Hoy, 18 de noviembre, es el viernes negro. Un término que podría aplicarse no sólo a la temporada de rebajas en ciernes, sino a la debacle y el caos que se viven en las últimas horas en las oficinas de Twitter, donde cientos de empleados han renunciado en masa después de que se aprobara el ultimátum de Elon Musk. La compañía ha despedido a miles de trabajadores y contratistas, incluidos aquellos que debían determinar si la plataforma infringía las políticas de privacidad o violaba las leyes.
Desde hace días, el timeline de miles de tuiteros se ha convertido en una colección de despidos lacrimógenos, relatos nostálgicos sobre lo que fue la red y algún que otro "síganme en Mastodon". Un velatorio. En Twitter, todo el mundo está convencido de que hoy es el último día de Twitter.
No es de extrañar. La red social vive un drama desde que Elon Musk decidió comprarla por 44.000 millones en octubre. El miércoles, el empresario mandaba un mail personal a cada empleado bajo el título "Una bifurcación en el camino", en el que les decía a aquellos que optaron por quedarse que deben esperar largas e intensas horas de trabajo. Ahora, la empresa está siendo testigo de un gran éxodo de trabajadores que no quieren trabajar en un sitio en el que se les da a elegir entre un trabajo "extremadamente duro" o abandonar la empresa. No les faltan motivos.
Los empleados que se van se unen al hashtag #LoveWhereYouWorked, anunciando que es su último día en la plataforma. La nueva ola de salidas se suma a los temores de que Twitter esté perdiendo poder en todo, desde cómo se ejecuta el sitio y sus servidores hasta cómo mantiene seguros los datos de los usuarios y cumple con las regulaciones. Pero la salida en masa no sólo afecta a los empleados de la compañía, sino a los mismos usuarios.
Desde que Elon Musk compró Twitter sus ideas, cambios de rumbo, idas y venidas han generado tres tipos de opiniones al respecto: los que quieren seguir en Twitter pase lo que pase, los que quieren continuar de momento y ver qué pasa y los quieren salir de la red social cuanto antes. Lo que está claro es que de entrar en en juego un plan de de suscripción y paywall, la plataforma se dividirá entre los que paguen y los que no. Y eso generaría una oleada de interés en otras redes sociales similares.
Pero irse será difícil para los usuarios habituales. Hay que recordar que Twitter forma parte de la rutina de millones de personas y es una fuente esencial de información, entretenimiento y/o debate. Dejarlo no será fácil.
Todo esto recuerda a 2018, cuando #DeleteFacebook fue tendencia tras el escándalo de Cambridge Analytica. Aunque la indignación de los usuarios era masiva, no estaba claro si su enfado se saldaría con abandonar el refugio que habían utilizado durante años. Es así, la historia de las redes sociales muestra que atraviesan importantes momentos de transición (como el que vive ahora Twitter), y que las comunidades a veces se ven obligadas a migrar de una plataforma a otra en masa.
La pregunta es dónde serán felices
En 2020, Fiesler y su colega Brianna Dym de la Universidad de Maine publicaron un estudio sobre por qué las comunidades migraron de plataformas como LiveJournal y FanFiction.Net a Tumblr a principios de 2010. Destacaron que, al igual que con la migración en el mundo real, existen factores de "empuje" y "atracción" en juego cuando las personas deciden saltar de una plataforma a otra.
Explican que para que la gente realmente comience a irse a gran escala, Musk tendría que hacer cambios significativos que "erosionen la confianza en la plataforma". El otro requisito es tener un lugar a donde ir: "Tiene que haber una razón convincente para irse y una opción alternativa viable".
Una encuesta reciente realizada por Search Engine Journal sugiere que los usuarios aún no están listos para irse. Pese a que los informes internos de la empresa muestran, tal y como hemos contado previamente en Magnet, que desde hace tiempo los usuarios más activos están reduciendo su número de publicaciones o directamente abandonando la plataforma, hay un gran puñado de usuarios que aún están indecisos con qué hacer.
La respuesta masiva fue que la mayoría de la gente no tenía ninguna intención de abandonar la plataforma. Alrededor del 40% de los encuestados afirmaron que no iban a ninguna parte. Alrededor del 34% de las personas encuestadas dijeron que estaban haciendo un movimiento para irse o ya lo habían hecho. Por último, el 25% señaló que no estaban muy seguros de su decisión general.
La tendencia hacia la diversificación de aplicaciones es una realidad, pero que no hay un reemplazo único para Twitter también lo es. Mastodon es el nombre que más suena para sustituir al gigante del pájaro azul. Su funcionamiento es muy parecido: escribes un mensaje que tiene 500 caracteres o menos, el mensaje se hace público, puedes retwittear o dar me gusta a un mensaje, y aparece el más reciente primero en el timeline.
Tal y como hemos contado en Xataka, Mastodon ha crecido como la espuma en los últimos meses y ya tiene más de un millón de cuentas. También representa una opción diferente: no tiene algoritmos ni publicidad, y los servidores están controlados por sus comunidades. Habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los próximos días, momentos clave en el devenir de Twitter, y conocer si realmente, como predijo Musk hace unos meses, Twitter está muriendo o si ya lo ha hecho.
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