La coyuntura económica, marcada por la alta inflación, un incremento del coste de los alimentos, gasolina y vivienda está haciendo mella en los trabajadores más vulnerables. En EEUU se está dando un fenómeno en el que las personas mayores se están viendo obligadas a continuar trabajando en lugar de jubilarse, ya que los gastos extra están consumiendo sus ahorros. Hablamos de un grupo demográfico de más de 75 años, que está renunciando a su tiempo de descanso para quedarse en la oficina.
Lo que empezó como volver a la fuerza laboral de manera casual y oportunista ya se ha convertido en una necesidad permanente.
Los datos. La Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU publicó hace dos años que el número de trabajadores con 75 años o más creció un 53,7 % entre 2010 y 2020 y se prevé que crezca un 96,5% entre 2020 y 2030, momento en el que casi el 10% de la fuerza laboral tendrá más de 65 años. A partir de ahí, el futuro no pinta mucho mejor. Para 2040, se espera que la población mayor de 65 años aumente a 80,8 millones de 54,1 millones.
Es el único grupo de edad que se estima que se expanda en los próximos años. Y es una mala noticia, claro.
¿Por qué? En primer lugar, por el el simple hecho de que las personas están envejeciendo mejor que en el pasado. Y, por tanto, como tienen mejor salud durante más tiempo, pueden continuar trabajando más. Sin embargo, un gran porcentaje sigue trabajando porque no tiene los ahorros para la jubilación que pensaban que tendrían.
De hecho, solo el 35% de los estadounidenses entre 55 y 64 años, es decir, aquellos que se acercan a la edad tradicional de jubilación, tienen una pensión o ahorros para la jubilación, según un informe del Joint Economic Committee.
Algo de contexto. La tendencia se produce en un momento en el que, pese a que el empleo ha vuelto a los niveles prepandemia en el país, la tasa de participación se ha mantenido muy baja. Es un fenómeno que hemos contado en Xataka, con una "Gran Renuncia" en aumento en todo el mundo y el intento desesperado de las empresas por contratar o retener talento. Es precisamente ahí donde estas generaciones más mayores podrían ayudar a llenar el vacío que han dejado otros grupos demográficos.
Un cambio generacional. También hay que tener en cuenta que antes de 1978, cuando se creó el plan 401(k) (los planes de jubilación exclusivamente para empleados en activo), las generaciones dependían de las pensiones para su jubilación. Ahora, sin embargo, estamos entrando ya en generaciones que no tenían pensiones, a menos que estuvieran en el sector público.
De hecho, medida que envejece la población, la participación en los planes de jubilación ha disminuido desde el año 2000. Casi la mitad de todas las familias en los EEUU no tienen ningún ahorro para la jubilación y más de 15 millones de adultos mayores de 65 años son económicamente inseguros.
No apto para todos. Tampoco podemos olvidarnos de que trabajar más allá de los 65 años no es una opción apta para todas las personas. Las demandas físicas de muchos trabajos hacen que algunas personas no puedan seguir más allá de esa edad (por salud, deterioro físico y mental, etc). Por ejemplo, quienes trabajan en empleos de construcción, conserjería o agricultura, lo tienen mucho más complicado para extender su actividad en comparación con aquellos que acuden a una oficina. Es decir, los profesionales con títulos universitarios están mejor posicionados para seguir trabajando. Y eso resulta en una desigualdad que se ceba sobre todo con el hombre negro y las mujeres en EEUU.
"Aunque trabajar más tiempo puede ayudar a mitigar la creciente inseguridad de la jubilación actual, no es una solución viable para la crisis de la jubilación que viene", señalaba en este artículo de AARP Geoffrey Sanzenbacher, profesor asociado de economía e investigador del Centro para la Investigación de la Jubilación en Boston College.
En Europa. El fenómeno no es algo exclusivo de Norteamérica. Los europeos también están desafiando las "normas" de jubilación. Mientras las protestas en Francia defienden la jubilación a los 62 años, en toda la Unión Europea, hombres y mujeres trabajan más allá de los 65, llegando incluso a los 75 años. Según las estadísticas, la mayoría de casos se dan en trabajadores por cuenta propia con un horario parcial, muchas veces en el sector sanitario y social.
Suecia tiene el porcentaje más alto de personas mayores de 75 años que todavía están trabajando. Se explica porque el país tiene la proporción más alta de personas de 75 a 79 años en la UE. Aún así, según datos de Eurostat, casi el 30% de las personas mayores que todavía trabajaban en Europa dicen que lo hacen para complementar sus ingresos o reforzar su futura pensión.
Imagen: Unsplash
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