Walmart y la censura a Cosmopolitan: el extraño triunfo del #MeToo puritano y conservador

La pasada semana Walmart decidía retirar a la revista Cosmopolitan de las torres de estantería privilegiadas a la salida de la compra. El gigante estadounidense, la cadena de hipermercados más importante del país, accedía así a las insistentes demandas de un grupo puritano y conservador, National Center on Sexual Exploitation, para hacer más "familiar" uno de los espacios más frecuentados de sus tiendas, las cajas de compra. ¿Pero por qué?

Una larga historia. El National Center on Sexual Exploitation llevaba años tratando de ganar un punto mediático así: originalmente nombrado Morality in Media, la organización juzga a Cosmopolitan al mismo nivel que cualquier revista pornográfica, y censura su contenido por la imagen que promueve de la mujer moderna. Una en la que, a su juicio, su "valor" social depende de su habilidad para "satisfacer sexualmente" al hombre y que la reduce a un mero "objeto sexual inanimado".

Un inesperado #MeToo. El argumento puede sonar familiar. Tanto, que la directora ejecutiva de la asociación, Dawn Hawkins, bautizó a su triunfo con un sonoro: "Así es como luce el cambio real en nuestra cultural del #MeToo". Polémica al canto: un grupo puritano y conservador, de raíz religiosa, se apropiaba del movimiento feminista más importante de este siglo en su particular lucha contra el contenido de carácter sexual en los espacios públicos. Un cruce de caminos extraño, pero habitual.

Los agujeros del caso. Para Walmart la historia ha representado un enorme dolor de cabeza. Empezando por lo poco coherente de su decisión: la revista se sigue vendiendo en las estanterías interiores de las tiendas, junto con otras muchas de similar contenido y con similares connotaciones a las de Cosmopolitan, quizá la más representativa del género, pero en absoluto la única. En realidad, es una jugada mediática perfecta en un país habituado a los triunfos puritanos.

¿#MeToo? Nope. Ahora bien, cualquier tentación de emparejar la censura a Cosmopolitan con el actual movimiento feminista trabaja sobre un terreno resbaladizo. Como se apunta aquí, el movimiento #MeToo real no quiere hablar menos de sexo, sino más. La cuestión no es la cantidad, sino el cómo. En ese sentido, Cosmopolitan puede no fomentar una imagen perfecta de la mujer, o al menos no la que aspira a difundir el feminismo, pero sí habla de la sexualidad desde una perspectiva femenina.

Una polémica antigua. La historia ha tenido cierto eco porque, en mitad de las guerras culturales, ha servido de argumento perfecto para remarcar las similitudes entre el puritanismo religioso y el feminismo. En su día hablamos sobre ello en este artículo: pese a ser un debate abierto, lo cierto es que las motivaciones del NCSE y del feminismo moderno son, en realidad, antagónicas. El feminismo busca revisar nuestras actitudes hacia el sexo y las relaciones, no eliminarlas de las esfera pública.

Imagen | Kamil Krzaczynski/Reuters

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