Un youtuber se pasó más de 264 horas sin dormir en directo para batir un récord. La ciencia tiene malas noticias para él

  • Norme se propuso ganar un récord que Guinness ya no supervisa en gran parte por sus riesgos

  • Los expertos advierten de sus efectos negativos para la salud y el tiempo que lleva recuperar el déficit

Norme89
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Que el Guinness World Records es territorio abonado para gente dispuesta a romper las plusmarcas más excéntricas del planeta, como la de pasar el mayor tiempo posible sumergido en hielo, cubrirse de abejas o patinar con las manos, no es ninguna novedad. Pero incluso en el loco universo Guinness hay límites. Desde 1997 sus jueces no aceptan las propuestas de quienes aspiran al título de "persona que más tiempo pasa sin dormir". El motivo es bastante sencillo: además de difícil, resulta peligroso. La privación de sueño acarrea riesgos y a ahora mismo el récord está ya en una marca delirante de 453 horas y 40 minutos, casi 19 días seguidos.

Eso no ha impedido a Norme, un streamer australiano, aceptar al desafío.

El streamer que no se va a cama. Podrá discutirse si ha tenido más o menos éxito en su empeño de batir el récord de vigilia o si su intento es o no válido, pero desde luego algo sí ha logrado el streamer Norme con su temerario desafío: fama. El youtuber, que supera los 1,2 millones de suscriptores en su canal, se ha colado en medios de medio mundo tanto por lo peculiar del reto como por lo accidentado que ha resultado su ejecución, marcada por baneos y una visita de la policía.

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Pero… ¿Qué se proponía? Alzarse con el "récord" de vigilia. Más o menos. Su objetivo era alcanzar las 265 horas, más de 11 días, lo que le permitiría superar el récord alcanzado en 1964 por Randy Garner, quien sin más estimulantes que unos tragos de Coca-Cola, altavoces y duchas frías, se mantuvo despierto 264 horas.

Las comillas las usamos porque, por sorprendente que parezca, la historia plusmarquista de la vigilia es bastante más complicada. Con 265 horas, Norme podría presumir de vencer a Garner, pero no a otros recordman citados por el Guinness World Records y que ya han pulverizado la marca de las 264 horas.

En los años 60 otro joven californiano, Jim Thomas, permaneció despierto 266 horas y 30 minutos, un mes después un finlandés se echó 267 horas sin tocar la cama y, tras otras plusmarcas a cada cual más delirante, en 1986 Robert McDonald consiguió imponerse al estar 453 horas y 40 minutos, la friolera de casi 19 días, sin conciliar el sueño. Dexerto explica que si el youtuber australiano se fijó en la marca de Gardner es porque su objetivo era superar un récord "sin estimulantes".

Sin sueño y sin aburrirse. Quizás la perspectiva de ver cómo un joven australiano se pasa más de 264 horas luchando contra el sueño ante la cámara no resulte especialmente atractiva, pero para ser justos el reto de Norme ha sido de todo menos aburrido. Y no solo porque contara con la colaboración de su hermano, Don, quien lo ayudaba a mantenerse despierto con agua o invitándole a dar paseos.

El polémico reto estuvo marcado por las interrupciones. YouTube acabó bloqueando la retransmisión, lo que llevó a Norme a dirigirse a Kick, donde también acabó baneado. Para completar el desafío ante unos  9.000 espectadores —llegó a alcanzar picos de más de 40.000— tuvo que recurrir a Rumble.

Por si esos saltos de plataforma —que le obligaron a pasar breves períodos alejado de las cámaras— no fueran curiosos de por sí, Norme recibió una visita de la policía y una ambulancia por el riesgo que el reto suponía para su salud.

¿Y lo consiguió al final? Lo que consiguió fue una retransmisión viral de casi 265 horas y superar las 264 horas en directo supuestamente sin conciliar el sueño. Que eso sea un récord válido puede debatirse. Y no solo por el tiempo que estuvo alejado de las cámaras. Su marca supera la de Gardner, pero el propio Guinness World Records explica que desde entonces el récord se ha superó varias veces.

La primera vez se elevó a 266 horas y 30 minutos. Y más tarde, de forma sucesiva, a 276 horas, casi 283, 288, 449 y finalmente los sorprendentes 453 horas y 40 minutos alcanzados por Robert McDonalds en California en los años 80.

Cuando se lo han recordado a Norme en X, él se ha limitado a cuestionar esa último plusmarca: "Me propuse batir el récord sin usar estimulantes. Ese tipo consumía cafeína y los adictos a la metanfetamina han pasado meses sin dormir". Debates aparte, algo sí está claro: Guinness dejó de certificar esa marca hace casi 30 años, con lo que no es probable que Norme haya contado con un verificador.

¿Tan perjudicial es para la salud? Una de las ventajas de que haya gente que haya pasado más de 250 horas en vela es que tenemos demostraciones prácticas de cómo esa vigilia prolongada afecta a nuestra salud física y mental. Gardner, el plusmarquista de 1964 al que quiso superar Norme, deja un buen ejemplo.

El doctor Dement, quien se encargó de supervisar a Garnder durante sus últimos tres días de prueba, comprobó que las capacidades analíticas, percepción, memoria y control motor del joven "se vieron afectados en diversos grados" por el cansancio. Al cuarto día el aspirante a recordman ya padecía de hecho alucinaciones, delirios y tenía mermada su capacidad para prestar atención. "Empezó el cuarto o quinto día y fue empeorando. Era casi como un Alzheimer precoz provocado por la falta de sueño", reconocería muchos años después, en 2017, el propio Gardner.

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Pérdida de peso y memoria. ¿Dejan pruebas tan extremas secuelas permanentes? Guinness World Records recuerda que Gardner en concreto no pareció sufrirlas, aunque décadas más tarde, con 60 años, desarrolló insomnio. Durante su desafío de más de 453 horas, aún más extremo, Robert McDonald llegó a perder peso y él mismo ha reconocido que tiene lagunas y le cuesta recordar algunos momentos de aquellos días. Tampoco él parece haber sufrido efectos permanentes por la privación de sueño, anota la organización del Guinness.

Sea o no así, los expertos llevan tiempo advirtiendo que un descanso adecuado resulta "fundamental" para la salud y tiene efectos a nivel cardiovascular e incluso metabólico. "Durante los períodos de insomnio, se acumulan peligros ocultos para la salud que no se pueden ocultar con un corrector ni revertir con cafeína", señala la doctora Foldvary-Schaefer en Clevend Clinic: "Todo, desde el sistema cardiovascular hasta el sistema inmunológico, sufre el impacto".

El propio Guinness Record dejó de validar el título ante las pruebas de que el déficit de sueño resulta perjudicial tanto a nivel física como mental. La plusmarca se complica además por la dificultad para controlar los "microsueños" o a quienes padecen insomnio total (agrypnia excitata). "Es probable que una desafortunada víctima de esta condición fuera el poseedor involuntario del récord".

Un récord arriesgado. Que la falta de sueño afecta de forma directa y perjudicial a nuestra salud es algo que atestigua abundante literatura científica. El NIH advierte por ejemplo que un mal descanso y la falta de sueño puede causar problemas de aprendizaje, concentración y reacción, altera la capacidad para tomar decisiones o recordar, manejar emociones o adaptarse a los cambios.

Hay investigaciones que van más allá y advierten de algo que debería tener en cuenta Norme o cualquier otro aspirante a "campeón de la vigilia": la privación de sueño puede afectar al sistema inmunitario, aumenta la probabilidad de contraer enfermedades y ralentiza la recuperación. Ahora el streamer australiano muestra en Rumble en Rumble cómo es su proceso para volver a descansar tras estar casi 12 días en vela; pero la ciencia vuelve a tener otra mala noticia para él: el déficit de sueño no se recupera fácilmente. No llega con una buena noche de descanso.

Difícil la vigilia, difícil la recuperación. Hace unos años un equipo de científicos realizó un estudio que demostró que recuperarse de la falta de sueño lleva más tiempo de lo que se creía. Incluso entre personas jóvenes. Los expertos analizaron a 13 personas de entre 20 y 30 años que se habían pasado diez días durmiendo un 10% menos de lo que necesitaba. Al cabo de siete noches de descanso ninguno había logrado reponerse por completo a nivel cognitivo.

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