Ser arqueólogo en México debe ser apasionante. Hay puntos arqueológicos evidentes que se siguen investigando, como Ciudad de México con sus canales de Tlatelolco, la entrada al inframundo en Oaxaca o el interior del Castillo de Kukulcán. Sin embargo, con el proceso de construcción del Tren Maya (detenido en uno de sus tramos), también se han descubierto tanto tesoros como cuevas y hasta una pirámide de 25 metros.
Es tal la riqueza arqueológica del país que, en lugares en los que hasta ahora no se había planteado que pudieran ser sitios arqueológicos, pueden encontrarse auténticas maravillas. Y es lo que acaba de ocurrir en Tecacahuaco.
Gracias a los vecinos. Tecacahuaco es una localidad que se encuentra en el estado de Hidalgo. Tiene poco más de 1.000 habitantes y acaba de atraer la atención del Instituto Nacional de Antropología e Historia gracias al aviso de los vecinos en abril de este año. Resulta que uno de ellos estaba realizando unas excavaciones para ampliar su potrero (un término que se utiliza para referirse a un terreno destinado al pastoreo y la cría de animales) cuando se topó con una estructura extraña.
Avisó al ayuntamiento y pronto el INAH recibió el reporte. Desde entonces, han visitado la zona en tres ocasiones para certificar que realmente tiene algún valor. Y parece que sí: el objetivo ahora mismo es terminar de registrar las características del monumento y establecer medidas para su correcta conservación.
Además, indican la posibilidad de que ese basamento fuese sólo una subestructura de una construcción mayor que habría alcanzado los 15 metros de diámetro en su base.
Tecacahuaco. Osvaldo José Sterpone, director del INAH de Hidalgo, explica que lo que se ha encontrado es un basamento piramidal de planta circular construido con arenilla y un acabado en cal para su conservación. Es curiosa la forma en ‘V’ de las paredes y se estima que pudo alcanzar los tres metros y medio de altura.
Sobre la época, aún no está claro. Los elementos de construcción como la obsidiana indican que habría sido construido en el periodo Posclásico (entre el 99 y el 1.521 d.C). Sterpone señala que, si fuera de esa época, revelaría que Tecacahuaco habría sido un asentamiento bajo el control de Metztitlán.
Una cancha deportiva. Aparte del basamento, se han encontrado vestigios arquitectónicos cercanos, como una cancha para jugar a la pelota que se encuentra bajo la maleza y que tendría unos 18 metros de largo. Descubrir esa pista será uno de los próximos pasos, ya que actualmente los investigadores están realizando el trabajo de fotogrametría y análisis para documentar las características de la construcción en la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas e Históricas.
Eso sí, hay cosas que no podrán ser recuperadas, puesto que esta investigación ha llevado a que los locales hablaran con las personas más ancianas, quienes han contado historias como la de que un sacerdote ordenó destruir unos ídolos de piedra. Eso, hoy, habría sido de lo más valioso.
Hay que seguir investigando. Sin duda, se trata de una noticia de impacto para la zona, ya que ha despertado interés y ahora se ha convertido en un sitio arqueológico. Por tanto, uno de los próximos pasos es el de dialogar con el ayuntamiento de Atlapexco y con los gobiernos estatales y federales para una correcta gestión del nuevo sitio arqueológico de cara a que el INAH pueda realizar los estudios correspondientes.
Veremos con qué nos sorprenden, pero prácticamente no hay mes en el que alguien no encuentre un vestigio del pasado, sea de la época hispánica o prehispánica.
Imagen | INAH
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