En el siglo III, Hispalis, lo que ahora se conoce como Sevilla, poseía uno de los puertos más importantes de la península (Hispania), controlado en ese periodo de la historia por el Imperio Romano. Gracias a ese punto estratégico, cientos de embarcaciones eran capaces de transportar hasta 18.000 toneladas de productos al año desde la Bética (Andalucía) a Roma, principalmente minerales, vino y aceite.
Ese glorioso momento de Sevilla ha sido estudiado por decenas de investigadores e historiadores y desde 2010 existe un proyecto de investigación de excavaciones en distintas localizaciones alrededor del Patio de Banderas (en el recinto del Real Alcázar) para estudiar la ocupación humana histórica en este punto de la ciudad.
Allí, los arqueólogos cavaron profundamente y encontraron un edificio público de época romana, un espacio comercial asociado al puerto fluvial de Híspalis donde abundaban inmuebles administrativos, de culto, producción y almacenamiento. La construcción destacaba por dos motivos: su buen estado de conservación (por reformas) y las señales exteriores que revelaban que había sido destruido de forma "traumática".
Observaron que la mayor parte de los muros habían sido desplazados por "una fuerza exterior" hacia el noroeste. Muchos de ellos se debieron haber derrumbado sobre las aceras de la calle. Al principio se pensó que podría haberse tratado de un tsunami pero se descartó por varias razones: el yacimiento estaba a 6,70 metros sobre el nivel del mar y la distancia entre Hispalis y el mar era de casi 40 kilómetros. Es decir, para destruir este edificio, la ola tendría que haber sido enorme.
Pero lo fue.
Trazando el tsunami de Sevilla
Una investigación lo ha confirmado. El estudio, publicado en Natural Science in Archaeology, y en el que han colaborado conjuntamente investigadores de las universidades de Sevilla, Granada, Huelva, Jaén, Aix-Marsella (Francia) y Tübingen (Alemania), sugiere que un gigantesco tsunami que se originó en la bahía de Cádiz arrasó Sevilla en el siglo III y provocó el abandono de numerosos asentamientos costeros. Y la pista se la ha dado ese enigmático edificio que se alzaba en la actual plaza del Patio de Banderas.
Para llegar hasta esta respuesta, los científicos realizaron todo tipo de observaciones, desde dataciones por carbono 14 a análisis de micromorfología, mineralogía, geoquímica, microscopía ultravioleta de fluorescencia o espectrometría de masas. Tras todos esos exámenes, los científicos se apoyaron en varias evidencias para afirmar que el maremoto se produjo.
Primero, señalaron que a los alrededores del edificio se encontraron numerosos materiales arrastrados que no tenían nada que ver con la forma de este espacio comercial: "Mármoles, inscripciones, pinturas y columnas que, sin duda, fueron arrastrados por el evento desde un edificio ubicado en las inmediaciones". Y segundo, se percataron de que el almacén estaba repleto de arena, lechos limosos y cientos de restos marinos, como conchas y otros microorganismos.
Fue eso último lo que dio pruebas a los investigadores para confirmar que esa inundación pudo venir del mar. "Hubo un gran evento catastrófico que provocó una inundación marina de gran magnitud capaz de alcanzar el barrio portuario de Hispalis con la violencia suficiente como para destruir edificios como el almacén del Patio de Banderas", detallan los autores.
Un maremoto en mayúsculas.
Hay que recordar que en el 400 a. C. el océano Atlántico había creado en la desembocadura del Guadalquivir una laguna conocida en ese tiempo como Lacus Ligustinus, que estaba rodeada por tres corredores fluviales, de los que uno llevaba directamente a Híspalis (Sevilla).
Andalucía y el riesgo de tsunamis en la actualidad
Ese no ha sido el único tsunami que ha azotado las costas de Andalucía. Un terremoto en Lisboa en 1755 provocó una ola que llegó a las costas de Huelva y Cádiz. En total, murieron 2.000 personas sólo en nuestro país. Tal y como hemos contado en Xataka, después del de 1755, hay documentados maremotos en España en 1790, 1804, 1954, 1969, 1975 y 1978. El último tuvo lugar hace sólo 20 años. En 2003 un terremoto cerca de Argelia creó una ola que, aunque llegó muy debilitada, hundió más de un centenar de barcos en las Baleares.
Y lo cierto es que hasta hace poco ni la Junta de Andalucía ni el Gobierno de España tenían algún plan antitsunamis. Pero hace un par de años, la UNESCO avisó de que la probabilidad de que se produzca una ola superior a seis metros en el Mediterráneo en los próximos 30 años era casi del 100%. ¿Las áreas con más riesgo? Huelva y Cádiz.
Allí, hasta 20 municipios tienen riesgo de ver un tsunami de gran tamaño (más de 12 metros) y se estima que tardaría en torno a una hora en llegar a la costa. Por ello, Interior anunció recientemente un plan de alerta y evacuación y Andalucía ha aprobado su propio plan de contingencias.
Imágenes | Wikimedia Commons
En Xataka | Acabamos de encontrar un rarísimo amuleto egipcio del siglo VI a. C. en una tumba íbera de Ciudad Real
*Una versión anterior de este artículo se publicó en septiembre de 2023