Tras dos meses de confinamiento, era inevitable que millones de españoles tomaran las calles de sus ciudades en cuanto las restricciones se aliviaran. Sucedió cuando los padres, por primera vez, pudieron pasear junto a sus hijos durante algunas franjas horarias. Y volvió a pasar cuando el gobierno permitió a los deportistas reanudar sus actividades. España, de repente, se llenó de runners.
Atletas que tenían tiempo perdido. El confinamiento ha supuesto una losa para un sinfín de deportistas profesionales. No sólo por la interrupción de programas de entrenamiento específicos, sino también por la suspensión del grueso de competiciones. Algunas, como los Juegos Olímpicos, no volverán hasta 2021, quizá 2022. Pero otras tienen previsto celebrarse en otoño. Así que toca volver a prepararse.
¿Pero qué hay del resto de los mortales? Algo similar, aunque sin las urgencias a las que obliga el profesionalismo. La llegada del buen tiempo y el alivio de las restricciones se han confabulado para que los parques y paseos fluviales de toda España se llenen de una colección de deportistas y aficionados, de una nutrida representación de runners, crossfiteros, ciclistas, boxeadores, patinadores y un largo etcétera.
Pasear por determinadas ciudades a determinadas horas equivale a plantarse frente a un campamento de Los Vengadores, frente a un centro de alto rendimiento improvisado en el parque de la esquina. Y el resultado son escenas que bordean lo surrealista. El mejor ejemplo es este vídeo grabado por el realizador y periodista Raúl Gallego Abellán, y viralizado durante las últimas horas por motivos más que evidentes.
En un maravilloso plano secuencia de medio minuto nos topamos con 1) un runner 2) dos boxeadores 3) cinco personas realizando tijeretas en el aire 4) tres hombres musculados adoptando posturas imposibles 5) un hombre lagarto 6) una mujer ejercitando su pelvis 7) un hombre haciendo flexiones 8) otro entrenando una maza gigantesca 9) un levantador de pesas 10) dos mujeres saltando y 11) un señor meditando.
No se trata del paseo marítimo de Los Ángeles durante los años noventa, aunque la presencia de skaters invite a creerlo. Es La Barceloneta, un lunes de mayo al punto de la mañana. Un gimnasio popular, al aire libre.
El pulso narrativo del vídeo, presentando a los personajes poco a poco, moviendo la cámara de lado a lado del paseo, ha causado sensación en redes sociales: "Parece un fallo de programación de los Sims". Especial furor ha despertado "El Lagarto de la Barceloneta", el hombre que a mitad de vídeo repta por el suelo intercalando flexiones en su avance. La fusión definitiva del ser humano y el reptil. Una figura sólo concebible en un mundo de superhéroes y mutantes. La prueba de que, podemos decirlo ya con total seguridad, vivimos en una simulación.
¿Qué explicación tiene semejante escena? Para el caso de Barcelona, su peculiar situación epidémica. La capital catalana sigue en fase 0, lo que significa que las franjas horarias siguen vigentes. No está permitido salir a la calle más que durante unas horas muy concretas (de 06:00 a 10:00 por las mañanas; de 20:00 a 23:00 por las tardes), espacio habilitado para la práctica deportiva. Durante el resto del día, en casa (o en el trabajo).
Por lógica, la concentración de deportistas en determinadas franjas provoca pequeñas aglomeraciones en algunos lugares, como parques, riberas y paseos marítimos. Era un problema que en teoría resolvería la fase 1, una vez el resto de provincias avanzaran hacia el desconfinamiento y la libertad de movimientos. La realidad es distinta. La práctica deportiva, en fase 1, sigue restringida a las franjas horarias de la fase 0.
Tal restricción durante la fase 1 ha sido motivo de queja por numerosos colectivos de deportistas aficionados. Se trata de una medida en cierto modo paradójica: mientras es posible desplazarse por toda la provincia (o unidad territorial designada) con normalidad y a cualquier hora del día, sólo es posible hacerlo de forma deportiva en horas específicas, y dentro del municipio. Tras dos meses de confinamiento, hay mucha gente con ganas de hacer deporte. Las aglomeraciones son el resultado.
Ahora bien, ¿es un problema? No siempre y cuando se respeten las medidas higiénicas recomendadas por Sanidad, en especial el mantenimiento de la distancia social. La poca evidencia científica disponible apunta a un menor porcentaje de contagios al aire libre frente a entornos cerrados. Algunos estudios han ilustrado cómo el grueso de transmisiones se producen bajo techo, mientras que son residuales en espacios abiertos.
Conveniente o no, arriesgado o no, lo cierto es que el vídeo nos ha regalado otro momento para el recuerdo, uno más, bajo la cuarentena. El Lagarto de la Barceloneta y la Liga de los Crossfiteros Extraordinarios.
Imagen: @raulgaab
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