El Vaticano puede aprobar parejas del mismo sexo, pero hay una unión por la que la Santa Sede no pasa: el matrimonio entre empleados

Vaticano y matrimonio no suelen “casar” siempre, que duda cabe, aunque en los últimos tiempos, ya con el Papa Francisco I, algo parece estar cambiando. En 2018 se abrió una puerta para cambiar (“desarrollar”), entre otras, su postura ante las uniones homosexuales, y posiblemente ese sea el mayor reto de la Iglesia Católica, uno que tarde o temprano deberá afrontar. Sea como fuere, en el Vaticano hay un matrimonio por el que no pasan: entre trabajadores.

La noticia. Los medios en Italia ya los han apodado como los Romeo y Julieta de los nuevos tiempos. ¿Quiénes son? Una joven pareja recién casada (agosto) que han sido despedidos de sus trabajos en el banco del Vaticano. Su “pecado”: al parecer, han violado la prohibición de matrimonio entre empleados.

Romeo, Julieta y el nepotismo. El nombre no es baladí. Desde la Santa Sede les dieron la opción de que uno de los dos renunciara en favor de mantener el trabajo del otro en 30 días, la respuesta de los recién casados fue clara, negándose a la opción, por lo que ambos fueron despedidos después de que el plazo expirara el martes. De fondo, un cambio en los estatutos del “banco de la iglesia” hace unos meses, cuando impusieron una norma que prohibía el matrimonio entre empleados con el fin de prevenir el nepotismo.

Según un comunicado desde el Vaticano, se había llegado a la “difícil decisión” de poner fin a sus contratos de trabajo porque “la formación de una pareja casada entre empleados es, de hecho, descaradamente contradictoria con las normas actuales dentro del instituto”. Añadiendo que el objetivo principal de la prohibición del matrimonio era evitar el riesgo reputacional de acusaciones de nepotismo y “evitar la posible aparición de situaciones de conflictos de intereses en las operaciones del instituto, con el fin de proteger su integridad y el servicio a sus clientes”.

La nueva política. En realidad, la intrahistoria nos hace retroceder en el tiempo. El banco del Vaticano, que ha pasado gran parte de la última década limpiando sus libros y su reputación después de una reestructuración provocada por varios escándalos, anunció la norma en abril. Una política que había estado en preparación durante algún tiempo, aunque se aplicó solo después de que uno de los cónyuges de la última pareja casada restante entre el personal del banco se jubilara.

Además, bajo los nuevos estatutos también se prohíbe al personal casarse con alguien empleado por cualquier otra institución del Vaticano, detalles que se han hecho públicos solo después de que empleados descontentos compartieran detalles con la prensa italiana.

Apelación a Francisco. Tras conocer sus despidos, la pareja acudió a la instancia más alta de la iglesia, el Papa Francisco (que aprobó la nueva norma), apelando a través de una extensa carta y denunciando lo que consideran una situación “injusta”, dejando incluso la puerta abierta a llevar el caso hasta la mismísima corte del Vaticano.

El “sindicato” al rescate. Mientras, ADLV, la asociación de trabajadores laicos del Vaticano, ha lanzado un comunicado defendiendo los intereses en nombre de la pareja, y argumentando que "el nacimiento de una nueva familia no debería verse en peligro por regulaciones burocráticas".

Es difícil saber hasta dónde llegará el caso, principalmente por su carácter insólito. No así en cuanto a disputas laborales en el interior de la Santa Sede. En mayo, docenas de empleados de los Museos Vaticanos iniciaron una disputa legal sin precedentes sobre las condiciones laborales y la seguridad en el lugar de trabajo. En este caso, exigían elevar las horas extras y los paquetes de salud y seguridad de sus trabajadores.

Imagen | Nacho Arteaga, Lindsay Docherty

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