diferente", explicó. "Es una declaración que dice que también tenemos la responsabilidad de cuestionar las estructuras de las que formamos parte. Y si estas estructuras son completamente irracionales, debemos romper con ellas. Puede ser su matrimonio, su trabajo, puede ser cualquier tipo de estructura social”, agregó.
No devolverá el dinero. El artista no tiene intención de devolver el dinero en efectivo. “Por supuesto que no lo devolveré”, dice. "El trabajo es que tomé el dinero y no lo devolveré". El museo ha colgado los marcos vacíos en el lugar designado para el trabajo en la exposición, junto con su correo electrónico explicando el nuevo trabajo conceptual. "No es un robo. Es incumplimiento de contrato y el incumplimiento de contrato es parte del trabajo". Haaning dice que es poco probable que el trabajo se convierta en una serie. “Si alguien tiene demasiado dinero, querrá regalarlo”, se ríe. "Estoy abierto a invitaciones".
Otro caso español. Karmelo Bermejo, un reconocido y polémico artista español ha protagonizado casos similares en nuestro país. Hace años enterró en la calle 10.000 euros que recibió de una subvención pública. El artista aseguró que la caja estaba bajo una placa de bronce que avisaba dónde estaba el tesoro. “España 2016, 10.000 euros, dinero público en un punto concreto y difundido… que cada uno saque sus conclusiones. Podría romperse la placa y robar el dinero. Podría, incluso, venderse la placa en el mercado del arte”, contaba.
Hace cinco años tuvo que devolver una subvención del Ministerio de Cultura por no haber realizado ninguna de las obras de arte para las que fue otorgada. Karmelo cogió el documento oficial y el documento bancario, los enmarcó y los convirtió en pieza artística. En otra ocasión, en 2012, mostró la financiación otorgada por el Banco Santander para la realización de una obra de arte, que Bermejo utilizó para especular con acciones de Bankia. “El capital aumentado con las plusvalías fue destinado a la adquisición de todos los billetes de un vuelo regular con origen en Europa y destino en África para que hiciese su recorrido vacío”.
Arte conceptual. “El arte se cuestiona siempre a sí mismo”. Según esa definición del mismo Karmelo, cualquiera que ofrece resistencia al mercado y a las políticas museográficas podría considerarse artista. Al igual que hizo el mitiquísimo Piero Manzoni, desvelando la fatiga de lo nuevo, la mentira de la firma, la diferencia entre el valor del arte y su precio. Con ironía.
El artista contemporáneo Richard Prince le dio también un giro "siglo XXI" al concepto en su última exhibición en el Museo de Arte Contemporáneo de Detroit y también provocó controversia. Prince hizo capturas de pantalla de las publicaciones de Instagram de otras personas y agregó sus propios comentarios sin sentido en las respuestas de la publicación. Luego amplió las capturas de pantalla, imprimiéndolas en lienzos.
¿Es arte? Por supuesto. ¿Es buen arte? Eso siempre ha dependido del espectador.
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