La comida está más cara que nunca. Los precios de los alimentos se sitúan en niveles récord, con los índices de la ONU para la Agricultura y la Alimentación aumentando un 12,6% en marzo en comparación con febrero y un 33,6% con respecto a 2021, un máximo histórico. Se trata de una inflación alimentaria sin precedentes. Basta decir que los precios del trigo han aumentado más del 60% este año.
Y claro, a medida que aumentan los temores de una crisis mundial de inflación alimentaria, los países de todo el mundo han estado tomando medidas proteccionistas.
Proteccionismo en auge. La guerra y la inflación han llevado a 23 países a recurrir al proteccionismo alimentario. Este fenómeno está creando el caos en los mercados mundiales de alimentos provocado por la guerra en Ucrania, con los gobiernos reprimiendo las exportaciones de productos básicos, incluidos cereales, aceite de cocina y legumbres. El aumento brutal de los precios ha llevado a limitar las ventas en el extranjero o establecer restricciones, como impuestos o cuotas.
Estos pasos solo han aumentado aún más el precio de importación para los países que dependen de los mercados internacionales para obtener comida, afectando a los más pobres del mundo.
¿Qué alimentos faltan? Malasia acaba de anunciar una prohibición a las exportaciones de pollo. India se ha movido para frenar los envíos de trigo y azúcar, Indonesia ha limitado las ventas de aceite de palma y algunas otras naciones han emitido cuotas de granos. Este año, Rusia también prohibió las exportaciones de azúcar, cereales y aceite, mientras que Kazajistán prohibió las exportaciones de trigo y harina.
China, la segunda economía mundial, también ha introducido políticas similares. El país, que ya prohibió la exportación de fertilizantes fosfatados, ha aumentado sus reservas de alimentos, especialmente cereales. Con el inicio de la guerra, Argentina decidió detener las exportaciones de aceite de soja y pulpa de soja. Ucrania prohibió las exportaciones de trigo, maíz, aceite de girasol y fertilizantes. Hungría detuvo las exportaciones de cereales. Argelia puso el candado al aceite, azúcar y trigo. Y Egipto a las legumbres, cacahuetes, guisantes y frijoles.
¿A quién afecta todo esto? El golpe más fuerte lo recibirán los países más pobres, que son los más vulnerables al aumento de los precios de los alimentos y la escasez. Pero cuidado, las economías más ricas no son inmunes. Por ejemplo, casi 10 millones de británicos redujeron el consumo de alimentos en abril por el aumento del coste de vida en general. Los restaurantes de EEUU están reduciendo el tamaño de sus porciones, mientras que Francia regala vales de comida a algunos hogares.
Un indicador de la ONU de los precios mundiales de los alimentos ha subido más del 70% desde 2020 tras la invasión de Ucrania. El conflicto hizo que se detuvieran las exportaciones de cultivos y se rompiera aún más la cadena de suministro, que ya estaba dañada por la pandemia. Pero más proteccionismo podría aumentar aún más los costes, perjudicando aún más el poder adquisitivo de los consumidores y creando dolores de cabeza para los bancos centrales que intentan frenar la inflación.
Precios por las nubes. Algunos de los productos básicos se han vuelto mucho más caros. El trigo casi se ha duplicado, el aceite de palma ha subido casi un 40%, mientras que los productos lácteos ha subido un 14%. Y las restricciones a la exportación no son solo malas noticias para los países importadores.
Beata Javorcik, economista jefe del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, advirtía hace unas semanas que el proteccionismo solo impulsaría artificialmente los precios, que ya están en niveles récord, creando más inseguridad alimentaria: "Esto va a aumentar las tasas de pobreza global. Y en situaciones extremas, puede inducir a los regímenes autoritarios a volverse más opresivos".
Imagen: Unsplash
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