El clima ha sido desde siempre una de las principales razones para elegir España como destino de viaje. Tierra de sol y playa, se ha ganado la fama alrededor del mundo por ser una región en la que casi nunca está nublado, llueve o hace frío. Ahora, todo eso se está volviendo en nuestra contra. El aumento de las temperaturas está llevando a España a un punto de no retorno en su industria más potente: la del turismo. Porque el calor se ha vuelto ya en muchas circunstancias demasiado insoportable.
Tanto, que las instituciones de algunos municipios ya hablan de cambiar su modelo turístico por volverse sitios poco agradables a los visitantes. Y, si el problema del calor se extiende cada vez más hacia mayo y abril, España va a tener un problema. Uno bastante grande para nuestra economía.
Calor insoportable. Europa está experimentando actualmente un episodio de calor extremo. Pero dentro del continente, España es uno de los países que más lo están sufriendo. En los próximos días, más de 20 millones de personas se verán afectadas por una ola de calor que amenaza con superar el récord nacional, tal y como hemos explicado en Xataka. Los termómetros en gran parte de la península se acercan a los 40ºC. Un horno ibérico del que no se libra prácticamente ninguna comunidad. No es algo de este año: el pasado, la Aemet registró 42 días de olas de calor en verano.
Eso supone un gran problema para el turismo. Este clip de un programa británico es bastante ilustrativo: en Benidorm hay gente entrando al agua y volviendo diciendo que es una sopa. La propia alcaldesa dice que tienen que cambiar el modelo turístico porque en verano ya no es un sitio apacible. Otros medios internacionales hablan del mismo problema. Un artículo de Sky, titulado "Esta zona de España podría volverse demasiado calurosa para los turistas", comenta las inusuales temperaturas de abril en Andalucía. Y este otro de The New York Times de que este calor da pistas de lo que está por llegar en el futuro.
La tendencia. Tal y como muestran los datos de la firma de análisis Mabrian sobre el índice de percepción climática, Francia, Grecia y España han sido los destinos más afectados en cuanto a pérdida de satisfacción climática. Y eso supone una alta posibilidad de que esos visitantes no repitan. De hecho, algunos expertos aseguran que si esta tendencia hacia un clima más caluroso continúa, la industria turística tendrá que replantearse las vacaciones de verano tal y como las conocemos.
Los datos de la Comisión Europea de Viajes van en el mismo camino. Han publicado una encuesta de 10 países que muestra que el número de europeos dispuestos a viajar al área mediterránea ha caído un 10% respecto al año pasado. "Empieza a haber una tendencia de que los viajeros europeos busquen en verano alternativas a los países mediterráneos del sur”, explicaba Eduardo Santander, director de la Comisión, en este artículo de El País.
Cambio en el modelo de turismo. Aunque la previsión indica que en los próximos años se reducirán los viajes en julio y agosto, esta tendencia todavía no ha tenido un efecto directo en la reserva de alojamientos o de vuelos. Hay que tener en cuenta que muchas vacaciones se reservan con meses de antelación, por lo que es muy complicado anticiparse a estos episodios de calor extremo. Por otro lado, de momento ninguna agencia incluye seguros de cancelación por olas de calor. De momento.
Además, el gran grueso de turistas no vienen aquí solo por el clima, sino por las playas, la gastronomía y el estilo de vida. Uno que tendrá que cambiar pronto si queremos seguir manteniendo el mismo número de visitantes. De hecho, muchos destinos ya se están adaptando. Atenas, por ejemplo, cierra el Partenón durante las horas más calurosas. También se está viendo un aumento de reservas en zonas de naturaleza que ofrecen vegetación, sombras y agua.
Un país que vive de esta industria. Sin ninguna duda, el calor se convertirá en una amenaza para el liderazgo turístico que ostenta España. Y la preocupación ahora es que tras el revés del Covid, sea el calor quien vuelva a matar a una industria que es la columna vertebral del país. La actividad turística alcanzó los 97.126 millones de euros hace dos años, un 8% del PIB. Y no podemos olvidarnos que el turismo es uno de los motores de creación de empleo en España, con 1,8 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social en el sector hostelero.
La buena noticia. Por otro lado, este clima cambiante también podría ayudar a que se extienda de manera significativa la temporada vacacional. Es decir, que se produzca una desestacionalización del turismo. Si el verano comienza antes, los visitantes podrían empezar a llegar a principios de la primavera, y quedarse hasta otoño incluso. Un fenómeno que podría verse beneficiado por la libertad que ofrece el teletrabajo. Sólo hay una pega: las vacaciones escolares siguen coincidiendo con los meses de julio y agosto, los meses que hace más calor.
Imagen: Unsplash (Martijn Vonk)
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