La policía de Arizona acaba de detener a Keya Morgan, el que fuera el mánager de Stan Lee, por abuso de mayores, fraude, robo y secuestro del famoso creador de los cómics Marvel. Según él mismo, se trata de una acusación infundada, un ataque del que él es la víctima. Apenas dos meses antes hacía dicho lo siguiente: “sé lo molesto, hiriente y perjudicial que es ser injustamente acusado de una #FakeNews. He sido falsamente acusado por dos estafadores de "abusar" de mi mejor amigo y socio, Stan Lee. Ahora que las mentiras se han desacreditado, estoy en el proceso de demandar a los estafadores”.
262.000 dólares: es lo que, según la policía, se había llevado Morgan del famoso creador de cómics por la vía de sesiones forzosas de firmas de autógrafos. Lee, durante los últimos años de vida, con más de 90 años, y ya en silla de ruedas, había estado acudiendo a convenciones de cómic para estampar su rúbrica en miles de documentos por valor de entre 40 y 100 dólares cada uno.
También se había pasado las últimas décadas poniendo su sello en infinidad de obras de ínfima calidad y de autores semidesconocidos, aunque en estos casos parece que por voluntad propia de mantenerse en la industria cultural. La fortuna de Lee en el día de su muerte, el pasado noviembre, se tasó en 80 millones de dólares.
Raíces familiares: para entender este fandango primero hay que presentar a JC, la querida hija de 60 años de Stan Lee. JC es, según la prensa del corazón, una persona malcriada y desagradecida con enormes problemas de control de ira y de gestión financiera. Durante décadas habría estado abusando de la fortuna de sus padres sin oficio ni beneficio, y en los últimos tiempos en alguna ocasión habría abusado físicamente de Lee y su madre. Sus padres eventualmente se lo perdonaban todo, movidos por el amor y el miedo a que el escándalo trascendiese a los medios.
La declaración firmada: de ahí pasamos a principios de 2018. En una declaración firmada por Lee y redactada por su abogado Tom Lallas que acabó publicada en The Hollywood Reporter, el creador de Spiderman afirmó que estaba siendo víctima de aprovechamiento financiero, arresto y maltrato por parte de tres personas: Jerardo “Jerry” Olivarez, su publicista, Keya Morgan, su mánager, y Kirk Schenck, abogado de su hija. Los tres se habrían “aprovechado de la situación” convenciendo a su hija de diversas medidas a tomar “para ganar control de los activos, propiedades y dinero de Lee”.
Entre otras, le trasladaron a una vivienda distinta y no le permitieron a su familia el acceso o el contacto con el anciano.
Y la contradeclaración filmada: al poco tiempo de la filtración del texto, Keya Morgan grabó un vídeo de Lee en el que el guionista negaba todo. Ahora según Lee JC era su hija querida y Morgan un “buen amigo”. Según personas del entorno de Lee, éste siempre ha tenido una predisposición a la zalamería, diciéndole a la persona presente todo lo que ésta quisiera oír. Al poco de esta grabación, se despidió al abogado Tom Lallas y a diversos cuidadores queridos de Lee. Quedó aún más aislado.
Víctimas o verdugos: JC también se señala como la perjudicada en este complot. Es ella quien realizó una denuncia en 2018 contra Morgan con cargos muy similares a los que han propiciado su actual arresto.
Pesadilla de convivencia: es también en los años de la llegada de Morgan que la vida del creador se vio involucrada con un montón de sucesos sórdidos y tristes, como denuncias de robo de sangre del guionista, abuso sexual a sus enfermeras, extraños robos nocturnos y denuncias falsas de intentos de atracos a mano armada que, en este caso, sí se ha confirmado que eran cosa de Morgan. Aunque todo esto también se relaciona con otro hecho traumático para Lee: justo entonces había muerto su esposa y compañera vital de Lee, Joanie.
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