Ver crecer a una judía bajo tierra es, aunque no lo creas, lo más flipante que vas a ver hoy

Desde el punto de vista humano, los seres vivos más extraños con los que convivimos día a día son las plantas, probablemente. Y para comprobarlo, no hay nada como un espectacular vídeo obtenido a partir del timelapse de una judía germinando, publicado en el canal GPhase.

El vídeo muestra el crecimiento de la plántula hasta convertirse en un individuo crecido (más o menos lo que podría ser un adolescente en su homólogo animal) para lo que ha necesitado unos 25 días. Este documento nos ayuda a apreciar la extraña maravilla que supone ver crecer una planta, especialmente porque pone al descubierto partes invisibles de otra manera.

Una lección de crecimiento vegetal en vídeo

Los vegetales tienen unos ciclos de vida, estructuras y características fisiológicas extrañísimas desde el punto de vista humano. Por ejemplo, su crecimiento comienza bajo tierra, normalmente, su desarrollo embrionario poco tiene que ver con nada del reino animal y crecen increíblemente rápido (en general), si los comparamos con algunos grandes animales.

Pero vamos a verlo en vídeo. La maravilla comienza en el mismo día uno de la germinación. Aquí, la judía (alubia, habichuela o como quieras llamarla) muestra el fin de una fase previa en que la semilla se ha hinchado con agua hasta preparar al embrión que se vuelve turgente. Las enzimas y las sustancias de reserva hacen que el embrión crezca lo suficiente y salga fuera de la semilla.

La planta va a necesitar mucha más agua y nutrientes, así que lo primero es desarrollar un sistema radicular, que es lo que vemos escarbando hacia la profundidad del suelo durante los cuatro primeros días.

A partir de aquí aparecen las raíces secundarias, que anclan la planta al suelo y la preparan para el siguiente paso: salir a la luz. Los cotiledones de la habichuela son esa especie de hojas que aparecen abriéndose paso a través de la tierra, como partiendo la semilla por la mitad, y están unidos al tallo primordial, el hipocotilo, que es especialmente fuerte para hacer que la planta llegue a ver la luz.

Esto ocurre a partir del día siete, tras lo cual el hipocótilo se alarga y los cotiledones dejan ver las primeras hojas de la planta, en el día nueve del vídeo. A partir de aquí, la planta ya tiene todo lo que necesita para autoabastecerse. Este proceso lo ha realizado gracias a que en la semilla almacenaba todo lo necesario para crecer, pero a partir de ahora deberá empezar a "fabricárselo" ella misma y la historia todavía no ha hecho más que empezar.

Hasta tocar el cielo

A partir del día nueve vamos a ver cómo la planta parece elevarse danzando curiosamente, agitando sus recientes hojas. En realidad, esto se debe al efecto del timelapse que acelera el movimiento que se ha fotografiado. Lo que ocurre en realidad es que el crecimiento de la planta se hace por secciones.

Las células madre que hay en la zona apical del tallo, es decir, en su punta, se encargan de que la planta crezca y se diferencie para formar las diferentes partes: hojas, tallo, nodos... Y siempre van creciendo hacia la luz en un fenómeno que se llama fototropismo. El mecanismo es relativamente sencillo: en las partes de la planta que menos reciben luz se acumulan unas hormonas del crecimiento que se llaman auxinas.

Esto hace que la planta se curve hacia la luz. Si la luz es perpendicular (en un sistema artificial) o variante, como pasa a sol descubierto, esto hace que vayan creciendo las partes de la planta de forma secuencial, ahora un lado y ahora otro. Por tanto, al acelerar la imagen vemos que la planta parece danzar.

Si el la fuente de luz hubiera sido dirigida desde otro ángulo, este mismo movimiento de danza lo habríamos visto pero con la planta creciendo hacia la fuente. Este es uno de los mecanismos más sencillos y más eficientes que existen en la naturaleza y es el responsable, por ejemplo, de que los girasoles estén siempre "de cara al sol", como dice el refrán.

Lista para la vida

A partir del día 12 vemos como la planta comienza a desarrollar más y más hojas. La yema apical sigue en su camino hacia el cielo mientras, por debajo, la raíz continúa creciendo para poder soportar el peso de la parte aérea de la planta.

Aunque toda la parte verde es capaz de hacer la fotosíntesis, la planta necesitará hojas

Las raíces secundarias, ademása demás de anclaje, desarrollan también unos "pelos absorbentes" que casi no se aprecian en el vídeo porque son muy sutiles. Estos son importantísimos para absorber agua y sales minerales. Pero sin la parte aérea la planta no podrá sintetizar las sustancias que necesitan sus células para vivir.

Aunque el tallo (y toda la parte verde) es capaz de hacer la función más importante que conocemos de los vegetales, la fotosíntesis, la planta necesitará de los órganos especializados en ella: las hojas. Estas no solo se encargan de fotosintetizar, que consiste en crear sustancias a partir del dióxido de carbono atmosférico y gracias a la luz del sol, sino que también son importantes intercambiadores de gases.

A partir del día doce la planta ya es autónoma y funcional, pero no será hasta el día 14 que estará lista para funcionar al 100%. Esta última parte ya es bastante más rápida, a pesar de la complejidad de crecer varios centímetros al día, ya que la planta dispone de toda una "industria biológica" a su servicio que le permitirá crecer y reproducirse sin problemas.

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