Un valencianista decidió celebrar en Singapur su viaje de boda para protestar contra Peter Lim. Ahora está retenido

El joven y su pareja están retenidos tras compartir imágenes de las protestas, una en la propia casa de Lim

Hasta hace unos días Dani Cuesta era un ciudadano anónimo. Al menos fuera de los círculos valencianistas. Ahora él y su mujer protagonizan un espinoso culebrón de tintes deportivos, judiciales y políticos que los mantiene retenidos n Singapur, a más de 11.000 kilómetros de distancia de su casa y familia, que sigue el caso desde la Comunidad Valenciana sin explicarse muy bien aún cómo la pareja ha podido llegar a su situación actual. Y todo por una protesta contra el influyente magnate Peter Lim, el máximo accionista del Valencia CF, que se les ha ido de la mano.

Suena confuso, pero como toda buena historia el drama singapurense de Dani Cuesta y su esposa se explica mejor por actos. De momento, ya van siete.

Primer acto: boda y luna de miel. La historia de Cuesta es fácil de seguir porque él mismo se ha encargado de detallarla, paso a paso, igual que una buena crónica deportiva, a través de su cuenta de X. El primer capítulo de su culebrón se remonta al 29 de septiembre, cuando compartió varias fotografías de su boda, una celebración que dejaba clara su afición por el Valencia CF y su descontento con su máximo accionista, el magnate singapurense Peter Lim, objeto de críticas desde buena parte de la afición por la deriva del club durante los últimos años.

"Boda espectacular, con mucho valencianismo. Mi mesa llamada Mestalla, gritos de Peter vete ya, himno de la Tardor y mucho amor", relataba Cuesta. Aquella era solo la primera parte de la celebración. La segunda era una idílica luna de miel en el Sudeste Asiático, con paradas en Singapur y Bali. El viaje tenía también su carga de reivindicación valencianista, ya que, avanzaba el propio Cuesta, con él llevaría una "bandera gigante" con el lema "Lim go home" que suele corearse contra Lim.

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Segundo acto: por las calles de Singapur. A los pocos días la pareja valenciana de recién casados estaba ya Singapur, con el jet lag de seis horas y visitando enclaves emblemáticos de la ciudad estado, como Merlion Park. El caso es que Cuesta y su esposa no se limitaron a sacarse selfies para subirlos a las redes. O no al menos selfies convencionales. El joven valecianista desplegó orgulloso su pancarta amarilla de "Lim go Home" en varios puntos de la ciudad y posó con ella para fotos que luego compartió en X, donde alcanzaron cierta repercusión.

"Voy a hacerme fotos con mi banderita tan bonita. Si queréis algún recado y puedo hacerlo, no dudéis en pedírmelo, pero que no sea acabar en la cárcel de Singapur, que ese plan en luna de miel no lo acabo de ver", bromeaba el jueves de la semana pasada. Como parte de ese recorrido reivindicativo por el país, Cuesta quiso visitar el Hotel Abelia, de Lim, donde desplegó el cartel amarillo pidiéndole que abandone el Valencia CF. Incluso pegó un adhesivo con el mismo mensaje en el portalón.

Tercer acto: el error. El caso, como reconocería más tarde Cuesta, es que el gran y sofisticado edificio en el que colocó la pegatina y lució su cartel no era en realidad un hotel propiedad de Lim, sino la residencia del magante singapurense. "Maravilloso malentendido que he disfrutado como un niño! Lim Go Home en la puerta de su casa, un paso más del valencianismo", tuiteaba Cuesta poco después.

Ese mismo día el joven compartía varios mensajes en X que le advertían de que la legislación en Singapur no es la misma que en España, preveían sobre el riesgo de "vandalizar una propiedad privada u evidenciarlo en redes" e incluso se citaba la cuenta oficial de la policía de Singapur, poniéndola sobre aviso. "No he hecho daño a nadie. Solo he manifestado el malestar de una afición", se defendía él.

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Cuarto acto: el aeropuerto. La historia de Cuesta y su mujer ya no puede seguirse a través de su cuenta de X porque su último tuit es del 3 de octubre. Para saber qué les pasó hace falta pasarse a los periódicos. Y el motivo es muy sencillo: Dani ya no tiene su móvil consigo. Se lo ha retirado la policía de Singapur.

No solo eso. Cuando el viernes por la mañana la pareja estaba en el aeropuerto, pasando los controles para tomar un avión que los debía llevar a Bali, Dani Cuesta fue retenido y trasladado a una sala donde media hora después pudo reunirse con su esposa. Según detalla el diario Levante, ella había podido cruzar a la zona de embarque sin problema, pero pidió regresar con su pareja para acompañarlo. Su nivel de inglés, argumentó, podría facilitar el diálogo con las autoridades.

Quinto acto: embrollo y "ofensa". A partir de ahí lo que había empezado como una luna de miel con un punto de reivindicación deportiva acabó convertido en un espinoso y delicado embrollo judicial. Levante asegura que la pareja estuvo una hora sin recibir la menor explicación y no abandonaron la sala hasta pasadas las dos y media de la tarde. La policía les requisó los teléfonos —aunque acabaron devolviéndole a la esposa de Dani el suyo—, confiscó sus pasaportes y entrevistó  a la pareja por separado sobre las publicaciones que habían subido a redes.

¿El motivo? Según precisa Levante, un agente les informó de que los estaban investigando por una posible "ofensa" relacionada con la legislación de Singapur sobre el derecho a reunión y manifestación. No hubo referencia a Peter Lim. Ni a su casa. Aunque los afectados, desliza Superdeporte, creen que las dos primeras personas con la que tuvieron contacto en la sala del aeropuerto eran del entorno del máximo accionista del Valencia FC, un empresario influyente en Singapur.

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Sexto acto: al hotel. Sea así o no, la pareja no ha podido seguir con su luna de miel por el Sudeste Asiático. Ha tenido que buscar (y pagar de su bolsillo) un hotel, donde han recuperado todo su equipaje menos la mochila que contenía la pancarta y pegatinas de "Lim go home" y usa como documentación una tarjeta de la Policía de Singapur. Ya han contactado con la embajada de España, aunque de momento su caso está envuelto en dudas. No se sabe cuándo podrán salir del país. Ni desde luego cómo acabará por resolverse o cuáles serán sus consecuencias legales.

Séptimo acto: cascada de reacciones. Y llega el acto final, en el que la (des)ventura singapurense de la pareja escala hasta llegar al valencianismo, la cúpula del propio Valencia CF e incluso la política española. Sobre lo sucedido se ha pronunciado el club, que ha compartido su deseo de que el suceso "tenga el mejor y más rápido desenlace". También la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, quien ya ha contactado con la embajada en Singapur y el Gobierno.

Catalá ha ido más allá y precisa que la pareja sigue sin pasaportes y no se le permite abandonar Singapur de momento, aunque puede salir de su hotel. La policía del país ha abierto una investigación, pero aún no ha tipificado el delito. "Un mensaje de tranquilidad y vamos a seguir hablando". Lo ocurrido también ha tenido su reflejo entre los valencianistas. Y no mejor. La afición ha dado al caso de Dani y su mujer un eco notable. De hecho ya circula el hashtag #FreeDani.

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