Huidizos y habilidosos, los pulpos se han convertido en un pequeño fenómeno popular gracias a las numerosas pruebas de su inteligencia. Son capaces de crear cúpulas protectoras recogiendo conchas del fondo del mar, de utilizar herramientas, de cambiar de color en función del terreno que les rodea, y de iniciar guerras proyectando armamento. Son atributos muy extraños en las profundidades del mar, y escasamente igualados por otras especies tierra adentro.
¿Pero por qué?
Conchas. Es una pregunta que ha obsesionado a científicos y biólogos durante años. La respuesta más reciente la proporciona Piero Amodio y un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge: por la pérdida de sus conchas. Los pulpos y calamares son moluscos, familia que también incluye a almejas y ostras, y hace millones de años contaban con similares conchas protectoras. En un momento, sin embargo, las perdieron. Y en su lugar desarrollaron una alta inteligencia.
Evolución. Amodio y compañía creen que el salto evolutivo se dio hace 275 millones de años, como explica The Atlantic. Las conchas servían como refugio, pero también como lastre a la hora de competir por unos recursos escasos. Al perderlas, los cefalópodos tuvieron que encontrar otras vías para defenderse de sus predadores; y también tuvieron que desarrollar astutas técnicas para abastecerse de más tipos de alimento. Nuevos nutrientes, nuevas defensas y nuevas estrategias.
Un círculo que desarrolló sus capacidades intelectuales.
Polémica. No toda la comunidad científica está de acuerdo. Amodio publicó su trabajo a finales del año pasado. En marzo, Ernesto Mollo, del Consiglio Nazionale delle Ricerche italiano, escribió otro paper en el que manifestaba sus dudas. El desarrollo de inteligencia requiere de varias generaciones. ¿Cómo se habrían protegido los cefalópodos durante el periodo inmediatamente posterior a la pérdida de sus conchas, si no podían ser tan inteligentes?
La única respuesta posible es que comenzaron a volverse muy inteligentes antes de perder las conchas. No después.
Sí y no. Este mes, Amodio presentó otro estudio rebatiendo parte de lo argumentado por Mollo, en un alucinante Battle Royale científico. Amodio concuerda en la naturaleza progresiva de la evolución, pero cree que algunas características, como el camuflaje, sólo pudieron ser desarrolladas post-concha. Y que si bien la inteligencia se moldeó pre-concha (los nautilos, los únicos cefalópodos con concha, son más listos que otros moluscos), el salto se dio después (los propios nautilos son muy simples comparados con un pulpo).
Gadgetopulpo. Sin lastre, los pulpos se convirtieron en animales muy vulnerables a los predadores. Lo que desarrolló su agilidad, convirtiéndolos en bichos escurridizos y muy espabilados. Se sabe que utilizan a sus presas como herramientas defensivas y que, debidamente entrenados, pueden apagar las luces de un acuario. Tienen calle, han aprendido a base de penurias, y se las saben todas para sobrevivir en un entorno donde eran el último eslabón de la cadena.
El pulpo es el vivo ejemplo de hombre-hecho-a-sí-mismo, el emprendedor subacuático definitivo que hace de cada fracaso una oportunidad. Y todo gracias a que convirtieron un bug en una feature. Aprended, almejas.
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