“La polémica acción de una estudiante rusa contra el manspreading”, “Brutal reacción: echa agua y lejía en la entrepierna de los hombres”. Y mi favorito, sin duda: “Las feministas empiezan a quemar los huevos con lejía a todos los hombres que hagan manspreading”, del medio de bulos Mediterráneo Digital. Son sólo algunos de los titulares que recibió uno de los últimos videos virales más compartidos en los últimos tiempos: hace dos semanas páginas propias y ajenas se hicieron eco del vídeo subido por el medio viral In the Now. Fue un éxito como no se recuerda en los últimos tiempos del periodismo de redes: sólo 6,6 millones de reproducciones en el enlace original.
El complot ruso ataca de nuevo: el medio ruso Bumaga habló con Stanislav Kudrín, uno de los jóvenes que aparecen en el video, y confirmó que le habían pagado por hacerse pasar por víctima. Anna Dovgalyuk, protagonista del video y estudiante de derecho, está vinculada a Irbis Media Group, agencia de marketing de video con estrechas relaciones con el Gobierno. La página In The Now está bajo el paraguas del medio RT (Russia Today), propiedad de la Federación de Rusia (es decir, medio oficial del Gobierno), aunque muy pocos de los seguidores de esta página viral lo sepan. En el propio video original de In The Now aparece la frase “algunos dicen que es todo un montaje”. Como ha desvelado EU vs Disinfo, así es: Rusia ha vuelto a colarle un gol a los grandes medios occidentales.
Troll factory: el video de la activista contra el manspreading sigue el modus operandi propagandístico denunciado por los trabajadores arrepentidos de estas empresas cuando se habló de las fake news de Facebook orquestadas por los rusos. Se intoxica la web sobre temas candentes que polarizan la opinión, después se difunde el mensaje por cuentas de supuestos activistas extremos (que resultan ser cuentas falsas) y se espera que los norteamericanos y europeos se crispen. Es una manera de intoxicar la atmósfera sobre algún tema para después tenerlo más fácil a la hora de hacer valer su ideología.
Feminismo proxy: en este caso, los rusos han vendido que la “corrección política” de occidente es una muestra de su debacle moral. El presentador Dmitry Kiselev, por ejemplo, vende en los medios rusos que el MeToo ha servido para crear un clima de hostilidad absoluto en Estados Unidos de forma que ahora, por culpa del feminismo, ya no existen los encuentros amorosos sin que los hombres se sientan perseguidos por la amenaza de una denuncia de género. El “Feminismo maligno”, dice, es una “infección” que se está extendiendo desde Estados Unidos a Europa y Rusia. Así que el propio vídeo de la feminista que ataca a hombres con lejía también serviría en su propio país para confirmar esta hipótesis. Un año antes la propia Anna Dovgalyuk hizo otra performance reivindicativa levantándose la falda en el metro como protesta por los hombres que acosan en el transporte público.
Las trincheras de los fake memes: en este caso, los rusos tampoco han inventado nada. Las feministas, como casi cualquier otro colectivo con fuerte presencia en las redes, se ha enfrentado a los ataques organizados de contrarios y trolls. Es habitual ver en 4Chan (aunque también en España) campañas por las que los foreros pretenden hacer pasar ideas disparatadas como parte de la agenda feminista. El público general toma las cuentas falsas por auténticas y se indigna con las propuestas de las “feminazis”, algunas feministas verídicas pican e ingenuamente absorben las ideas tóxicas… y los 4chaneros se regocijan de la estupidez de ambos grupos.
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