Habemus maremoto político. Otra vez. La sentencia del caso Gürtel y la condena al Partido Popular por enriquecimiento ilícito "a título lucrativo" ha provocado que el PSOE registre una moción de censura, la segunda en lo que llevamos de legislatura, contra Mariano Rajoy. La decisión llega tras el escándalo de Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid, las encuestas más igualadas de siempre y el abierto mensaje de crítica de Ciudadanos, el apoyo parlamentario del gobierno, al PP.
La iniciativa de Pedro Sánchez revela lo que por otro lado ya sabíamos: que la legislatura salida de la repetición de elecciones en 2016 está siendo una legislatura fallida. Jamás en la historia de España un presidente del gobierno se había enfrentado a dos mociones de censura distintas en el mismo periodo electoral. Es indicativo de la precaria estabilidad del gobierno, sustentado por una mayoría exigua y expuesto a toda clase de vaivenes, y de una carrera de fondo hacia las siguientes elecciones.
La moción llega, además, un día después de que el Partido Popular haya asegurado la aprobación de los presupuestos con el voto de Ciudadanos y del Partido Nacionalista Vasco. Se trataba del principal escollo que afrontaba la formación conservadora para estirar la legislatura hasta 2020, y se había saldado con éxito. Sin embargo, prácticamente ninguna formación se encuentra cómoda en el escenario actual: ni el PP con un gobierno maniatado; ni Ciudadanos en plena ascensión demoscópica; ni la izquierda ante la perspectiva de una década entera sin tocar poder.
De ahí lo improbable de llegar a 2020. Y de ahí que llevemos ya dos mociones de censura. ¿Pero qué puede pasar? Estas son tres de las alternativas.
1) No prospera
El resultado que ya cosechó Podemos hace un año. Pedro Sánchez obtendría la visibilidad mediática que tanto ansía desde su renuncia al acta de diputado, y el PSOE lograría de presentarse como una alternativa viable de gobierno tras la abstención "técnica" que facilitó la renovación de Rajoy en Moncloa. Pero no prosperaría. El PSOE sólo obtendría el apoyo inmediato de Podemos y, quizá, de alguna formación nacionalista, como el PdeCAT o Bildu, pero no sumaría mayoría absoluta.
Rajoy se mantendría en el poder ante la imposibilidad de aunar en una misma coalición a todo el espectro independentista y nacionalista (PNV incluido) o de atraer a Ciudadanos a una empresa arriesgada que desharía su camino hacia el centro-derecha o que incluiría extraños compañeros de viaje.
2) Sale con apoyos incómodos
Pedro Sánchez sí logra amalgamar una repentina coalición parlamentaria y, dada la exigua mayoría de PP y Ciudadanos en la cámara, saca adelante la moción. Lo haría con apoyos incómodos hasta el extremo: en un contexto de altísima polarización en torno a Cataluña, la posible alianza con los dos partidos independentistas (ERC, PdeCAT) en abierta rebelión contra el Estado dinamitaría la estrategia del PSC y entregaría un arma electoral impagable tanto a Ciudadanos como el PP.
El PSOE ha navegado con extremo cuidado la cuestión catalana desde las elecciones de 2015, consciente de sus consecuencias volátiles. Obtener la investidura gracias a los votos del independentismo podría representar un triunfo envenenado. La estabilidad del gobierno resultante sería precaria y se enfrentaría a la hipoteca del apoyo nacionalista. Una bomba que quizá al PSOE no le interese.
3) Cae Rajoy, sigue el gobierno
Entra en juego el factor Ciudadanos. Rivera tiene sobre la mesa varias opciones. Una de ellas pasa por repetir con éxito la estrategia ya planteada tanto en Murcia como en Madrid: no alinearse con los partidos de la izquierda pero, al mismo tiempo, exigir responsabilidades al PP. Ambos casos se saldaron con la amortización de los líderes regionales. En este caso, Ciudadanos lo tendría muchísimo más difícil: Mariano Rajoy es una pieza que todo el mundo se ha intentado cobrar. Sin éxito.
Cristina Cifuentes y Pedro Antonio Sánchez cayeron en gran medida porque Rajoy aprobó su sacrificio. Ciudadanos jugó con aquella posibilidad. Pero no hay nadie dentro del PP capaz de presionar y forzar la caída de Rajoy porque Rajoy controla el partido. Así que Cs podría elegir otra estrategia: no adherirse a la moción de censura, como ya hiciera en el caso de Podemos, reprochar la corrupción al gobierno y seguir hacia adelante explotando la cuestión catalana.
Bola extra: elecciones
La tercera vía para Ciudadanos: apoyar la moción de censura de Sánchez y condicionar su investidura interina a una inmediata convocatoria de elecciones. Sería el mal menor para casi todos: Ciudadanos se anotaría la caída de Rajoy, afianzaría su postura regeneracionista y aprovecharía la feliz ola naranja que dibujan las encuestas; el PSOE y Podemos recuperarían la iniciativa política y, de paso, se ahorrarían un gobierno explosivo sostenido por fuerzas nacionalistas.
Sólo el PP perdería, con la magra esperanza de seguir siendo la fuerza más votada por encima de Ciudadanos conteniendo la marejada electoral y reteniendo el gobierno.
Imagen | Víctor J Blanco/AP
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