Un youtuber dice haber revelado el misterio de Starlite, el súper material que puedes fabricar en tu cocina

En 1993, un programa de la BBC sometió un huevo recubierto por una misteriosa pasta blanca a la llama de un soplete durante varios minutos. La sustancia blanca resistió la llama, y cuando el presentador cascó el huevo que estaba debajo, demostró que el calor del soplete no le había afectado y seguía crudo. El creador de este material fue Maurice Ward, un peluquero británico con una gran afición por los experimentos. Lo bautizó "Starlite". Starlite era una pasta de color blanco que en diversos experimentos se vio que podía resistir temperaturas de hasta 10.000 grados Celsius. Ward era un inventor tan celoso que, a pesar de dejar que la NASA y otros organismos evaluaran la resistencia de su material, nunca reveló su composición ni dejó muestras para que fueran analizadas.

Cuando Ward murió, en 2011, muchos dijeron que se había llevado su secreto a la tumba. Hasta que hace dos semanas en el canal de YouTube de ciencia y experimentos caseros NightHawkInLight, Ben, su autor, desveló una posible receta para este material.

En el vídeo, Ben cubre su mano con una delgada capa de un material blanco mientras apunta con un soplete. Solamente unos milímetros de esta pasta se interponen entre su mano y la llama. Rápidamente, la superficie del material en contacto con la llama se oscurece y empieza a carbonizarse. Sin embargo, su mano no parece estar sufriendo quemaduras. Cuando deja el soplete, toca la superficie carbonizada, sin quemarse, y rompe con las manos la capa blanca, que cede sin mayor problema.

El material revolucionario que podría fabricar un preescolar

El autor del vídeo explica que a raíz de ver el documental sobre Starlite, se dio cuenta de que él mismo había hecho experimentos parecidos. El mecanismo principal que se ve en las demostraciones originales de este material es una espuma carbonizada en la superficie de Starlite. Esta espuma carbonizada es el mismo mecanismo que el youtuber utilizó en sus vídeos donde una serpiente de carbón crece sobre un plato en respuesta al calor.

La pasta de esta versión de Starlite es una simple mezcla de bicarbonato, harina de maíz y cola blanca de manualidades. Según el autor, no es necesaria mucha precisión en la receta para conseguir un material resistente a altas temperaturas. Medio vaso de harina de maíz, un 10% de bicarbonato y añadir cola blanca, a ojo, hasta conseguir una pasta con una textura similar a la plastilina. Aunque recomienda secar la pasta antes de probarla, para evitar que la humedad actúe como conductora del calor de la llama, se puede utilizar inmediatamente.

¿Cómo funciona este material? Primero hay que entender cómo se queman las cosas. Para que algo combustione necesitas tres elementos: oxígeno, calor y un material combustible. Por ejemplo, en una hoguera, el oxígeno proviene el del aire, el calor lo proporciona la llama de la cerilla y el material combustible son los trozos de madera. Una vez la madera ha combustionado del todo, ésta desaparece, y sólo nos quedan unas pocas cenizas en su lugar. La mayor parte de la madera se ha convertido en dióxido de carbono (CO2) y se ha ido en forma de humo hacia la atmósfera.

Analicemos el vídeo. Al principio se puede observar cómo al dirigir la llama a la pasta blanca, esta se empieza a quemar. Se vuelve de color negro y vemos unas burbujas en la superficie. Sin embargo, esta pasta no acaba de quemarse del todo como sí le sucede a la leña en una hoguera. ¿Por qué no?

Calentar la superficie de este material hace que el carbono de la harina de maíz se queme, formando un exoesqueleto de carbón, la parte negra. Este exoesqueleto de carbón es el resultado de una combustión parcial; es decir, la harina de maíz no se acaba de convertir en dióxido de carbono y se mantiene como carbón en la superficie. El carbón es un material muy resistente al calor: aguanta temperaturas de hasta 3.550 °C sin fundirse. Esta capa protege el resto del material y evita que el calor directo de la llama lo acabe de carbonizar completamente.

Calentar el bicarbonato de la mezcla hace que se descomponga en CO2, y este presiona a través del exoesqueleto de carbón y así se evita el acceso del oxígeno necesario para la combustión completa. Esta expansión hacia afuera también aleja aún más la llama de la pasta que aún no se ha quemado, y protege la mano que está debajo.

Además, a medida que el soplete calienta el material, la espuma carbonizada de la superficie emite este calor casi inmediatamente en forma de radiación. Al detener la se puede ver cómo la superficie está incandescente por el efecto del calor, pero este color rojo se disipa en apenas un segundo.

Si calentaras un metal de la misma manera, se mantendría incandescente y caliente durante mucho rato. Esto lo podemos comprobar en una forja, cuando se hacen herramientas a partir de metales como el hierro. La capacidad del carbón de disipar el calor inmediatamente contribuye a proteger la mano que se encuentra debajo de la capa de este material. Si no expulsara el calor de manera tan rápida, se iría calentando y se desharía o acabaría transfiriendo el calor a la mano, provocando quemaduras.

Es la combinación entre el resistente carbón de la superficie, la ausencia de oxígeno, la presión del CO2 y el calor disipado el motivo por el que apenas unos milímetros de este material pueden proteger cualquier objeto de una llama de unos 1.000º-2.000º C de temperatura. Este vídeo muestra que Ben es capaz de derretir monedas de cobre encima de su mano sin quemarse.

Si este material tiene todas estas ventajas y es tan sencillo...

¿Por qué no ha revolucionado aún la industria del aislamiento?

Probablemente por dos razones principales. La primera es que la estabilidad de este tipo de material probablemente sea muy baja. En un entorno húmedo, la composición de la harina de maíz y el bicarbonato se alteran y pierden propiedades, por lo que no parece muy seguro a largo plazo.

No sabemos exactamente qué composición tenía el prototipo original, pero por las imágenes de los experimentos parece bastante similar. Resulta extraño que, con el interés que suscitó y la cantidad de experimentos que se realizaron con él, no se acabara por desarrollar ni tan solo un prototipo por parte de alguna de las empresas interesadas.

Quizás, la obsesión del inventor original de no dejar que los investigadores analizaran el producto era una manera de esconder sus imperfecciones. La simplicidad de la fórmula puede estar también detrás de la paranoia de Ward. No dejar que los investigadores analizaran la composición de Starlite ¿era para impedir que se dieran cuenta de que cualquiera podía fabricar este producto en su cocina?

El inventor solía repetir en entrevistas que si le entregaba la formulación a los potenciales inversores para que la probaran… ¡se acabaría el negocio para él!

La segunda razón es que es un producto bastante frágil y no parece aguantar impactos considerables. Sustituir por Starlite las placas de cerámica que revisten el escudo térmico de los cohetes o vehículos de la NASA no parece la mejor idea.

Pero ¿es este material el mismo que el del Starlite original? No es posible saberlo, en parte porque el inventor original no dejó constancia de su fórmula, y también porque este resultado se puede obtener con diversos materiales. El autor del vídeo ha comentado que, si hay suficiente interés, hará uno de continuación en el que enseñará otras composiciones y posibilidades. Estamos impacientes por ver qué más se puede conseguir.

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