Cuando hablamos de dirigibles, o los famosos zepelines que todos conocemos, nos viene a la cabeza un paisaje de ciencia ficción casi más propio de una entrega de Star Wars: grandes aeronaves flotando sobre una ciudad entre las nubes. O bien aquellos años previos a la guerra cuando los dirigibles de combate sobrevolaban la Alemania nazi. Lo cierto es que la era de los zepelines enormes que cruzaban el océano llegó a su fin en 1937, cuando el Hindenburg, la aeronave más grande jamás construida, estalló en llamas mientras aterrizaba en Nueva Jersey. Murieron decenas.
Ahora, más de 80 años después, los dirigibles gigantes están listos para volver a surcar los cielos. Un fabricante inglés ya presenta rutas de transporte comercial de corto recorrido entre Barcelona-Islas Baleares o Liverpool-Belfast para 2025 con un coste medioambiental casi inexistente.
Viajes comerciales. Se llama Hybrid Air Vehicles (HAV) y ha desarrollado un nuevo dirigible ecológico: el Airlander 10. Las rutas de este aparato (que puede llevar 100 pasajeros), incluyen Barcelona a Palma de Mallorca en cuatro horas y media. La compañía explicaba que en dirigible tomaría aproximadamente el mismo tiempo que el viaje en avión si se tenía en cuenta el desplazamiento hacia y desde el aeropuerto, pero generaría una huella de carbono mucho menor. Las emisiones de CO2 por pasajero en su dirigible sería de unos 4,5 kg, en comparación con unos 53 kg a través de un avión a reacción.
Otras rutas planeadas incluyen Liverpool a Belfast, que tomaría cinco horas y 20 minutos; Oslo a Estocolmo, en seis horas y media; y Seattle a Vancouver en poco más de cuatro horas.
Un sector decisivo. No es muy distinto a un avión comercial. La aeronave, que puede despegar y aterrizar desde casi cualquier superficie plana, alcanza alturas de 2.100 m y velocidades de hasta 100 kilómetros por hora. Ojo, porque no se trata de un experimento más, esta empresa ya cuenta con el respaldo del gobierno del Reino Unido y con subvenciones de la Unión Europea, por lo que vamos a escuchar hablar sobre el proyecto en los años que vienen. Tiene como objetivo producir alrededor de 12 dirigibles al año a partir de 2025 y respaldará al menos 1.500 puestos de trabajo en la cadena de suministro.
Una carrera de obstáculos. Si bien sería bastante inexacto decir que los dirigibles han sido relegados a la historia, pocos métodos de transporte se han enfrentado a un revés semejante en base a un solo incidente. Cuando LZ 129 Hindenburg se estrelló en 1937, arrasó con toda una industria. Pero no fue del todo así. La Marina de los Estados Unidos continuó usando dirigibles para la guerra antisubmarina durante la Segunda Guerra Mundial. La American Blimp Corporation fabricaba dirigibles para publicidad. Zeppelin en Alemania construyó aeronaves nuevas, más grandes y de alta tecnología. Los ingenieros y pilotos han pasado carreras completas en una industria que se suponía que ya no existía.
Sí, muchos proyectos fracasaron porque fueron exagerados, mal financiados y dirigidos a objetivos inútiles. El hecho de que la tecnología se encontrara todavía en una etapa temprana hizo que fuera fácil pasarla por alto. Se subestimó el desafío de construir aeronaves gigantes. Mientras, el nuevo centro tecnológico de HAV que está escondido en un bullicioso polígono industrial en las afueras de Bedford ha crecido y construido grandes aeronaves para el transporte de mercancías.
El futuro. Gracias a la llegada de nuevos materiales, las aeronaves ya se consideran en todo el mundo para casi todo, desde la expansión de la banda ancha hasta la entrega de ayuda humanitaria. Y también existe una investigación sustancial sobre zepelines basados en energía solar, considerando que podrían volar por encima de las nubes. De hecho, el cofundador de Google, Sergey Brin, tiene una empresa secreta dedicada a los dirigibles. Aunque poco se sabe sobre el proyecto, su idea es transportar mercancías y no personas, y para ello están buscando utilizar un gigantesco dirigible que funcione con una pila de combustible de hidrógeno.
Un estudio científico del International Institute of Applied Systems Analysis de Laxenburg (Austria) planteaba la oportunidad de recuperar los dirigibles. Si prestamos atención a la investigación, estas naves, que podrían medir hasta dos kilómetros de largo, utilizarían la gran corriente de chorro para moverse circularmente por el globo terráqueo. Gracias a ella, los zepelines podrían completar una vuelta al mundo en 16 días con 20.000 toneladas de carga y gastando poquísima energía.
Menos consumo. En HAV comparan el Airlander con un "ferry rápido". Su director ejecutivo, Tom Grundy, decía esto: "Este no es un producto de lujo, es una solución práctica a los desafíos planteados por la crisis climática". Según la compañía, el 47% de los vuelos regionales en avión conectan ciudades que están a menos de 370 km de distancia y emiten una gran cantidad de CO2 al hacerlo. Básicamente, tenemos aviones diseñados para viajar distancias muy largas recorriendo distancias muy cortas. Según cuentan, el Airlander 10 híbrido podría hacer las mismas conexiones con el 10% de la huella de carbono y con emisiones aún menores en el futuro, cuando se espera que los dirigibles sean totalmente eléctricos.
Imagen: Hybrid Air Vehicles
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