Haciendo uso de una de las frases más inteligentes y precisas de esa obra maestra titulada ‘Blade Runner’ (id, Ridley Scott, 1982), pronunciada antes de que Rutger Hauer suelte un discurso filosófico que ha hecho historia —y que fue idea del propio actor—, vamos con uno de esos tops que tanto os gustan con un grupo de películas que producen miedo, al menos a este humilde servidor cuya capacidad de aguante del terror está muy bien descrita en un divertido monólogo de Goyo Giménez que no viene al caso citar. Damas, caballeros y demás especímenes, pasen y disfruten… temblando de terror.
‘Vampyr’
Alfred Hitchcock decía que ‘Vampyr’ (id, Carl Theodore Dreyer, 1932) era la única película que merecía la pena ser vista varías veces. Tomando a Sheridan Le Fanu como material de base, el trabajo de Dreyer es de los primeros en hablar de la figura del vampiro en el cine, en un sentido muy diferente en el que hablaron luego cineastas como Terence Fisher.
Una película cuyo secreto está en sentirla más allá de su entramado argumental, con una serie de secuencias antológicas que penetran en nuestro interior quedándose para siempre en nuestra mente, hurgando en nuestros temores más ancestrales.
‘Suspense’
Si tuviera que elegir un título que me produce miedo entre todos los que hay, elegiría sin duda alguna ‘Suspense’ (‘The Innocents’, Jack Clayton, 1961), basada en la obra de Henry James ‘Otra vuelta de tuerca’, la cual tuvo alguna que otra adaptación sin llegar jamás a la suela de los zapatos del film de Clayton.
Un cuento de fantasmas soberbio con imágenes y momentos que hielan la sangre, lejos de efectismos y trucos baratos. Deborah Kerr en uno de los papeles de su vida, una institutriz que nos abrirá los recovecos más tenebrosos de su influenciable mente.
‘La leyenda de la mansión del infierno’
De ese subgénero de “casas malditas” una de las mejores muestras que hay, al lado quizá de ‘The Haunting’ (id, Robert Wise, 1963) —que guarda parecidos formales con la citada ‘Suspense’—, con una parte final que roza el delirio pero muy bien equilibrado si caer jamás en el exceso.
Su eficacia para transmitir miedo o inquietud se debe a dos personas; por un lado John Hough, infravalorado director que ya había demostrado su capacidad para crear una atmósfera terrorífica en la excelente ‘Drácula y las mellizas’ (‘Twins of Evil, 1971), y por otro el guión de Richard Matheson, también autor de la novela en la que se basa en el film, y que está lleno de detalles. Propicia para ver sin compañía una noche de invierno.
‘La noche de Halloween’
Imitado hasta la saciedad en casi todo el cine de terror posterior, sobre todo en el slasher, subgénero que se disparó con la llegada del trabajo de Carpenter. Sin ocultar sus influencias del giallo italiano, el director asienta las bases de sus estilo para infundir terror: tomarse su tiempo para crear una atmósfera, narrando los hechos de forma nada precipitada y marcando muy bien los golpes de efecto sin abusar de ellos.
La música, del propio Carpenter, ayuda a crear más inquietud. Jamie Lee Curtis —hija de Janet Leigh, imagen superior— se convirtió en una de las sufridoras más famosas del cine de terror.
‘El sexto sentido’
Un éxito sin precedentes y que consolidó la carrera de M. Night Shyamalan hasta límites insospechados —tanto que ahora se le ha dado la vuelta a la tortilla y sufre más ataques que defensas—, con una filmografía llena de piezas maestras del suspense. Con claras influencias de Hitchcock y con un guión absolutamente perfecto, Shyamalan logra una puesta en escena insólita con la que crea algunos momentos realmente escalofriantes.
Aunque la película va mucho más allá del relato de terror, los tres o cuatro instantes terroríficos que hay son de los que no se olvidan. Por supuesto, y como ocurre con todo film superexitoso, influenció considerablemente en el cine posterior.
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