Hay pruebas suficientes de que la actividad física reduce el riesgo de padecer enfermedades cardíacas o un infarto, pero ¿cuándo empiezan a notarse los beneficios? Seguramente pensarás que no empiezan hasta que no pasen un par de semanas, o incluso meses, hasta que hayas perdido un poco de peso y se hayan reducido los niveles de colesterol. Sin embargo, nuestro último estudio aporta pruebas fehacientes de que un solo entrenamiento protege a tu corazón de forma inmediata.
Mucha gente piensa, incluso algunos profesionales de la salud, que el motivo por el que hacer ejercicio previene las enfermedades cardiovasculares es porque se reducen factores de riesgo como el exceso de peso corporal, los niveles de colesterol, los niveles de insulina y la masa adiposa. Pese a ello, pueden pasar semanas o meses hasta que estos factores de riesgo se vean afectados por el ejercicio y, aún así, los efectos suelen ser más bien modestos. Pero nuestro análisis combina varios estudios que han encontrado que solamente un entrenamiento ya protege al corazón.
Los investigadores han realizado estudios en ratones y ratas para determinar si el ejercicio puede reducir la gravedad de un infarto cardiaco. Para nuestro análisis examinamos aquellos estudios en los que se provocaba un paro cardíaco en los roedores bloqueando una arteria en el corazón y después se medía la gravedad del infarto. En otras palabras, se analizó cuánto tejido moría en el proceso.
Los investigadores llevaron a cabo esta prueba en animales que acababan de realizar ejercicio y lo compararon con aquellos animales que no realizaban ningún tipo de actividad física. Todos los estudios que incluimos en nuestro análisis demostraron que una sola sesión de entrenamiento está asociada a un ataque al corazón más leve y que los efectos positivos del ejercicio sobre los ataques al corazón pueden durar varios días.
Por razones evidentes, no se pueden llevar a cabo este tipo de experimentos en personas humanas, por lo que es necesario buscar otras formas de medir los efectos en las personas.
Una carrera puede evitar un infarto (pero sólo en los cinco días siguientes)
Se considera que el ejercicio libera una sustancia en la sangre que es la responsable de que los ataques al corazón sean más leves después de haber hecho ejercicio. En un estudio muy innovador que incluimos en nuestro análisis, se sacó sangre a personas que acababan de realizar ejercicio y a personas que habían estado en reposo para, a continuación, inyectarla directamente en el riego sanguíneo de corazones de conejos vivos. Posteriormente se bloqueaba una de las arterias del corazón del conejo para simular un ataque al corazón.
El grupo de conejos al que se le había inyectado sangre humana tras haber hecho ejercicio tenía ataques cardíacos más leves que los conejos que habían recibido sangre de personas que habían estado en reposo. Al igual que en el caso de los roedores, estas pruebas demostraron que un único entrenamiento podía reducir la gravedad de un ataque al corazón.
Estos extraordinarios beneficios se producen cuando no existen cambios en los factores de riesgo cardiovasculares (como la presión sanguínea, el colesterol y el peso corporal) o medidas de adaptación (una mejora de la función cardiaca). Si haces ejercicio de forma regular, parece que la protección inmediata ocurre de forma constante. Lamentablemente, aunque en parte es algo previsible, los beneficios inmediatos de hacer ejercicio duran solo de cuatro a cinco días.
La mayoría de los estudios que analizan los efectos inmediatos del ejercicio se basaron en actividad física de resistencia con una intensidad alta o moderada durante aproximadamente una hora. No sabemos si otro tipo de ejercicios u otros intervalos de tiempo supondrían más o menos beneficios y creemos que convendría investigar más al respecto.
Prehabilitación: ejercicio antes del quirófano
La rehabilitación son los ejercicios que se llevan a cabo tras una operación para mejorar el condicionamiento físico, pero también podemos utilizar el ejercicio antes de una operación, algo que se conoce como prehabilitación. Varias sesiones de entrenamiento planificado, estructurado y supervisado podrían reducir las tasas de mortalidad y contribuir a una recuperación más rápida (asumiendo, por supuesto, que los pacientes puedan hacer ejercicio).
Nuestro trabajo proporciona nuevas pruebas sobre el potencial de la actividad física como forma de proteger corazón, tanto a corto como a largo plazo. Lo único que tienes que hacer es no pasar más de cinco días sin hacer ejercicio. O lo usas o lo pierdes.
Autor: Dick Thijssen, Professor in Cardiovascular Physiology and Exercise, Liverpool John Moores University.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.