Web3 promete ser la respuesta al "big tech". De momento, está tan centralizada como el viejo Internet

Para el ciudadano medio, la pandemia ha sido un revés, económicamente hablando. Para las Big Tech, ha significado cantidades inimaginables de ganancias. Este año, los ingresos de Amazon se dispararon en un 48,4%. Los de Apple un 54%. En el segundo trimestre de 2021, la anteriormente conocida como Facebook Inc. vio crecer sus ingresos en $29.000 millones. Y los de Google aumentaron un 34,2%. Para complicar las cosas, la autocracia también va en aumento. De hecho, son ahora la norma, según un informe de 2020 publicado por el Varieties of Democracy Institute. Y no es de extrañar que estas estructuras de poder altamente centralizadas tiendan a poner un gran énfasis en el control de Internet.

Para combatir esto, tenemos Web3. Algunos la llaman la próxima fase de Internet. Si fuera una canción, sería Power to the People, de John Lennon. Diseñada para promover las democracias, más libertad y la disolución de las estructuras de poder centralizadas. Pero este sueño poco a poco se va difuminando, convirtiéndose en aquello que quería eliminar.

Web3 es la última palabra de moda de Silicon Valley. La idea de un Internet descentralizado se ha estado trabajando durante la última década con la explosión de las criptomonedas y la tecnología blockchain. Una herramienta que dará poder a las masas, arrebatando el control de conglomerados así como de países poderosos como China y Rusia. En otras palabras, Web3 hará que Internet sea más democrático. El término fue acuñado por primera vez por Gavin Wood, uno de los fundadores de la red de blockchain Ethereum para plantear las posibilidades de la descentralización de internet.

En el estado actual de la red, los usuarios dependen de las grandes tecnológicas y de sus plataformas. Los servidores donde los datos de todos están centralizados pertenecen principalmente a empresas como Amazon, Microsoft y Google. Esto no sólo ocasiona problemas de privacidad, sino que también hace al sistema vulnerable. Los partidarios de la web3 quieren acabar con esto. Y Web3 Foundation es una de las iniciativas que persigue este objetivo. ¿El qué? Volver a la idea inicial de internet, cuando era descentralizada, de código abierto y basada en nodos. Hoy en día, dependemos de los grandes proveedores, pero si alguno de sus servidores se cae, no podemos utilizar apps como WhatsApp, Netflix o Uber.

Tal y como explican varios expertos en este reportaje de Cinco Días, uno de los elementos más interesantes que permitirá la web3 es la participación de sus usuarios. Actualmente, ya existen distintos modelos de gobernanza en algunas plataformas que usan blockchain. Entre ellas, existen las DAO (Organizaciones descentralizadas autónomas), que son comunidades de usuarios que participan de las plataformas y que toman decisiones de forma democrática sobre el futuro de sus plataformas. También están los Consejos o Comités Técnicos, que son grupos de participantes que toman decisiones sobre el desarrollo de los proyectos.

Estos modelos funcionan tanto de forma totalmente democrática entre todos los usuarios o como una especie de junta de accionistas donde se decide el futuro de estos proyectos. Por ejemplo, si Spotify decidiera pasar a la web3, se tendría que democratizar y buscar un sistema de gobernanza donde se decidiría el futuro de la app dentro de una comunidad.

Grandes críticas a un sistema en manos de los poderosos

Pero a este sistema le están saliendo varios críticos durante los últimos meses, que no andan del todo desencaminados en sus quejas. Algunos de ellos son los magnates Elon Musk o el ex CEO de Twitter, Jack Dorsey. Señalan que gran parte de la financiación del sector proviene de fondos de inversión que han visto potencial en los proyectos. Uno de ellos, por ejemplo, es Lightspeed Venture Partners, el fondo estadounidense que fue el primer gran inversor de Snapchat. Lightspeed viene invirtiendo en estos proyectos desde 2013 (casi 500 millones sólo este año).

¿Entonces? Un Internet descentralizado e igualitario puede parecer descabellado, sí, pero ya parece condenado al fracaso. Porque las personas que actualmente invierten decenas de miles de millones de euros en servicios Web3 son empresas de tecnología, desarrolladores de software, capitalistas de riesgo y fondos de cobertura. Mientras tanto, muchas redes blockchain actuales no se distribuyen por igual y están en manos de capitalistas de riesgo y de los primeros en poner capital.

La empresa de cifrado Hashed recaudó 175 millones de euros y los fondos de riesgo Kraken Ventures Fund y Brinc también recaudaron millones. Hace días, Dorsey sugería que Web3 está bajo el control de la industria del capital de riesgo, en particular la firma Andreessen Horowitz, uno de los primeros patrocinadores de Facebook y defensor de Web3. Y algunos medios publicaron que representantes de la firma visitaron Capitol Hill para intentar influir en la regulación de Web3. "No eres propietario de Web3. Los VC y sus LP lo hacen. Nunca escapará a sus incentivos. En última instancia, es una entidad centralizada con una etiqueta diferente", tuiteba.

Mientras tanto, el jefe de Tesla, Elon Musk, dice que Web3 es más una "palabra de moda de marketing" que una realidad. "No estoy sugiriendo que web3 sea real, parece más una palabra de moda de marketing que una realidad en este momento, solo me pregunto cómo será el futuro en 10, 20 o 30 años. 2051 suena increíblemente futurista", escribió en Twitter. Y también preguntaba dónde estaba, para disgusto de los devotos de Web3.

¿Y qué opinan los expertos de todo esto? El Dr. Vasileios Karagiannopoulos, director de Cybercrime Awareness Clinic y profesor en la Universidad de Portsmouth, explicaba en este artículo de TRT World que las tecnologías asociadas con Web3, como blockchain, criptomonedas, IoT, etc, "se volverán atractivas y valiosas para organizaciones y partes interesadas". Y señala que una esperanza de adopción de un Internet gratuito y no corporativo no parece realista. "Las grandes empresas de tecnología y otros consorcios definitivamente intentarán aprovechar la ola de Web3 para promover sus intereses como se espera".

Karagiannopoulos advierte que a menos que ocurran "cambios socioeconómicos revolucionarios a escala global", no puede ver cómo Web3 resultará en una versión de Internet puramente controlada por el usuario. "Es bastante difícil ver alguna forma en la que los conglomerados tecnológicos ricos no encuentren una manera de colonizar el espacio Web3 y ofrecer aplicaciones más atractivas y fáciles de usar a los usuarios con el fin de monetizar esta próxima generación de Internet", explica.

La utopía de Web3 que venden muchos fanáticos dentro de la comunidad de criptomonedas y blockchain merece ser recibida con una buena dosis de escepticismo. Después de todo, incluso si los nuevos inversores terminan construyendo una arquitectura distribuida, se construirá en una plataforma (es decir, una infraestructura centralizada) controlada, al final, por las Big Tech. Si bien el objetivo de Web3 de una Internet democrática y descentralizada es noble, cerrar esa brecha entre la teoría y la realidad puede resultar una tarea ardua, si no imposible.

Imagen: Unsplash

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