El auge de la India en los últimos años es un relato de contrastes, una historia en la que pasado, presente y futuro se mezclan con inusitada frecuencia, formando un crisol de culturas, experiencias y contradicciones. Dentro de ese relato, a veces tan mágico como real, el estado de Guyarat supone una metáfora perfecta en el complejo entramado del imaginario hindú.
La tierra donde nació y se crió Ghandi está considerada como una de las mejores zonas del mundo para observar pájaros. Un pacífico y tranquilo santuario avícola que contrasta con su apabullante crecimiento económico (Ahmedabad, la capital de Guyarat, fue la tercera ciudad que más creció en el mundo en 2010, según Forbes, después de las dos ciudades chinas Chengdu y Chongqing).
Un crecimiento que ha sabido adaptarse a las tradiciones y la cultura de la India, pero que está transformando la fisonomía de la región. Ahmedabad es un latir constante de mercaderes, templos y arquitectura sorprendente (Le Corbusier diseñó algunos edificios). En su ciudad amurallada las vacas, animales sagrados del hinduismo, caminan con total libertad por el pavimento compartiendo el territorio con los viandantes, y alguna que otra vez también es posible ver elefantes, camellos u otras bestias deambulando por las calles de la zona amurallada.
Este estado fronterizo, alejado todavía del turismo masivo que invade otras partes del país, está plagado de rincones naturales capaces de cortar la respiración, especialmente si uno se aleja de los núcleos urbanos y se va acercando cada vez más a la frontera con Pakistán. El distrito de Kutch cuenta con varios de estos espacios privilegiados, aunque para llegar a algunos de ellos, como el desierto blanco, hay que solicitar un permiso especial a las autoridades hindúes (lo mejor es consultar este tema cuando se tramite el visado para viajar a India). El lago Chhari (foto de portada) o el lago Nalsarovar (foto inferior) son dos fantásticos espacios en los que observar aves o maravillarse con el amanecer.
Uno de los lugares más sorprendentes de la zona es el desierto blanco. Este desierto no tiene arena, sino sal y el efecto que produce el reflejo del sol sobre la sal es tan enigmático como hermoso. Para llegar hasta aquí se pueden contratar los servicios de algún conductor de camellos. Uno de ellos Mr. Rupa cuenta que le gusta que tanto su carro como el camello que tira de él “estén bien decorados”, y desde luego que lo están.
A través de Mr. Rupa se descubre otro de los tesoros capitales de Guyarat, su gente. Los habitantes de este estado hindú son humildes, especialmente las personas que viven alejada de las grandes urbes, y tienen un fuerte sentido de la curiosidad, sin ningún pudor preguntan sobre la familia de uno, sobre lo que hace… eso sí, siempre con exquisita educación.
Durante el viaje por el desierto nos acompaña otro local, Mr. Pushpkunt. A sus poco más de 70 años este guyarati se muestra amable y amistoso, y habla de su tierra con orgullo y mucho cariño, recordando detalles de su familia en este rincón del mundo. Aunque está retirado sigue trabajando de manera voluntaria para el gobierno de la región.
Al anochecer Mr. Pushpkunt nos descubre un grupo musical de la zona que interpreta música folclórica, y con la amabilidad que le caracteriza les pide hacerse una foto con ellos (más abajo el resultado). Antes de despedirse nos entrega un viejo ticket de autobús en el que escribe su dirección, su número de teléfono y su email y nos invita a pasar por su hogar cuando regresemos por India.
A finales de año se suele celebrar en Kutch el Rann Utsav, un festival que muestra lo mejor de la cultura de la zona. Durante este evento se construye la tent city, una ciudad efímera con tiendas de campaña de varias clases (algunas son de verdadero lujo) que al terminar el festival desaparece para dar paso de nuevo al desierto. Si se quiere apreciar la cultura de Guyarat ésas son las mejores fechas para acudir a esta parte del mundo.
En busca del Mahatma
A lo largo de todo el estado guyarati museos y edificaciones relacionadas con la figura de este personaje universal recuerdan su persona.
El dos de octubre de 1869 nacía Mohandas Karamchand Gandhi en Porbandar, una ciudad costera de Guyarat, por aquél entonces parte de la India Británica. En este emplazamiento se encuentra Kirti Mandir, el lugar donde nació el padre de la nación. No muy lejos, en Bhavnagar, el museo Gandhi Smriti expone fotografías y documentos de la vida del hombre que lucho a través de la no violencia.
Sin embargo, el sitio que más visitantes atrae tras la figura de Bapu es Sabarmati Ashram; situado junto al río sabarmati en Ahmedabad y conocido también como Gandhi Ashram (foto más arriba), este complejo construido para la comunidad espiritual que seguía a este símbolo de la paz es hoy en día el centro neurálgico de la memoria del líder hindú.
Durante casi 12 años el Mahatma vivió entre los muros de las diferentes edificaciones que componen este histórico emplazamiento. Basta descalzarse para acceder a la casa de Gandhi en el complejo y observar los rostros de los indios que la visitan para comprobar la importancia de este lugar en la cultura del país. La librería de Sabarmati Ashram alberga todos los textos publicados por Bapu y una correcta colección de libros sobre el mismo.
Para viajar a Guyarat no olvides:
Tramitar el visado en Arke BLS, la empresa oficial que se encarga de tramitar los visados para India en España.
Consultar las recomendaciones de viaje del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.
Fotos | Danigargon
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