¿Vamos a tener un niño o una niña? El flipante modo estadounidense de anunciar el sexo del bebé

Cuando alguien nos dice que en pleno siglo XXI el género de una persona ha dejado de ser un significante importante, sólo nos basta con mirar a un sitio para responderles: los escaparates de las tiendas de ropa para bebés. En ellas encontrarás preciosos trajes de encaje y telas sensacionales hechas para acoger a la nueva criatura que venga a este mundo. Y buena parte de todos esos materiales estarán divididos en dos grandes categorías: azul y rosa. Niño o niña. Es la primera etiqueta que todos hemos recibido.

Pero como ocurre con muchos otros actos de consumo, los norteamericanos son los mejores sublimando este trámite identitario. Desde hace más o menos una década, algunos estadounidenses reúnen a sus familiares y amigos en una jornada en comunión donde se les revelará cuál será el futuro sexo biológico con el que nacerá su bebé.

Es decir: meses después del inicio del embarazo, los médicos advierten a los progenitores si su futuro niño tendrá vulva o pene. Donde antes había matronas o chamanes adivinando lo que había dentro de la barriga de las mujeres, hoy tenemos a la ciencia obstetricia acertando con un margen de error bastante más escueto, y esto ha causado que personas que hacen de ese detalle todo un circo sobre el que celebrar y empezar a proyectar las ideas de cómo va a ser pequeño. El mínimo común denominador de todas estas fiestas es el mismo: si es niño, se indicará con el color azul, y el color rosado se reserva para ellas.

¿Será arma o será brillantina? ¡Ven a nuestra fiesta este sábado para comprobarlo!

Por supuesto, estos códigos y la perspectiva de hacer una fiesta de ello potencian la creatividad de mucha gente, que al parecer encuentra maneras de lo más ingeniosas para revelarle la sorpresa a sus invitados (y convertirse de paso en los reyes de su Pinterest). Sí, al igual que ha ocurrido con el mundo de los tatuajes o de la repostería casera, el medio es sólo una excusa para el lucimiento personal. Pero estamos de enhorabuena: existe una cuenta de Twitter que desde hace tiempo recopila algunos de los actos de revelación del género del bebé más surrealistas que puedes encontrarte. Y en serio, hay auténticos genios de esto.

Confetis con purpurina de colores o cajas con globos en su interior son las primeras y más comunes fórmulas que puedes encontrarte, el equivalente a la corbata en el día del padre o la corona de flores en Coachella: un básico con el que es casi mejor que no te relacionen. Aquí van un par de ejemplos.

Ahora es cuando la cosa se complica. Hay personas que tiran pelotas de béisbol…

Y madres que se tiñen el pelo del color asociado al género que tendrá el niño.

También grupos de amigas que exponen el género del bebé a modo de hechiceras modernas, echando tang.

O una fiesta hípica con reminiscencias monárquicas donde caballos fastuosamente decorados cabalgan para dar la buena nueva.

Pero eso no es todo: también hay excavadoras espachurrando latas de pintura.

Y por supuesto, en la tierra de la segunda enmienda no podían faltar los padres que revelan el género de su hijo con unos buenos disparos de francotiradores.

Aunque nuestra pieza favorita es este microcorto... tribal.

Y claro, en estos videos también se puede observar en algunos casos la cara perversa de este juego, cuando las expectativas puestas en el género del bebé por sus padres no se cumplen. A veces sí nace un niño con el género que tú querías.

Pero otras veces esto no funciona, y se palpa la desilusión (¿será entonces el niño menos querido?).

Por si fuera poco, estos son algunos de los conceptos contrapuestos que se imprimen en las tarjetas para señalar el género del bebé: Golazo o tutús (Touchdowns or Tutus) Lazos o pajaritas (Hair Bows or Bow Ties), Ruedas o Tacones (Wheels or Heels), Deportes o brillantina (Sports or Sparkle), Bigotes o Pestañas (Staches or Lashes), Botas o ballet (Boots or Ballet), Armas o brillantina (Guns or Glitter) o Rifles o volantes (Rifles or Ruffles).

Nota: todas estas fiestas se hacen con la mejor de las intenciones (no hay más que ver el entusiasmo de los padres y participantes). Sin embargo, estas revelaciones sólo indican el sexo biológico, que no el género, del bebé, tal y como nos han mostrado los casos de transexualidad. Además, los médicos ya se han equivocado alguna vez a la hora de identificar el sexo concreto o han pasado por alto casos de niños intersexuales.

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