Según datos oficiales, el coronavirus ha contagiado a 3.613.345 personas en todo el mundo y ha confinado a más de un tercio de la población mundial. Una crisis que ha llevado a numerosos países a cerrar sus fronteras y a liquidar cualquier actividad turística. Mientras algunos como Estados Unidos las mantienen cerradas, otros, especialmente en Europa, como sugiere la Comisión, se plantean abrirlas dentro de poco.
No todos opinan igual. Países como Alemania o España discrepan y prefieren mantenerlas cerradas hasta al menos el mes de octubre, una decisión que nos llevaría a un escenario turístico muy distinto al que estamos acostumbrados y donde la libre circulación de ciudadanos europeos estaría limitada al territorio de cada país miembro, en el mejor de los casos.
Sin embargo, una idea podría salvar la temporada de la catástrofe: una red de espacios seguros para fomentar el turismo entre aquellas áreas que reúnan las características sanitarias y epidemiológicas con garantías suficientes para mantener a raya los contagios.
¿Se puede salvar el turismo europeo?
El modelo de zonas verdes y rojas, idead por ESADE, plantea la movilidad de las personas entre zonas libres de lo peor de la epidemia. Para poder llevarlo a cabo, los distintos estados miembro de la UE deberían, en primer lugar, decidir cuáles serían los criterios epidemiológicos que definirían una zona como segura o insegura. Las zonas marcadas en rojo ilustrarían que el virus no está bajo control y las verdes señalarían los destinos más seguros.
Una vez determinado este punto, la idea pasa por construir una zonificación verde a nivel europeo que permita activar la economía y el turismo de los países más castigados. Así, el movimiento entre ciudadanos europeos que residan en una "zona verde" no estaría limitado al ámbito geográfico de sus respectivos países, sino que podrían viajar a otros destinos etiquetados como seguros. Bajo este planteamiento, la actividad turística a impulsar no sería solamente de ámbito nacional, sino entre regiones verdes.
Para que esto pueda llevarse a cabo de forma exitosa, los propios autores del modelo subrayan la importancia de estandarizar los protocolos que determinan la calificación de las zonas a nivel europeo. Es decir, que el mecanismo que utilice Francia para decidir qué áreas son verdes y rojas, sea el mismo que el de Italia, España o Alemania. De lo contrario, la diferencia de criterios podría llevar a que unos países ofreciesen más zonas verdes que otros y, por ende, a problemas de confianza.
Aunque este planteamiento beneficia en términos generales a todo el continente, ha sido diseñado pensando sobre todo en aquellos países con mayor dependencia del turismo. Los meses de verano son claves para los países del sur porque es la época del año en la que reciben mayor número de turistas del resto de países vecinos.
Según datos recogidos por Eurostat, el 65% del flujo anual de turistas que recibió España en 2019 se concentró entre los meses de junio a octubre. En otros países del sur, la vinculación verano y turismo estuvo igual o más afianzada: el 60% de los turistas llegaron a Italia en estas fechas, el 78% de los que visitaron Grecia y el 79% de los que eligieron Croacia.
Para estos países el turismo es una actividad de vital importancia en términos de empleo y de generación de riqueza a nivel nacional. En España, el turismo representa el 11% del empleo y el 13% del PIB; en Italia el 13% del trabajo y el 12% del PIB; el 26% del empleo y el 25-30% del PIB en Grecia; y 13% del empleo y más del 20% del PIB en Croacia. Similares cifras arroja Francia, pese al mayor peso industrial de su economía.
Sin embargo, el mero hecho de que la mayoría de los países europeos estén inmersos en un proceso de paulatina desescalada provoca que la reactivación del turismo esté pausada a nivel internacional. Por ejemplo, tal y como apunta BBC, para que Croacia recupere su número de visitantes, Alemania y Eslovenia tendrían que abrir sus fronteras terrestres, ya que ambos países representan los dos flujos turísticos más importantes para el gobierno de Zagreb.
En el caso de España, las comunidades autónomas que actualmente tienen una incidencia más baja y que, por ende, a día de hoy tendrían más probabilidades de convertirse en zonas verdes son por orden decreciente: Andalucía, Baleares, Asturias, Ceuta, Canarias y Murcia.
La peculiaridad de Canarias y Baleares
En 2019, España fue el segundo país que más turistas recibió en todo el mundo. Ahora, con la epidemia más controlada e inmersos en el camino hacia la famosa "nueva normalidad", la temporada turística continúa sin estar todavía asegurada. El Ejecutivo prepara un plan para reactivar el sector mano a mano con las autonomías y algunas de las más dependientes de este sector avanzan en sus propios protocolos.
Este es precisamente el caso de Canarias. La Consejería de Turismo está trabajando en la elaboración de un plan de reapertura que revalorice al archipiélago como destino turístico seguro. Según informan desde el gobierno autonómico, el protocolo, que acaba de recibir el respaldo de la Organización Mundial del Turismo, pretende tomar forma a lo largo del mes de mayo, para posteriormente implantarse en junio.
La idea es garantizar la seguridad sanitaria de los turistas en todo momento. Un protocolo que coordine el trabajo realizado por 18 grupos, entre los que se incluyen líneas aéreas, touroperadores, accesos (AENA, puertos y muelles deportivos), cruceros, transporte (taxis, autobuses, coches de alquiler y VTC), alojamiento, alimentación y bebida, playas (vigilancia, hamacas, sombrillas y chiringuitos), sanidad, comercio, infraestructuras (puntos de información, gestión municipal y limpieza), excursiones, etc.
Pese a todo y aunque Canarias pretende posicionarse como "laboratorio mundial de rediseño de protocolos turísticos de seguridad", todavía está a medio camino entre la fase 1 de La Gomera, El Hierro y La Graciosa y la 0 del resto del archipiélago. Por su parte, desde las islas Baleares ya han trasladado al Ministerio de Transportes la necesidad de aumentar los vuelos entre las islas, conforme la demanda lo requiera. Actualmente, solamente hay un vuelo diario que conecta Mallorca con Menorca e Ibiza.
Desde el gobierno central, trabajan en la elaboración de un plan de recuperación "para apoyar y relanzar el sector turístico" tanto a nivel nacional como en consonancia con Europa.
De hecho, el pasado lunes la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, se reunió con sus homólogos europeo para exponerles un plan de recuperación que pone el acento en tres pilares: crear y ejecutar protocolos homogéneos para establecer una movilidad segura entre países miembro; prestar atención a las necesidades específicas que requiera el turismo de cada país; y, por último, habilitar fondos para ayudar a empresas y trabajadores
Por último, las comunidades autónomas trabajan coordinadas con el Ejecutivo central, en la misma línea de la propuesta anterior, pero condicionadas a la evolución de los criterios epidemiológicos que determinarán finalmente la inauguración de nuevas etapas en la desescalada. Antes de crear un mapa de zonas seguras a nivel europeo, tenemos que alcanzar la fase 3 del desconfinamiento, en la cual se permitirá la flexibilización de los movimientos entre provincias. Un primer paso para reactivar el turismo nacional.
Imagen: Nicolás Vigier/Flickr
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